Cuando el buceador avanza en su formación, descubre la existencia de los algoritmos que emplean los ordenadores o computadoras de buceo y siente que tiene que comprar uno con el último algoritmo y el mayor número de tejidos posible. De esta manera, busca información sobre los modelos Bühlmann, el modelo RGBM de Wienke, el Modelo de Permeabilidad Variable (VPM), los tejidos, los semiperiodos, … y todas esas zarandajas.
Y no está mal. Uno pertenece al Club de los Curiosos Recalcintrantes y puede entenderlo. Pero muchas veces se olvida ver el problema desde una perspectiva que debiera ser necesariamente anterior y más realista, que es la que se intentará transmitir en este artículo, propiciado por la pregunta sobre el funcionamiento de los distintos algoritmos de descompresión de un oyente de un programa de radio dedicado al buceo (1).
QUEDE CLARO QUE LO QUE HA CONTINUACIÓN SE DIRÁ, ESTÁ SÓLAMENTE DIRIGIDO AL BUCEADOR RECREATIVO -SIN TECHO-.
El problema
Es curioso observar la angustia de muchos buceadores recreativos que, habiendo contraído obligaciones descompresivas ─ se supone que involuntariamente, puesto que están vedadas legalmente en su ámbito «sin techo», al menos en España y gran parte del mundo ─ les parece que saltarse un sólo minuto de los que le marca su ordenador es equivalente poco menos que a una muerte cierta (entiéndase la hipérbole como procedimiento ilustrativo).
No importa que su compañero, que ha hecho prácticamente la misma inmersión que él, pero provisto de un ordenador de distinta marca o modelo, lleve ya unos minutos en el barco aparentemente vivo. Lo que lleva en la muñeca manda y nada ni nadie le hará salir fuera del agua hasta que el cacharro en cuestión le dé permiso.
Quizá ese mismo buceador haya iniciado su inmersión sin haber bebido desde la noche anterior. Quizá, por el contrario, haya bebido mucho, pero alcohol. Quizá haya pasado todo el trayecto al sol y sudando. Quizá sea mayor. Quizá no tenga un nivel de forma mínimamente aceptable. Muchos «quizás» … pero lo único que importa es no pasarse un segundo de lo que marca un aparato del que se sabe que emplea algoritmos de descompresión de nombre impronunciable, que tiene «muchos tejidos» y que, por lo que ha indagado en Internet, es «el mejor».
Y ahí está el problema: muchas veces es más fácil depositar nuestra seguridad en algo que se compra que en nuestro conocimiento y criterio, perdiéndose la perspectiva sobre lo que se hace.
La realidad
Sin querer menospreciar a nadie, seamos muy claros: SOBRE LO QUE OCURRE REALMENTE EN EL CUERPO HUMANO EN LA DESCOMPRESIÓN NO SE SABE CASI NADA.
El fenómeno es extremadamente complejo y, para empeorar la cosa, mucho más dependiente de las circunstancias individuales de cada buceador de lo que éste suele creer.
Así es la ciencia, a la que se le exigen certezas indebidamente puesto que éstas sólo se dan en el mundo de los absolutos religiosos. Por el contrario, ella avanza abriéndose paso dificultosamente con la única herramienta que tiene el Ser Humano para ello, que es ese cuchillo romo y de poco filo que es La Razón, mejorando dificultosamente sus siempre refutables conclusiones, nunca definitivas. Y, en este caso, estamos todavía en un estado muy primigenio. Admitámoslo y relajémonos. Es lo que hay.
Y lo que tenemos, producto de beneméritos y sesudísimos sabios, no deja de ser un modelo matemático un tanto ortopédico que emula un supuesto comportamiento del fenómeno de la absorción y desorción de los gases en los tejidos, cuyos resultados deben ser verificados y mejorados empírica y estadísticamente. Y es mucho. Pero está muy lejos de ser todo.
Estos modelos responden a diferentes hipótesis, todas insuficientes y quizá falsas. No importa porque sirven de apoyo para establecer procedimientos que hacen que el buceo ESTADÍSTICAMENTE sea una actividad muy segura.
