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Aunque al lector le parezca que este tipo de buceo sea indeseable o, incluso, disparatado, se le ruega la lectura de este artículo hasta el final. Especialmente se le anima a ver el segundo vídeo que se presenta con atención y mente abierta. Quizá cambie o matice su opinión.

¿Qué es el «monkey diving»?
El «monkey diving» es una modalidad de buceo recreativo que se empezó a realizar en algunos barcos de vida a bordo del Mar Rojo y que en la actualidad se practica en muchas zonas de aguas cálidas.
El lugar
Es un buceo que normalmente se realiza a poca profundidad (entre la superficie y a una cota máxima de -20 metros), preferiblemente con un fondo físico a la profundidad máxima. Esto último es debido a que la extrema claridad que suele haber en muchos sitios de aguas tropicales en donde se practica, hace difícil percibir la profundidad a simple vista, pudiendo el buceador llegar sin advertirlo a profundidades considerables y peligrosas, en el fragor del juego.
La deco
Dadas la baja profundidad y las limitaciones de capacidad de la botella, no se adquieren obligaciones descompresivas.
El equipo
Se realiza con un arnés y placa de acero inoxidable (normalmente de 3 mm de espesor) del que cuelga lateralmente una única botella con su atalaje. Se lleva un único regulador (una primera etapa y una única segunda etapa -de lo cuál se tratará luego-). Máscara y aletas. Nada más.
La botella
Dado que el sistema comenzó en zonas de influencia anglosajona en las que predominantemente se utilizan botellas de aluminio y que también son las preferidas como etapas para descompresión en buceo técnico -con su correspondiente atalaje-, las botellas S80 de aluminio son las que se suelen utilizar.
A pesar de que en un anterior artículo sobre la flotabilidad de la botella de buceo se explicó pormenorizadamente el procedimiento teórico para conocerla en cada caso, el lector no se tiene que molestar en calcular las de esta botella a distintas presiones ya que este blog le ofrece una Calculadora para ello.
De esta manera, una botella de aluminio estándar S80 de la marca Luxfer, de 11,1 litros de capacidad nominal y 14,2 kg de peso vacía, tendrá una flotabilidad negativa de -0,21 kg (prácticamente neutra) llena con 200 bar de aire; de +0,51 kg con 150 bar; de 1,22 kg con 100 bar y de 1,94 kg con 50 bar.
Como se puede ver, la diferencia de menos de dos kilos entre la botella llena y con 50 bar permite que se pueda compensar con los pulmones, sin necesidad de compensadores de flotabilidad como chalecos o alas.
El traje
Se practica con licras o trajes de neopreno de muy poco espesor. O, incluso, en bañador.
La condición es no llevar trajes de neopreno (3 mm máximo) que requieran compensar la expansión de su volumen cerca de la superficie, no sea necesario llevar lastre para ello.
Igualmente que en el caso de la botella empleada, tampoco es necesario chaleco ni alas ni ningún otro tipo de dispositivo de flotabilidad.
Otros componentes
Generalmente se realiza con un torpedo o scooter, aunque ello está reservado a gente con una cierta experiencia. El torpedo no es necesario sino para la diversión que se persigue haciendo piruetas y desplazándose sin esfuerzo.
El Autor considera que, por muy divertido que a muchos parezca, el interés del sistema no es ése en absoluto, como luego se verá.
Las objeciones
La mayor parte de buceadores a los que se les pregunte y que no hayan visto ni experimentado esta forma de bucear, responderán que es una barbaridad. ¡Un sólo regulador! … ¡cada uno por su lado! … ¡sin lastre y sin chaleco! … Un suicidio, vamos.
Ésta es una reacción muy normal y hasta cierto punto lógica dado que el buceador tipo ha aprendido con un equipo más complejo que le parece ya no sólo importante, sino vital, no concibiendo que se pueda prescindir de muchos de sus componentes.
Ésa primera impresión también fue la del Autor, siendo necesario un pequeño esfuerzo de abstracción para apreciar otras posibles cualidades.
