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Empecemos por una idea que todo buceador debiera tener clara desde que se sumerge en el agua por primera vez:

LA FLOTABILIDAD ES LA BASE DE LA TÉCNICA EN EL BUCEO.

Es la cimentación de un edificio en el que, fallando ella, todo se resquebrajará. Tanto más, cuanto más alto se construya.

Dada su importancia, sobre la flotabilidad en el buceo versan multitud de conversaciones entre buceadores. Sin embargo, ¿se tiene claro qué es la flotabilidad?, ¿es una misma cosa para todos o existen distintos paradigmas sobre cómo debe ser? ¿Hay distintos caminos para conseguir una buena flotabilidad?

Algunas precisiones semánticas iniciales

El concepto general de flotabilidad

La R.A.E. define flotabilidad de la siguiente manera:

flotabilidad

1. f. Capacidad de flotar.

flotar

1. Mantenerse [un cuerpo] en equilibrio sobre la superficie de un líquido o en suspensión en un gas.

flotación

1. f. Acción y efecto de flotar.

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A veces las definiciones de la R.A.E. no son un prodigio de precisión. ¿Sólo flota el cuerpo que está en la superficie de un líquido?, entonces ¿dónde encaja la expresión «flotar entre dos aguas»? ¿Por qué para que flote un cuerpo es distinta la situación si está en un líquido o en un gas, siendo ambos fluidos?

En otros diccionarios ampliamente utilizados se podrá encontrar que «la flotabilidad o empuje hacia arriba, es una fuerza ascendente ejercida por un fluido que se opone al peso de un objeto parcial o totalmente sumergido». Es decir, se identifica la flotabilidad de un cuerpo sólo con la fuerza ascendente dependiente del líquido desalojado pero independientemente de su peso.

El concepto de flotabilidad en el buceo

Todas las anteriores definiciones no corresponden al concepto de flotabilidad que se utiliza en el mundo del buceo.

En él y aunque todo se puede discutir y matizar habida cuenta de la naturaleza del lenguaje, más preciso sería decir que la flotación es la fuerza vertical a la que está sometido un cuerpo cuando permanece en un fluido, resultante entre fuerza ascensional (Principio de Arquímedes) y peso. Y que la flotabilidad es su capacidad o tendencia a ser desplazado por dicha resultante en un momento dado.

Aunque sea algo muy básico, se recordará que todo cuerpo sumergido está sometido a TRES tipos de fuerzas:

– En todas direcciones, a las fuerzas que ejerce la presión ambiente (del fluido). No afecta a su posición porque se anulan entre sí;

– hacia abajo, su propio peso, dependiente de su densidad media y de su volumen;

– hacia arriba, a una fuerza de empuje ascensional que depende, siguiendo el principio de Arquímedes, del volumen y densidad del fluido desalojado por el cuerpo (en nuestro caso agua dulce o salada).

Dependiendo de la resultante entre las dos últimas -ambas verticales pero contrapuestas-, el cuerpo tenderá a emerger (flotabilidad positiva); se mantendrá en una posición constante en el interior del fluido (flotabilidad neutra), o tenderá a hundirse (flotabilidad negativa).

Entonces, si es una fuerza o una tendencia a ser desplazado en un líquido, ¿qué sentido tiene decir que un buceador tiene «buena o mala flotabilidad»?

Dado que la capacidad de flotar de un buceador es variable y modificable a voluntad gracias a los cambios en su volumen derivados de su respiración, de su dispositivo de flotabilidad -chaleco o ala- y eventualmente de su traje, en el mundo del buceo se llama flotabilidad tanto la mencionada tendencia física a ser desplazado en un líquido en un instante dado (sea positiva, negativa o neutra), como a la habilidad del buceador para controlar su profundidad a voluntad en todo momento.

Es decir, generalmente cuando se habla de flotabilidad, a menos que se especifique que se habla de una fuerza con un sentido concreto, de lo que en realidad se está hablando simplificadamente es del CONTROL DE LA FLOTACIÓN. Es una obviedad que sólo desde este punto de vista tienen sentido las habituales afirmaciones sobre tener «buena» o «mala flotabilidad».

