Pautas para mejorar la flotabilidad
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Pautas para mejorar la flotabilidad
Pautas para mejorar la flotabilidad

En un pasado artículo titulado » Ideas no intuitivas: SOBRE LA FLOTABILIDAD EN EL BUCEO «, se analizaron los distintos enfoques generales sobre lo que es y lo que se entiende por flotabilidad en el ámbito del buceo recreativo. Convendría leerlo antes de proseguir, si no se ha hecho ya.

Muy recientemente, una buena amiga pidió bucear con quien esto escribe para mejorar su flotabilidad.

Pensando en algo que realmente fuera útil, lo que se hizo fue una inmersión normal pero pautada y reproducible en casi cualquier otra inmersión normal, que el buceador podrá transformar en un ejercicio continuo de flotabilidad, sin depender de nadie. Se trata de no dar un pez, sino de enseñar a pescar, como dirían los chinos, que son listísimos.

Este artículo está destinado a buceadores novatos pero que al menos ya tienen algunas pocas inmersiones en su haber, no a principiantes absolutos.

Nuestra amiga esperaba lo habitual en estos caso, esto es, bajar a alguna plataforma de arena somera y cómoda para allí realizar las consabidas prácticas, al principio apoyando las aletas en el fondo hasta lograr mantenerse para luego hacer algunos ejercicios pasando por aros u otros aditamentos, a modo de foca amaestrada. Véanse a continuación algunos ejemplos de lo que se les hace hacer a veces a los aspirantes a buceadores «Avanzados».

Ejercicios de flotabilidad al uso
Ejercicios de flotabilidad al uso

A veces todo esto llega al paroxismo, como se puede ver en el siguiente vídeo, sobre todo al final:

Más «ejercicios» de flotabilidad

Cuando se ven este tipo de cosas, se tienen unas ganas irrefrenables de premiar al alumno echándole una sardina además de certificarle.

Esto recuerda la época pretérita en que para aprobar el examen de conducción para motocicletas las autoridades de Tráfico pedían circular sobre un estrecho tablón de madera durante 15 -20 metros sin salirse de él. Si se superaba ésa y otras pruebas similares, se obtenía el permiso (que habilitaba para conducir hasta motos de carreras). Era un fábrica de conductores sin idea alguna de circular con una moto, pero habilidosísimos sobre tablones, evitando conos y similares. Afortunadamente todo esto pasó, aunque parece que en el buceo persiste esa mentalidad obsoleta.

En BUCEO RACIONAL obviamente no creemos en la eficacia de ese sistema, por muy extendido que esté y aunque sea el estándar de las certificadoras mayoritarias. Siendo muy benévolos, este tipo de demostraciones se quedan en eso: demostraciones de sentido más que dudoso. Y todo en una sóla inmersión.

¿No sería preferible algo distinto a este tipo de ejercicios irreales a baja profundidad? ¿Algo que además el buceador pudiera practicar en cada una de sus futuras inmersiones, incluso sin supervisión?

Por ello, aquí se propondrá realizar recorridos de complejidad creciente en escalonamientos de profundidad de mayor a menor, iniciándolos siempre en unas determinadas condiciones recurrentes, de la manera que a continuación de explicará.

A estas alturas del blog, no debiera ser necesario decir que un adecuado lastrado es importantísimo para la consecución de estos objetivos. Hay que dedicar todo el tiempo que haga falta (sí, el que no hay en los cursos) a lastrase adecuadamente, tanto en el peso total como en su distribución a lo largo del cuerpo. (Próximamente se dedicarán en este blog una serie de artículos a este tema).

Porque es imprescindible partir de una posición de verdadera flotabilidad neutra. Esto no es tan evidente como en principio pueda parecer, puesto que las interferencias del movimiento de piernas y brazos para mantenerse y equilibrarse enmascaran la falta de neutralidad en el agua, ocasionado dificultades que el buceador no sabe de dónde vienen. Más adelante se tratará esto.