Dicho esto, para el ámbito recreativo ─ sin techo ─, cualquier ordenador y cualquier algoritmo de descompresión sirven. Nadie se va a matar por llevar una computadora con el algoritmo RGBM o el VPM implementado, en vez de un Bülhmann ZL16.
Las modas en los algoritmos de descompresión
Los algoritmos pasan por estadios curiosamente sujetos a modas. Por ejemplo, las paradas a media profundidad o «paradas Pyle», que se resumen en que existe una clara mejora en la descompresión haciendo una parada a media profundidad (o, para ser más exactos, a medio camino en la escala de presiones).
Pero lo interesante es observar cómo todo esto no se deduce de ningún modelo matemático ni predicción fisiológica o teórica, sino que es una observación meramente subjetiva y empírica de un señor llamado Robert Pyle.
Dichos estudios fueron validados empíricamente por instituciones de prestigio como DAN mediante medición de burbujas con Doppler y muy denostadas en otros ámbitos como la WKPP. Sin embargo, la propuesta corrió como la pólvora, siendo extendida a todos los niveles de buceo sin distinción, como si de la moda de llevar un determinado peinado se tratara. Hasta tal punto fue la onda expansiva de aquello, que muchos fabricantes de ordenadores recreativos se apresuraron a implementarla en sus máquinas, al menos como opción.
Este asunto fue evolucionando hasta que se empezó a excluir del buceo recreativo pues presentaba inconvenientes ya que, a esa profundidad intermedia, el buceador satura aún más los tejidos lentos, quedando relegadas al buceo con mezclas ternarias, en el cual todavía son muy discutidas, cuando no abandonadas. Esto no importa aquí. Lo relevante es evidenciar cómo se impone algo iniciado a partir de las sensaciones subjetivas de un individuo y no como consecuencia de la predicción de los modelos matemáticos, como sería de esperar cuando uno supone que dichos modelos reflejan la realidad física.
Recientemente, ha visto la luz un estudio que afirma que paradas más someras deben ser preferibles a paradas distribuidas desde mayor profundidad. Y esto ha hecho que todo el mundo se lance a elevar sus Factores de Gradiente Bajos. Aunque este fenómeno pertenece al ámbito del buceo técnico, se menciona para ilustrar el efecto de estudios y modas que luego se abandonan y que no proceden de la comprensión del fenómeno en sí. Veremos en qué queda éste.
Prueba y error, muy lejos de predicciones teóricas, que dan una fiel imagen de cómo está el panorama.
El ordenador ignorante
Estimado buceador y lector de este blog: sea consciente de que el ordenador que lleva en su muñeca no tiene el gusto de conocerle y, por tanto, no sabe nada ni de Ud. ni de sus circunstancias.
No sabe si es Ud. flaco o le sobran varias arrobas de grasa. No sabe si es joven o viejo. No sabe si ha tenido enfermedades previas o no, ni cuáles han sido éstas, en su caso. No sabe si está Ud. hidratado convenientemente, o no. No sabe si la protección térmica que lleva le permite no pasar frío o, como es habitual, el frío forma parte de sus inmersiones. No sabe casi nada ni de estas cuestiones ni de otras muchas que, como se verá a continuación, son muy relevantes en todo este asunto de la descompresión y, por ende, de la posibilidad de una enfermedad descompresiva.
Es posible que en el futuro se pueda añadir este tipo de información en los modelos que implementen nuevas máquinas pero, por el momento, nada de esto existe ni parece próximo.
Por ello, más le vale no depositar ciegamente su seguridad en un artefacto que puede comprar, prescindiendo de su formación y criterio, cuya adquisición cuesta mucho más esfuerzo.
Ser consciente de esto es importantísimo.
Ordenadores y algoritmos «cerrados»
La mayoría de ordenadores o computadoras de buceo recreativo son «cerrados», es decir, no admiten configuraciones por el usuario más allá de la determinación de los vagos «factores de conservadurismo», que vaya Ud. a saber lo que hacen y cómo lo hacen exactamente.
Entonces, ¿para qué quiere un buceador recreativo nadar por las procelosas aguas teóricas de unos algoritmos que seguramente no puede modificar ni siquiera conocer?