El problema es que si de lo que se habla es del control, éste incorpora habilidades y requerimientos (distintos en cada nivel de buceo) que pueden no tener que ver con el mero concepto físico de flotabilidad.

Conceptos añadidos

Sin ayuda de manos y aletas, hay muchos buceadores que son capaces de permanecer estables si están erguidos o verticales, pero no lo son si intentan ponerse horizontales. Aun así, si la profundidad de su centro de gravedad fuera la misma en ambos casos, su flotación general no varía. En tal caso, ¿por qué en determinado nivel de buceo se consideraría que esos buceadores no tienen un buen control de la flotabilidad?

La respuesta es que, en un escalón superior, para tener una «buena flotabilidad» se estima necesario también tener un buen control de la postura, es decir, de la posición relativa de tronco, cabeza, brazos y piernas respecto del centro de gravedad, no sólo de éste. ¿Por qué esto debiera incluirse en el concepto de flotabilidad? Pero todavía hay más.

Otros buceadores son capaces de mantenerse estables a profundidad constante en cualquier postura, pero no son capaces de hacerlo sin sufrir desequilibrios que resultan en adelantarse o atrasarse involuntariamente, es decir, no lo logran sin desplazarse en otras direcciones distintas de la vertical. Nuevamente, muchos dirían que eso es un defecto «de flotabilidad».

Y, sin embargo, por definición la flotabilidad atañe únicamente a los desplazamientos en la vertical. Ahora se confunde el control de la flotación con el control de la posición, introduciendo -quizá indebidamente- un nuevo requisito en ese saco con etiqueta que pone «flotabilidad» y en el que parece cabe todo.

El Autor preferiría que se llamara flotación al estado físico instantáneo; flotabilidad a su tendencia inmediata; control de flotabilidad a la habilidad del buceador respecto al mantenimiento voluntario de su profundidad; control de la postura al relativo a la posición de tronco, cabeza y extremidades respecto del centro de gravedad y, eventualmente, horizontalidad o «trim» a su mantenimiento en el caso de ser horizontal (se supone que con una adecuado control de la flotabilidad); y, finalmente, control de la posición a la habilidad del buceador respecto de los desplazamientos en cualquier dirección distinta de la vertical -o incluyendo ésta, según los casos-.

Esta manera tendría la ventaja de ser más exacta, pero el inconveniente de ser de premiosa utilización en la conversación común, por lo que tampoco hay que poner demasiados inconvenientes en simplificar y sumarse a la corriente general llamándolo a todo «flotabilidad«, aunque no sea lo correcto, cosa que se hará en el presente artículo (pero con entrecomillado para evidenciar que en realidad se habla de más cosas). Llámele el lector como quiera, pero quédese con los conceptos, que es lo importante.

«Flotabilidad dinámica» y «flotabilidad estática»

La flotación como tal involucra únicamente a dos fuerzas verticales (ascensional y peso). Y, en un momento dado, éstas dependen de magnitudes constantes (densidades del cuerpo y del líquido) y variables en el caso del buceador (volumen). (A estos efectos no consideramos como variable el peso del gas que se respira).

Por tanto, su control debe depender exclusivamente del volumen en cada momento del buceador y su equipo, esto es, de su volumen pulmonar (respiración) y de su dispositivo de flotabilidad (chaleco o ala) SIN INTERVENCIÓN de fuerzas distintas.

Desde el punto de vista de la técnica y de su aprendizaje, se puede diferenciar el control de la flotación en movimiento («flotabilidad dinámica») o estando parado o inmóvil («flotabilidad estática»).

Flotabilidad dinámica es la que se produce típicamente durante el nado. Obviamente, la fuerzas verticales de flotación deben coexistir con la propulsión de las piernas (no de las manos). En este caso lo correcto será que no haya interferencia entre ambas, de tal manera que las fuerzas para la propulsión estén destinadas íntegramente al desplazamiento y no al mantenimiento de la postura o de la cota de profundidad. Lo contrario es una ineficiencia y un defecto de control muy habitual, incluso en buceadores avanzados y muy avanzados.

Flotabilidad estática es la que se produce estando completamente parado, inmóvil. Aquí no hay propulsión y, por tanto, no debiera haber fuerzas distintas a las verticales de la flotación. Sin embargo, los eventuales desequilibrios del buceador las producen.