Antes de la inmersión, se deben establecer y explicar a la «víctima» las premisas y ejercicios con los que se va a trabajar. Ésta debe ser en todo momento consciente de lo que se hace y, sobre todo, de porqué se hace. Poner a alguien a hacer ejercicios sin ton ni son, sin estructura ni propósito declarado alguno es muy ineficiente. Y más si se trata de ejercicios que luego muy poco o nada tienen que ver con una inmersión real.

La comprensión de los objetivos son un elemento didáctico fundamental y cuanto más estructurada y comprendida esté su secuencia, mejor.

¡Prohibido tocar el fondo ni apoyarse en ninguna piedra! No parece necesario explicar nada al respecto en este blog.

En este ejemplo que tratamos, se informó sobre el propósito de trabajar sobre la base de llevar una postura razonablemente horizontal (trim), aunque cueste al principio y asumiendo todas las imperfecciones iniciales. La posición de todas las partes del cuerpo se incluyen en el concepto de buena flotabilidad (ver el artículo mencionado). La verticalidad recreativa (posición de buddha y demás lindezas), descartadas. La frecuente posición de hippocampus o caballito de mar, para el hipódromo.

Esto implica recordar previamente a la víctima la existencia de una ignota válvula de exhaustación en la parte inferior izquierda de su chaleco o ala, que probablemente no haya sido utilizada casi nunca, para cuyo uso deberá enfatizar su incipiente posición horizontal y sacar un poco el culete. El manejo de la válvula de exhaustación de la tráquea o la del hombro, queda reservado para el primer metro del descenso inicial y descartado para el resto de la inmersión. (Si se tiene en la cabeza que no se puede utilizar la tráquea, se tenderá a acentuar la horizontalidad).

Un error muy frecuente en los novatos es que manejan las válvulas demasiado violentamente, sacando o introduciendo mucho gas en cada ejecución. Ello produce vaivenes hacia arriba y hacia abajo que sumen en un cierto descontrol. Hay que insistir mucho en utilizarlas muy comedidamente, de poquitos en poquitos, para lo cual la posición de partida neutra es indispensable.

El objetivo para lograr una posición horizontal razonable pasa por intentar paliar el mal que asola la flotabilidad del buceo recreativo (divemasters e instructores incluidos, salvo honrosas excepciones): la propulsión como base para la postura y la flotabilidad.

Así pues, segunda «prohibición»: la flotabilidad no debe depender de la propulsión, en la medida de lo posible. Y nada cuando se consiga la verdadera flotabilidad estática en el futuro. Las patadas se reservan para el desplazamiento, sólo horizontal y voluntario. ¡Casi nada! Difícil, pero el buceador debe ser consciente de este propósito desde el primer día, aunque esté muy lejos de conseguirlo todavía.

Al igual que con las piernas, el aleteo con los brazos para equilibrarse debe ser evitado. Para ello, se sugiere una postura permanente con los brazos adelantados, algo abiertos y sin movimiento, para dificultar la rotación involuntaria sobre el eje del buceador (hacer el croissant, en la jerga).

Cuando alguien se equilibra sistemáticamente moviendo manos y brazos, se le puede dar un carabinero o mosquetón doble ─ o similar ─, para que lo lleve continuamente delante de él sujeto con los dedos pulgar e índice de cada mano, impidiéndole el movimiento.

Carabinero
Carabinero para dificultar el movimiento de manos

Esta restricción se revela muy efectiva después de algunas inmersiones en que acabará harto del carabinero. La admonición «¡ Al que mueva las manos para estabilizarse, le corto los brazos !» también ayuda.

Así pues, tercera prohibición: nada de mover las manos para equilibrarse, al menos en tramos rectos. Los giros sin manos ya vendrán.

Generalmente los ejercicios de flotabilidad al uso se realizan en plataformas someras, a poca profundidad. Pero, salvo que sea adepto al masoquismo, esto no parece lo mejor.