Las objeciones habituales son las siguientes:

– Con una única segunda etapa no se puede donar gas al compañero.
La realidad es que se hace en unas condiciones en las que el ascenso es relativamente sencillo. Pero, en cualquier caso, nada impide llevar un octopus enganchado en el atalaje de la etapa, tal como se lleva habitualmente en las botellas destinadas a los gases para la descompresión.
En la imagen aparece una botella «de etapa» que, si bien tiene un sólo regulador, se puede apreciar la manera de estibar una segunda etapa en el caso que nos ocupa.
– No tener un chaleco o ala impide estar con flotabilidad neutra durante toda la inmersión, si se está lastrado correctamente. Puede que se esté negativo al principio de la inmersión o positivo al final.
La respuesta es que YA se es neutro desde el primer hasta el último segundo de la inmersión. A cualquier profundidad. Y que, debido a la no utilización de trajes de neopreno que exigen lastrado ni de botellas de gran capacidad -cuyo gas pesa considerablemente y es variable según se va consumiendo-, el par de kilos de diferencia que puede haber entre el comienzo y final de la inmersión, se compensan fácilmente con pulmones y aletas. Y, además, se hace de una manera totalmente intuitiva desde el principio e independientemente de la experiencia del buceador, puesto que no hay variaciones súbitas de fuerzas ascensionales, sino una sola, sensiblemente imperceptible y constante, a lo largo de todo el tiempo de la inmersión.
– Llevar la botella a un lado descompensa el equilibrio del buceador.
En absoluto. Por el simple hecho de que la botella es neutra al comienzo de la inmersión. Es como no llevar nada. Según se va consumiendo el gas, la botella se va volviendo cada vez más positiva, pero en una cuantía total que no ofrece problemas al buceador. Los vídeos que acompañan a este artículo son suficientemente probatorios de ello.
– Hay cambios de cota bruscos. Te despistas y desciendes o asciendes rápidamente.
Cierto, pero sólo cuando se utiliza torpedo. En cualquier caso, por esa razón se aconseja que lo haga de esa manera gente con algo de experiencia. Hacerlo con torpedo sin cuidado es una estupenda manera de fastidiarse los oídos por los cambios continuos de presión, a menos que uno tenga una facilidad pasmosa para compensar sin hacer maniobras con las manos, pues suelen estar ocupadas.
– La botella se lleva a un lado colgando, sensiblemente suelta, lo que probablemente lleve a golpear la flora o fauna de su derredor.
Se lleva exactamente igual -con el mismo atalaje- que en la modalidad de buceo «sidemount«. Y no se oyen quejas en esa modalidad al respecto. Llevar una etapa lateral no implica que ésta vaya dando trastazos por ahí a diestro y siniestro. Puede y debe ir muy pegada al cuerpo.
En cualquier caso y como se ha tratado en un artículo anterior titulado «Los involuntarios hijos de Atila: LA TÉCNICA DE BUCEO Y LA PROTECCIÓN DEL MEDIO«, cuya lectura se recomienda, el novato con formación recreativa al uso dispone de medios de destrucción más que suficientes, como la falta de flotabilidad, el aleteo de tijera recreativo de efectos a distancia, el regulador con el que frecuentemente va arando el fondo, etc. Como se expresa en dicho artículo, lo que parecería razonable sería la restricción del acceso a zonas coralíferas a gente sin la suficiente técnica todavía.
– Ese buceo no está estandarizado por lo que es complicado que se pueda asistir al compañero en caso de necesidad.
Probablemente esto sea cierto, pero la falta de estandarización -diríase mejor, de protocolos- no parece sensiblemente menor que en el buceo recreativo convencional. Hay que considerar también las condiciones en que se realiza este tipo de buceo: agua caliente, total visibilidad, fondo limitado, sin obligación descompresiva, etc.
– Da una mala imagen de lo que es la seguridad en el buceo.