Un vistazo al habitual aprendizaje de la «flotabilidad«

En la enseñanza al uso, los distintos entendimientos de lo que debe ser una «buena flotabilidad» se van sucediendo «a trompicones» conforme se asciende de nivel, sin una perspectiva global de la cuestión. No hay tiempo sino para enseñar solo lo útil a corto plazo.

Por ello, gente con muchas inmersiones, pero formada sólo en un determinado nivel, alcanza el objetivo correspondiente y piensa que ello constituye el dominio completo de la flotabilidad. Como no tiene una perspectiva general y las habilidades recibidas no sirven a cualquier plazo, descubre con pavor cuando sube un escalón más que las exigencias de «flotabilidad» no son las mismas, encontrándose con que lo que dominaba (?) -hasta el momento- le vale para poco o para nada y que en realidad está muy lejos del nuevo mínimo exigible. Esto es muy habitual encontrarlo en los cursos introductorios de buceo técnico.

Lo que se dirá a continuación pretende ser un breve relato aproximado e ilustrativo de las etapas del camino por el cual suele transitar cualquier buceador que haya aprendido con las certificadoras habituales.

No tendría sentido en otros sistemas de enseñanza alternativos (de los que el Autor es abiertamente partidario), ya que en estos se sigue desde el primer día un sistema totalmente diferente en cuanto a la enseñanza de la «flotabilidad», enfocada no tanto a cubrir lo inmediato, sino a sentar bases para requerimientos futuros. Cursos más largos -y caros- pero en los que, desde el primer minuto se enseña flotabilidad estática y dinámica en posición horizontal, con los cinco tipos de patadas y con maniobras básicas. Nada de posiciones verticales, nados inclinados ni aleteos de tijera recreativa. (Si el lector desea profundizar sobre ello, se le recomienda leer el artículo sobre este sistema, si no lo ha hecho ya).

Pero, volviendo al sistema mayoritario, en el buceo recreativo básico las exigencias técnicas son escasas y mucho más si atendemos a cómo está estructurada su enseñanza en la actualidad. Con sus innegables virtudes de popularización, lanzar al agua al mayor número de gente en el menor tiempo y con el menor costo posibles parece que lleva a tener que simplificar enormemente este tipo de cosas. Demasiado a veces.

Es por ello que, no haciendo falta mucho más que mantener sensiblemente la cota de profundidad para no sufrir ascensos incontrolados («globos», en la jerga) y no habiendo exigencia excesiva en cuanto a la posición natatoria y menos en cuanto a la posición estática, casi todo el mundo entiende a este nivel que la «flotabilidad« debe consistir en la capacidad de mantenerse verticalmente (lo más fácil e inmediato) a la profundidad que se desee, sin subir ni bajar involuntariamente. Sobre todo y al principio, sin subir. Nada más.

Sin embargo, también se entiende que esta habilidad, al menos en su versión estática -en las paradas-, se debe dar sin la ayuda del aleteo o del uso de las manos. De hecho, la enseñanza de la «posición del Buda» tiene por objeto que piernas y brazos cruzados no contribuyan al mantenimiento de la cota en una posición natural o erguida.

Además de un buen control de la respiración y del dispositivo de flotabilidad, esto es lo único adicional que parece ha de ser aprendido. Si ello se consigue y sin menospreciar estas habilidades, se da a entender que se ha adquirido el máximo control posible a tenor de cómo denominan a sus cursos algunas certificadoras: Curso de «flotabilidad perfecta» Perfect Buoyancy– o de «flotabilidad de máximo rendimiento»Peak Performance Buoyancy-. Maneras hiperbólicas y un tanto equívocas, a juicio que quien esto escribe.

Cursos de flotabilidad perfecta
Cursos de «flotabilidad perfecta»

En este punto suele acabar la formación de muchos buceadores, confiando su posterior progreso a la «experiencia».

Por contra, a este nivel y respecto de la «flotabilidad dinámica», el cuerpo suele permanecer vertical cuando está parado e inclinado al nadar (la postura del hippocampus).