Sin embargo, los centros de buceo recreativos se llenan de discusiones sobre si es mejor tal o cuál algoritmo, o si el factor de conservadurismo elegido «es excesivo» (?). La explicación sobre los «tejidos» epata al buceador, que ve en estos modelos el Santo Grial de su seguridad … olvidando lo realmente sencillo e importante.
Lo relevante pero frecuentemente ignorado
Si cualquier buceador recreativo quisiera cuidar la seguridad de su inmersión, en vez de liarse con modelos matemáticos, debería prestar atención CADA VEZ a las circunstancias que actualmente se entienden como muy relevantes en el desencadenamiento de una eventual Enfermedad Descompresiva (ED). Muchas de ellas no están respaldadas por estudios científicos, aunque se consideran ciertas empíricamente. Otras, sí. Y muchas son bastante evidentes.
Éstas pueden ser fisiológicas o circunstanciales durante y después de la inmersión. A continuación se mencionarán sólo algunas de manera no extensiva.
El frío
Un factor que se ha revelado como importantísimo en el desencadenamiento de la ED y de otros factores como la hiperoxia. Lamentablemente se constata una y otra vez que gran parte de los buceadores consideran el frío como algo inherente al buceo.
No pasar frío en una inmersión (sobre todo en su segunda mitad) es muy relevante en la prevención de la ED.
El estrés
Para quien esto escribe, el factor fundamental. El estrés modifica casi todos los procesos fisiológicos que se sabe intervienen en la descompresión.
Relacionado con eso habría muchos temas a tratar, como por ejemplo, los niveles de CO2 en sangre (hipercapnia) o el ejercicio intenso durante la inmersión.
La hidratación
Consenso casi unánime sobre su necesidad e importancia en la prevención de la ED. Carece de sentido que alguien que lleva media hora en un barco al sol parcial o totalmente vestido con un traje de neopreno y sudando «la gota gorda» no dé importancia a esto y sí al los ajustes del ordenador que lleva. Su previsible deshidratación probablemente sea mucho más relevante que aquellos en una posible ED.
Velocidades de ascenso inadecuadas
Buceadores preocupadísimos por no exceder ni un segundo en el tiempo que les marcan sus ordenadores o en la parada recomendada, una vez acabada ésta ascienden «de tirón» a superficie a toda velocidad, como si hubieran visto al tiburón de Spielberg.
De este asunto ya trataron anteriores artículos titulados «REFLEXIONES SOBRE LA VELOCIDAD DE ASCENSO» y «EL SENTIDO DE LA PARADA DE SEGURIDAD«, que se recomiendan leer. Por ello, no se insistirá ahora en esta cuestión diciendo únicamente que una velocidad muy lenta en los últimos metros (zona de mayor variación del gradiente de presiones) es importantísima para la evitación de una ED.
Las malditas prisas
Si el lector ha hecho una inmersión en la que se ha encontrado con una corriente que le ha exigido cierto esfuerzo para volver al barco, sea generoso y extienda unos minutos su parada recomendada, aunque su ignaro ordenador marque que pueda subir al barco antes. No es obligatorio hacer caso a un ignorante.
Elección de mezclas no óptimas
Si alguien quiere mejorar los procesos de descompresión (eliminación segura del nitrógeno acumulado en los tejidos), empiece por disminuir en lo posible la cantidad de nitrógeno que respira. Parece lógico ¿verdad? Pues casi nadie lo hace. Utilizar Nitrox 32 en una inmersión recreativa normal ─ dentro de sus límites ─ en vez de aire, es muy relevante en una posible ED. Mucho más si se trata de inmersiones sucesivas.
Si el lector no posee certificación para utilizar Nitrox, en vez de comprarse ordenadores caros con algoritmos incomprensibles que piensa mejoran su seguridad, apúntese a un curso Nitrox y tatúese en donde la espalda pierde su nombre «El Aire es para las ruedas«.
Ejercicio intenso post-inmersión
Buceadores que no se saltan ni un segundo de lo que les marca su ordenador, aunque sea claramente exagerado, no tienen reparo alguno en ponerse a acarrear botellas y equipos al finalizar su inmersión. O a subir escaleras con el equipo puesto.