El lector ya sabe que el gradiente de presiones es mayor cuanto más cerca se está de la superficie, de tal manera que un error en la cota tiene mucha más efecto en zonas someras que a profundidad. Cuanta menos profundidad, más difícil, así que dejemos la dificultad para el final, cuando se haya logrado controlar lo fundamental.

Por ello, al principio habrá que descender a la mayor cota que sea posible, dependiendo de la capacitación de la víctima, pongamos a 18-20-25 m. Allí todo será más fácil.

Conforme se vayan realizando los ejercicios previstos y completándose los objetivos, iremos subiendo de cota y haciendo progresivamente más complicadas las condiciones. Al revés de lo que se hace normalmente.

De esta manera, se realizan ejercicios primero a -25 m, luego a -20 m, a -15 m, a -10 m y, sólo al final, a – 5m, en un escalonamiento sucesivo.

Cuando se cambia de cota de una manera relevante (algunos metros), normalmente la cantidad de gas del chaleco o ala no llega lo suficientemente ajustado a la nueva profundidad, provocando que el buceador sea levemente positivo o negativo. Se notará más incómodo y que todo va más desajustado que antes, sin saber porqué. Todavía no sabrá compensar esa diferencia intuitiva y automáticamente, por lo que ello le impedirá realizar correctamente el desempeño previsto para esa cota. Así pues, la idea es que, llegados a cada nuevo escalón de profundidad, el buceador debe pararse, estabilizarse de nuevo y lograr la neutralidad desde cero.

Para ello, al principio empleará unos segundos o algún minuto quedándose completamente inmóvil (intentando no tocar el fondo ni apoyarse en nada) y con una cantidad de gas media en sus pulmones, sin tenerlos ni hinchados ni vaciados. En unos segundos notará que se va hacia abajo o hacia arriba y, en ese momento, deberá utilizar su hinchador o su válvula para ponerse en flotabilidad neutra hasta conseguirlo. Sólo alcanzado ese punto de partida, se proseguirá el recorrido previsto.

Esto se hará en cada escalón o de tanto en cuanto.

Logrado ese punto de partida de flotabilidad neutra y sin moverse del sitio en el que se esté, se comprobará cómo se asciende hinchando los pulmones y posteriormente cómo se desciende, hasta la posición inicial. Esto también debe ser repetido en cada escalón.

Como hemos dejado los aros a las focas, trazaremos (con hilo, con indicaciones o simplemente visualizando) un recorrido ─ recto al principio ─ que se realizará muy próximo a los fondos, para tener referencias visuales claras, en el que deberán haber obstáculos (rocas o vaguadas) que impliquen el uso de los pulmones para superarlos. Al principio, mejor elegir obstáculos pequeños, fácilmente superables con una única inhalación o exhalación; luego, obstáculos más prominentes que impliquen varias consecutivas para superarlos. Posteriormente el recorrido se puede complicar todo lo que se quiera con cambios de dirección, etc.

Obviamente la propulsión sólo puede servir para el desplazamiento horizontal. No se debe emplear para superar los obstáculos inclinando el cuerpo hacia arriba y aleteando.

La idea es trasmitir que, a una profundidad dada, la flotabilidad «gruesa» se consigue con el dispositivo de flotabilidad, pero que la fina se debe principalmente a los pulmones.

Es importante que estos recorridos se hagan extremadamente despacio, precisamente para minimizar el impacto de la propulsión tanto en la flotabilidad, como en la postura. A velocidad «en que se te suban encima las holoturias«, como dice un buen amigo .

Algo que el buceador novel suele tardar mucho en tener en cuenta ─ porque nadie se lo ha contado ─ es que el tiempo de reacción a una acción en el agua es mucho mayor que en la superficie.