Sin embargo, cuando se progresa algo más, es cuando se intenta adoptar un control de la profundidad y una posición de nado lo más horizontal posible –trim-, ya que la postura incide enormemente en la eficiencia del desplazamiento. Parece que nadando se asumen más los cambios de cota y dirección con la ayuda de brazos y manos, -tal como se puede comprobar viendo bucear a muchos instructores, incluso-.

Ya no sólo importa el control en la vertical de la posición GENERAL del cuerpo en el agua (digamos, de la posición del centro de gravedad), sino que también empieza a importar hacerlo con cierto control de la posición relativa de sus partes (torso, cabeza y piernas). Brazos y manos todavía no, puesto que no se tiene la técnica de patadas suficiente como para excluirlos de los cambios de dirección y del mantenimiento del equilibrio (véase el ejemplo del vídeo).

Nadar en posición horizontal controlando la profundidad se convierte entonces en prueba inequívoca de tener una «buena flotabilidad».

En un escalón posterior, el buceador empieza a querer controlar su «flotabilidad estática», pero ya no sólo en postura vertical como al principio, sino manteniendo la horizontal que ha adoptado para el nado (normalmente imitando a compañeros más avanzados ya que esta habilidad parece no considerarse demasiado necesaria a un nivel recreativo). Casi siempre se seguirá ayudándose de las manos y del aleteo para compensar desequilibrios.

Llegados a este nivel, cuando no se es capaz de permanecer razonablemente parado y estable en horizontal, no se es calificado como poseedor de una «buena flotabilidad». Los requerimientos han cambiado de nuevo.

Cuando se progresa todavía más y la exigencia aumenta (generalmente en cursos introductorios al buceo técnico), el uso de las manos en el nado («flotabilidad dinámica»), tanto para equilibrarse como para cambiar de dirección, es totalmente inaceptable, ya que éstas se dedican a otros menesteres (foco, donación, torpedo, … lo que sea). Hay que conseguirlo exclusivamente con el concurso de las aletas por lo que ello implica el aprendizaje de otro tipo de técnicas (fundamentalmente la patada de rana y las de «vuelta de helicóptero»).

Nadar estable en horizontal con patada de rana, en cualquier dirección con los brazos por delante y ambas manos juntas en todo momento, sin cambiar de cota supone un paso más en el dominio de la «flotabilidad». Aunque ello haya implicado partir de cero y aprender nuevas técnicas totalmente distintas a las que se sabían.

Respecto de la «flotabilidad estática» (generalmente en niveles ya plenamente técnicos), a las mencionadas capacidades se añade el requerimiento de ausencia de desplazamiento involuntario en cualquier dirección, aunque sea fuera de la vertical. Especialmente hacia delante o hacia detrás. Para ello se requiere una nueva habilidad como es la patada hacia atrás. Nótese que este requerimiento no tiene que ver con la mera capacidad de desplazamiento vertical, inherente al concepto de «flotabilidad», por lo que incluirlo como control de la flotabilidad sería objetable, aunque sea lo común. Un nuevo paradigma de lo que debe ser la «flotabilidad».

PARADIGMAS DE FLOTABILIDAD DISTINTOS
PARADIGMAS DE FLOTABILIDAD DISTINTOS

Compárese lo que se trasmite que debe ser la flotabilidad en el primer nivel básico y en el último nivel técnico. Nada que ver.

Durante todo este itinerario en el que se ha partido de cero varias veces, se ha saltado sin red desde el concepto de flotabilidad, al control de la flotación, pasando por el de la postura, hasta llegar al de la posición. Y a todo junto se le llama «flotabilidad«.

Pero tampoco acaba aquí el camino, porque todo ello deberá ser realizado en distintas condiciones y bajo circunstancias que lo pueden dificultar todavía más, como a continuación se verá.

El enmascaramiento de los defectos

Cuando la «flotabilidad» depende del movimiento

Como se ha dicho anteriormente, la flotación a una profundidad dada se debe mantener exclusivamente gracias al binomio peso-fuerza ascensional que define el propio concepto de flotación. Cuando intervienen fuerzas ajenas innecesarias como son el movimiento de las aletas o de las manos, ello constituye una ineficiencia, por lo que no puede hablarse de «buena flotabilidad».