Otros factores a cuidar serían las duchas calientes, las comidas copiosas y similares.
Circunstancias fisiológicas
Sin entrar en cuestiones como el Foramen Oval Permeable (FOP) o los shunts pulmonares, hay circunstancias que más valdría cuidar antes que creer que eligiendo un ordenador con un algoritmo con mucho tejidos y factores de conservadurismo nos librará de todo mal.
Algunos inevitables, como la edad, pero otros evitables, en mayor o menor medida, como la obesidad (factor de primer orden coadyuvante en una ED), una forma física inadecuada, descanso insuficiente, etc.
Corolario
En vez de ocupar su tiempo en los algoritmos que se emplean en descompresión, el buceador recreativo haría mejor en controlar muchas circunstancias a las que no presta suficiente atención o ignora y que sí están en su mano, circunstancias que probablemente tengan más relevancia en el desencadenamiento de una enfermedad descompresiva que elegir uno u otro factor de conservadurismo en un ordenador, o utilizar un aparato con tal o cual algoritmo. Menos atención al sacrosanto ordenador y más a lo que hacemos.
Ello no quiere decir que se prescinda de la información que dé el cacharro, pero se debe utilizar como base, a la que cada buceador debería añadir todo aquello, tanto contingente como permanente, que él sabe pero el ordenador ignora, actuando en consecuencia. En esto debiera insistirse mucho más (o simplemente decir algo) en los cursos básicos, dotando de ciertos criterios de actuación complementarios a la información que se pueda leer en una pantalla.
Más mirar a la Luna y menos al dedo que la señala.
(1) – «Al Otro Lado del Espejo» – AOLDE Radio, programa en el que quien esto escribe participa de vez en cuando.
Excelente artículo. Como siempre, un análisis inteligente y sabio.
Gracias una vez más. 👌
Brillante, porque eso es.
felicitaciones a su autor.
Fácil, sencillo y para toda la familia. Gran artículo.
Gracias. Como siempre nos hacen reflexionar. Habla un dependiente del ordenador.
Lo primero enorabuena por el blog,lo segundo felicitarte por el artículo.Es muy común en buceo valorar la capacitación del buzo por el número de inmersiónes, en muy opinión una cuestión nada más que numeral, y de ego, y no es menos común encontrar un instructor que ni sabe quién es Haldane.por desgracia no disponemos de los últimos estudios de la (NEDU) la unidad de buceo experimental de la US NAVY sobre el tema. Referente a tu artículo es muy cierto lo expuesto, no puedo estar más de acuerdo los modelos descompresivos de los ordenadores comerciales a excepción de del actúal G-2 y antiguos Galileo no incluyen las pulsaciones así como el caudal de aire consumido y a que presión parcial, temperatura etc ,lo que no sabe el ordenador es si tienes 40 kg de más y tú tejido adiposo va acumular más nitrógeno.Dicho esto mis dudas van más allá,como aficionado al buceo sobre realmente el comportamiento de la mecánica de la burbuja,me parece muy interesante hablar de este tema sirva de ejemplo los modelos de descompresión modelos fase disuelta que tienen de dos grupos principales: modelos de compartimentos paralelos, en contraposición al de compartimentos en serie así como modelo Goldman de compartimentos interconectados. así como los estudios del modelo termodinámico sin entrar en modelos de burbuja RGBM y VPN. sin intención der más extenso cereo que estos contenidos debería formar parte de la culturilla del buceador saber lo que ocurre en nuestra fisiología cuando buceamos un pequeño apunte sobre algo que me parece fundamental en buceo y que en la mayoría de los casos desconocemos e ignoramos.Reiterarte muy enorabuena puro un blog que muchos que te seguimos agradecemos tu forma de abordar el tema ya tan comercial del buceo.Como anotación final me gustaría preguntar por el uso del perfluorocarbono en buceo profundo.Un Saludo
Muchas gracias ! excelente artículo… muy cercano y reflexivo, que mucha falta hace en el mundo del buceo.
Felicidades.