Concretamente, cuando el buceador en flotabilidad neutra inspira para subir … parece que no ocurre nada. Al principio no se mueve. Y piensa que está haciendo algo mal cuando lo único que tiene que hacer es esperar unos breves segundos para empezar a moverse. Quizá vuelva a inspirar de nuevo para obtener el resultado, que entonces resultará excesivo.

Paciencia. Es necesario asimilar que todo en el agua es a cámara lenta. Las reacciones tardan un poco más en producirse, pero llegan. Es importante acostumbrarse a ello para progresar en el dominio de la flotabilidad.

Desde hace ya muchos años, el uso del vídeo se ha vuelto imprescindible para la mejora de la técnica de cualquier deporte o actividad física.

Así pues, la filmación total o parcial del sujeto que practica para posteriormente ponerla en común con alguien más experto, que comente sabiamente luego lo que se visualiza en él, es una herramienta fundamental que se recomienda encarecidamente.

En opinión de este Autor, una simple GoPro debiera estar siempre en el bolsillo de cualquier instructor que se precie.

Como fin de fiesta, después de haber repetido lo anteriormente dicho ya a una profundidad de entre 3 y 5 m, queda el ascenso final a la superficie que, por supuesto, se ha de intentar hacer sin cabo ─ si las condiciones lo permiten ─.

Es muy importante grabar a fuego en cada cerebro subacuático que los últimos metros son los más críticos y que hay que recorrerlos a una velocidad especialmente baja. La menor de la que se sea capaz. Y ello requiere un especial control ya que, como se ha dicho al principio del artículo, son los más difíciles puesto que el gradiente de presiones es máximo.

Al principio, costará. Y quizá no se sea capaz en un tiempo. Pero para eso está la práctica.

No nos cansaremos de repetirlo: la flotabilidad es la base en la que se cimenta el buceo. Sin control de flotabilidad, no hay nada.

Como se ha dicho, las pautas indicadas sirven para transformar una inmersión cualquiera en un ejercicio completo de flotabilidad. Aunque conviene siempre practicar bajo la dirección de un ojo más experto, el lector que quiera seguirlas puede hacerlo individualmente con una mínima colaboración de quienes le acompañe.

Quizá el lector se le ocurran nuevas variantes. O distintas pautas. Se le anima a ponerlas en práctica y a comunicarlas al resto de lectores de este blog. No importa. Porque de lo que se trata es de convertir cada inmersión en una oportunidad de mejora de la flotabilidad siguiendo un sistema recurrente, de complejidad variable a voluntad y lógico.

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6 comentarios sobre “

Una inmersión, una oportunidad:

PAUTAS PARA MEJORAR LA FLOTABILIDAD (I)”

  1. Gracias por el artículo , lo de grabarse es muy útil , la familia y yo cuando buceamos siempre dedicamos unos minutos a grabarnos entre nosotros para ver las taras de flotabilidad que no son pocas , por lo general en la plataforma cuando hacemos la parada de seguridad . seguimos mejorando jeje

    un abrazo grande

  2. Buenos días,

    Lo primero, muchas gracias por este blog; es una maravilla. Yo me he iniciado en este mundo desde hace unos pocos meses, he realizado el curso básico y un curso de «iniciación al buceo técnico» o, como yo le llamo, «iniciación a aprender a bucear y aletear fuera de la piscina».

    Al mismo tiempo he ido intentando aplicar los conocimientos del autor a cada una de mis inmersiones (18 hasta la fecha) con grandes resultados pero, aunque todo el que bucea conmigo y mi pareja dicen que lo hacemos «como expertos» siempre me he visto muy flojo en controlar la flotabilidad. Esta guía práctica me parece genial para empezar a aplicar en mis siguientes bajadas, aunque creo que para poder aplicarlo todo al 100% hemos de bajar sin los guías y, por ende, hemos de bucear un poco más en la misma zona para conocerla mejor.

    Aún así, repito, muchísimas gracias por compartir tus conocimientos.

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