El ejemplo más sencillo en el caso de la «flotabilidad estática» sería el de los principiantes que en sus paradas se sostienen gracias al movimiento de sus aletas.

En ejemplo equivalente en el caso de la «flotabilidad dinámica» sería el de los buceadores principiantes cuyo nado se produce en una posición en la que la flotabilidad suele ser negativa pero es «sostenida» por el aleteo. Parte de la energía de la patada impulsa hacia delante y parte hacia arriba para mantener la cota y la postura del cuerpo, resultando en un nado ineficiente.

En el siguiente vídeo se aprecian a tres buceadores que nadan manteniendo una cierta cota de profundidad estable pero con una horizontalidad lejos de ser buena. Todos ellos y especialmente los dos que utilizan la patada de tijera recreativa (recordemos que la «tijera técnica» es distinta) claramente mantienen su escasa horizontalidad ayudándose de la propulsión.

Si dejaran de aletear, con toda seguridad se pondrían inmediatamente verticales y tenderían a hundirse. (Por cierto, tome nota el lector de la nube de cieno que van dejando a su paso los dos que emplean la patada de tijera en comparación con el que utiliza la de rana, aun con cotas e inclinaciones de nado similares).

Pero es que muchos buceadores con cientos de inmersiones a sus espaldas -incluso instructores- que nadan con aparente buena técnica dinámica, en una posición perfectamente horizontal y estable a una cota fija, si dejan de aletear y de moverse TOTALMENTE, en unos pocos segundos comienzan a girar sobre su centro de gravedad, a desequilibrarse o a hundirse y no pueden mantener dicha posición de manera estática. El ojo entrenado aprecia inmediatamente que ello es porque su posición y estabilidad en realidad sigue dependiendo de su propulsión, compensando con ella deficiencias de su control.

En cuanto a la «flotabilidad estática», todo buceador que haya empezado a entrenarse en posición totalmente horizontal y parado en frente y a pocos centímetros de su compañero, sabe lo difícil que es mantener la profundidad y la distancia a éste simultáneamente en todo momento. Los inevitables desequilibrios iniciales le llevan a hacer movimientos y pequeños aleteos para compensarlos que le hacen variar la profundidad y le empujan hacia el compañero.

Se requiere mucha práctica para permanecer totalmente inmóvil sin cambiar de cota, postura y posición. Hasta tal punto que en las paradas, al principio, el buceador tiende a darse pequeños paseos alrededor de donde debiera estar inmóvil porque así es mucho más sencillo estabilizarse gracias al aleteo.

Digamos que la propulsión voluntaria es el principal enemigo del aprendizaje del control de la «flotabilidad dinámica» porque enmascara sus defectos y la involuntaria el principal obstáculo para el de la «flotabilidad estática» ya que es dificultada por los movimientos de las aletas que se hacen para contrarrestar los desequilibrios.

IMPORTANTE: En ausencia TOTAL de propulsión y movimiento durante un tiempo suficiente es cuando aparece desnudo el verdadero control de la flotabilidad del buceador.

Por ello, el Autor recomienda que se entrene con mucha más intensidad la «flotabilidad estática». Dominada ésta, la «flotabilidad dinámica» casi viene dada.

Cuando la «flotabilidad» depende de que haya referencias visuales

Hay muchos buceadores que únicamente son capaces de mantener sus posiciones y sus cotas de profundidad cuando tienen una referencia visual. Por ejemplo, delante de una pared o delante de un cabo. Si desaparece ésta, el control también desaparece. Esto no debiera extrañar a nadie habida cuenta de la conocida relación entre vista y equilibrio.

Sin embargo, en muchas situaciones no hay referencias y no se es capaz de mantener la cota, pese a la obvia e imprescindible ayuda del profundímetro.

Por este motivo es también muy frecuente que las primeras veces en que se practica el cambio de máscara en flotabilidad neutra, al quitársela el buceador varíe involuntariamente de cota e, incluso, se vaya descontroladamente a superficie. Y, aunque esto tenga que ver también con el mantenimiento de la flotabilidad durante el desempeño de tareas que veremos a continuación, el factor de la falta de referencia visual es lo más relevante.

A partir de determinado nivel, será imprescindible entrenar específicamente la «flotabilidad» sin tener referencias visuales ya que se producirán situaciones en las que será imprescindible (como, por ejemplo, hacer una parada de descompresión larga «en el azul») .

Cuando la «flotabilidad» depende de que no se ejecuten tareas

Hay buceadores que con suficiente entrenamiento logran mantener una posición estática buena … mientras no hagan nada más.

Sin embargo, si se les requiere para hacer algo en dicha posición (accionar las válvulas de la(s) botella(s), desplegar la boya deco, etc.), cambian de cota involuntariamente y generalmente sin darse cuenta.

Quien esto escribe ha visto descender inadvertidamente casi 20 metros a un buceador con mucha experiencia haciendo una de estas maniobras. Y un sinnúmero de veces a mucha gente también experimentada irse hacia superficie o variar claramente de cota simplemente desplegando su boya deco.

Si el lector se identifica con este tipo de situaciones, no se desmoralice. Nadie nació enseñado. No es fácil y hay que practicarlo mucho, a ser posible bajo una supervisión adecuada ya que el autodidactismo, por meritorio que pueda ser, resulta siempre muy ineficiente.

¿Qué es la «flotabilidad»?: ejemplo de verdadera «flotabilidad perfecta»

El lector quizá nunca haya visto a nadie que atesore una flotabilidad exenta de los defectos que aquí se han descrito y haya llegado a la conclusión de que tal prodigio no existe. Pues sí existe y lo más interesante es que se puede empezar a aprender desde el primer día en sistemas de buceo alternativos anteriormente mencionados.

Llegando por uno u otro lado, ilustremos el final del camino con un ejemplo de lo que se puede entender por «flotabilidad perfecta» (pero la de verdad, no la que se califica como tal en las «especialidades» -o lo que sea que fuere eso- de las certificadoras al uso), añadiendo todos los potenciales factores desfavorables al mismo tiempo y comprobando cómo aun en esas condiciones alguien puede tener una flotabilidad estática exquisita.

Este ejemplo, que debiera ser un placer para los ojos -mayor cuanto más se entienda de buceo-, se realiza con el sistema de sidemount o montaje lateral, cuya procedencia en el sistema recreativo ya se analizó extensamente en un pasado artículo, lo cual no importa ya que ilustra perfectamente lo que se quiere decir.

Póngase cómodo el lector, pulse el botón de reproducción del vídeo a toda pantalla y disfrute:

Verdadera «flotabilidad perfecta»

En las imágenes se puede observar que no hay en ningún momento variación de cota, que no existe desplazamiento alguno en ninguna dirección, que el buceador se mantiene en todo momento en una posición horizontal perfecta. Y todo ello sin referencias visuales (¡sin máscara!), sin ayudarse de su propulsión (¡sin aletas!) ni de sus manos, realizando una tarea (desplegando una boya deco, acción que además exige variaciones en el aire contenido en los pulmones) y, para colmo, con un traje seco que no deja de ser un posible factor adicional de desestabilización pues contiene un aire que se desplaza a lo largo del cuerpo. Todo al mismo tiempo y, sin embargo, con control absoluto.

(Nota personal: aunque el Autor no tiene una flotabilidad que se pueda calificar de mala desde este punto de vista, confiesa que está muy lejos del excelso buceador de las imágenes y que disfruta con admiración contemplándolas pero sin poder evitar una envidia insana. No pasa nada. Seguirá practicando la suya en cada una de sus inmersiones futuras, que son siempre nuevas oportunidades para mejorar. Hasta donde llegue y hasta que se muera.).

Apunte sobre la relación entre el lastrado y la «flotabilidad»

Esta cuestión es extensa y será objeto de un artículo monográfico en este blog.

Por el momento nos quedaremos con la importancia de lograr la neutralidad dentro del agua y las dificultades que para ello produce un sobrelastrado ya que obliga a compensar el exceso de peso con una bolsa de aire en el chaleco o en el ala.

Dicho volumen de aire se expande y contrae al menor cambio de cota, manteniéndose por contra el lastre constante, con lo que, a mayor sobre lastre, mayor burbuja de aire, más empuje ascensional, más desequilibrio y más dificultad en mantener la cota. (Tomen nota de esto los compañeros novatos a los cuales su querido instructor lastró cuan submarinos nucleares durante su enseñanza y quizá sigan sobre lastrados).

Pero también nos quedaremos con que es importante la distribución de pesos en el cuerpo. Por ejemplo, un cinturón de plomos en el que se concentre todo el lastre hará propender a una posición más vertical, dificultando o impidiendo mantener posiciones dinámicas de nado y estáticas horizontales.

Por todo ello, muchas veces la dificultad en la flotabilidad no solamente es una cuestión de falta de habilidades, sino que es facilitada por un deficiente lastrado o una incorrecta distribución del peso del equipo a lo largo del cuerpo.

Sin embargo se advierte acerca de la tentación tan habitual y tan humana de echarle la culpa de las carencias propias al material. Éste puede amplificarlas, pero casi nunca es la causa de ellas.

El lector deberá esperar al futuro artículo en el que se analizará pormenorizadamente esta cuestión.

Corolario tranquilizador

Como se ha visto, el asunto de la «flotabilidad» (en el sentido de control) no es baladí.

Al tratarse de un blog sobre buceo recreativo pero mencionar habilidades y utilizar ejemplos correspondientes a niveles superiores, alguien posiblemente se estará preguntando, quizá con cierta angustia: «Y todo esto … ¿¿tiene que saber hacerlo un buceador recreativo??».

La respuesta es, obviamente, no. Aunque sería deseable poner las bases de una posible y futura evolución desde el primer día teniendo una visión de conjunto y no limitarse exclusivamente y en cada momento a las habilidades mínimas que requiere el nivel en el que se está, teniendo que empezar casi de cero en cada nuevo escalón al que se pretenda subir.

Pero, aunque no se sea capaz de hacer ciertas cosas e, incluso, aunque por el momento no se necesiten, todo buceador debiera ser muy consciente de que la «flotabilidad» es la base sobre la que se construye el resto de la técnica; de que sin «flotabilidad» no hay progreso posible; de que, si bien en determinados ámbitos no es imprescindible un control perfecto o muy bueno de la flotabilidad en su entendimiento más extenso, en otros sí lo es; y de que, cuanto mejor sea su «flotabilidad», mayor podrá ser su evolución, PERO TAMBIÉN SU DISFRUTE Y SU SEGURIDAD. A cualquier nivel.

Se trata de tener una visión de conjunto y de saber dónde se está y lo que espera si se sigue progresando, en resumen.

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9 thoughts on “

Ideas no intuitivas:

SOBRE LA FLOTABILIDAD EN EL BUCEO

  1. Interesante artículo, sobre el que me gustaría hacer alguna observación….siempre » en mi opinión » como dice el autor.
    La definición que cada uno quiera darle es personal, control de la flotabilidad, flotabilidad a secas, lo importante es el concepto. Se podría hablar, y mucho, de bombona/botella, gafas/máscara, etc…
    Entiendo que es su blog y «cada hace de su capa un sayo»… Ya que el autor se gusta de escribiren un lenguaje Castellano exquisito, me encanta, no se que significa exactamente el termino《trim》, aunque creo deducirlo… tenemos un lenguaje/vocabulario extenso y maravilloso, y me ha parecido entender que se refiere al 《trimado》, será por el ahorro «de tinta» 😉
    Otra duda, no conozco y me gustaría conocer si hay diferencia entre la patada de tijera recreativa y técnica. En mi opinión, hay diferencias entre una patada de tijera bien realizada o mal realizada, pero nunca había oido/leído la «otra» diferencia.
    Por cierto, el video es «curioso» pero la referencia de las rocas del fondo, mientras suelta la boya indican que su flotabilidad, quizás, no sea tan excelsa como indica el autor.
    Felicitaciones y gracias por el artículo, como tantos otros.
    Siempre es interesante leer, articulos bien elaborados, sobre nuestra afición

    1. En este blog se suelen emplear anglicismos únicamente cuando están tan asumidos que, de no emplearse, la alternativa «correcta» complicaría la narración.

      Sin embargo, quede constancia de que el Autor ha manifestado repetidamente aversión declarada por la utilización de términos foráneos cuando existen equivalentes castellanos. Y que cuando se pliega a emplear palabras «ajenas», las escribe con dolor y en cursiva o entrecomilladas, frecuentemente advirtiendo de que su uso se produce sólo en aras de una mejor comprensión, ya que son palabras aceptadas en el ámbito hispanoparlante del buceo, aunque a uno no le guste.

      En definitiva, la objeción es totalmente pertinente y el Autor se excusa de que el equilibrio funambulista que a veces intenta mantener entre corrección y comprensión, a veces acabe en tortazo contra el suelo a ojos de gente sensible a estas cosas.

      Gracias por el acertado comentario y un saludo muy cordial.
      G.

      PD: Respecto de la diferencia entre patada de tijera recreativa y técnica, otro lector parece haber contestado ya muy acertadamente.
      Respecto de la pequeñísimo cambio de nivel al lanzar la boya en el vídeo del artículo, el Autor dudó si manifestarlo, eligiendo no hacerlo porque, simplemente, asume que la perfección no existe pero, sobre todo, porque la recuperación de la cota sin máscara le pareció aún más impresionante que el pequeño «defecto».

  2. La palabra «trim» es un anglicismo que significa recortar, el trimado al que te refieres es un derivado de esta palabra. A veces deberíamos cuestionarnos el porque de cada concepto.
    La tijera «técnica» como aquí el autor llama es diferente a la recreativa puesto que parte desde la posición horizontal o trim y en este caso la rodilla nunca baja de la misma línea del tronco (o no debería bajar) y solo se mueve la pantorrilla, desplazando el agua para atrás en vez de para abajo como hace la tijera recreativa.
    En cuanto a la flotabilidad del buzo, debemos tener en cuenta que no está en una piscina, y que poco puede hacer con el desplazamiento que le da la corriente del mar.
    Espero haber ayudado 😉

  3. Gracias por el artículo!!. Muy interesante!!.
    Lo que he de apuntar es que sí que considero muy desafortunado, siento meterme con algunos instructores, que le vendan a sus alumnos de open water el curso de flotabilidad perfecta.
    Es como si en la auto escuela después de haber aprendido a conducir, el monitor le dice que ha de hacer el curso de conducir hacia atrás y aparcamiento…no era su obligación enseñarle a conducir desde el comienzo?….pues lo mismo con el instructor de open water…dentro de sus obligaciones está el enseñar a sus alumnos ls consideraciones necesarias para mejorar la flotabilidad. O sería también normal que el instructor le venda al alumno montaje de equipo o respirar sin máscara?. A qué no…

    1. Hola.

      No cargues demasiado contra los pobres instructores. Porque el problema es el sistema. La enseñanza actual está estructurada así y no hay tiempo para más.

      El OWD es un curso de naturaleza «turística», que dota de los conocimientos mínimos para ir en grupo a poca profundidad y poco más en cuatro días y a un costo muy bajo.
      Y no está mal. Porque ha logrado echar al agua a un número de nuevos buceadores insospechado en todo el mundo, convirtiéndose el buceo en una de las industrias turísticas más importantes.
      Pero otra cosa es aprender a bucear. Y, a partir de ahí es donde viene el problema.

      Pronto aparecerá un artículo titulado «La necesidad de un cambio urgente en la enseñanza del buceo» en el que se desarrollará todo esto. Espero que te interese.

      Gracias por el comentario.
      G.

  4. Buenas noches;
    Para los que viven en Madrid o cerca, una recomendación en la línea de lo que dice el autor del blog: la piscina de Marépolis, en el centro comercial XMadrid, en Alcorcón; a veinte minutos de calle de Princesa, digamos. Desde los -3, un tubo de unos siete metros de diámetro baja hasta -20. Para complicarlo un poco, hay un par de cabos de boya y corrientillas producidas por las toberas (en alguna el chorro es fuerte) que como en cualquier piscina evitan que el agua acabe estancada. El ejercicio de inmovilidad (vertical y horizontal) le pone a uno en su sitio; en unas circunstancias, eso sí, bastante menos delicadas que haciendo fraccionamientos (los nudos que mantienen tensa y en su sitio la línea temporal con la que se accede a la línea permanente de una cueva, por simplificar) en la Cueva del Agua, por ejemplo. Hágase la prueba, en serio. 😀

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