Diríamos que esto es un intangible. Como todo, explicado y realizado adecuadamente, no debe producir duda respecto de sus limitaciones.
– El «monkey diving» no es legal.
Efectivamente, en España, este tipo de buceo no sería legal por lo establecido en el Anexo III del Real Decreto 550/2020 que regula las condiciones de seguridad del buceo en España (en aguas marítimas), al no cumplir el equipo mínimo ya que no se utiliza dispositivo de flotabilidad. (La falta del resto de requisitos como la doblemente segunda etapa, el ordenador o tablas, pito, boya deco, etc. es resoluble).
Sin embargo, también se practica en España con traje seco trilaminado, que no requiere lastre variable y cumpliría el requisito como dispositivo de flotabilidad, aunque adolece de llevar elementos supérfluos no necesarios en otras latitudes.
En cualquier caso y afortunadamente, el mundo no se acaba en España y en muchos países no existen este tipo de regulaciones restrictivas.
Es pura diversión, pero …
La primera vez que le propusieron hacer «monkey diving» al Autor, lo rechazó. No por considerarlo inseguro -aunque albergaba sus dudas-, sino porque ese tipo de diversión festiva y básica no es de su gusto. Sus compañeros en cambio sí lo hicieron -con torpedos- y se lo pasaron muy bien, según comentaron al volver.
Mientras sus amigos retozaban en el agua, el Autor se quedó en el barco pensando en el asunto y hablando de él con algunos instructores.
Sospechando que allí había algo más de lo que parecía, al día siguiente cogió una botella, un regulador y un torpedo y se lanzó al agua para experimentarlo. El que esto escribe llegó a varias conclusiones:
El llevar una sola segunda etapa parecía … irregular, por no decir arriesgado. Claro que obviamente era un inconveniente fácilmente resoluble llevando dos (la segunda inserta en el atalaje de la botella, como se hace habitualmente con las etapas para deco). El torpedo era superfluo y destinado sólo al disfrute. Lo interesante comenzó al dejarlo atado al fondeo del barco.
Porque lo más importante era lo que se derivaba de no llevar chaleco, ni ala, ni ningún otro dispositivo de flotabilidad. Ello significaba que con el arnés y la placa (que pesaba unos dos kilos y medio), el buceador era PRÁCTICAMENTE NEUTRO a cualquier profundidad. La sensación resultaba desconocida y tremendamente atrayente y placentera.
Su utilidad
Al margen de la diversión -a mi juicio un tanto infantil- la utilidad de aquello estaba clarísima: era el mejor primer peldaño en una escalera de complejidad creciente para aprender a bucear.
No hay que olvidarse de las ya comentadas condiciones en que se practica: profundidad < 20 m, sin frío, sin trajes compresibles que varíen sustancialmente la flotabilidad y ningún otro elemento que impida el equilibrio sólo con los pulmones. Con la placa y el atalaje es suficiente para estar sensiblemente neutro todo el tiempo. Así es casi imposible «hacerse un globo» accidentalmente.
Aunque en cualquier enseñanza básica de buceo haya siempre que aprender la flotabilidad con los dispositivos de compensación -chaleco o ala-, éste sería un paso posterior, una vez que el novato se hubiera acostumbrado a moverse en el agua con soltura. Se empezaría por lo sencillo y se irían introduciendo complicaciones poco a poco después, que es una buena estrategia de enseñanza.
Por el contrario, un chaleco o jacket y el lastre lo que provocan es que el novato vaya «haciendo el yoyó» de mala manera y desde el primer día, agobiado por hinchar y deshinchar porque no logra la deseada estabilidad. Y el hiperlastrado con los que los instructores suelen cargar a los muy noveles aumentan la amplitud del sube y baja mucho más. ¿Cuántos globos y cuántos sustos se llevan los que están empezando al principio? Incontables.
En el siguiente vídeo se verá un ejemplo de los que se pretende decir.
En él, una chica -que me consta personalmente que era la primera vez que buceaba-, está totalmente neutra, sin ningún problema y disfrutando de su primera inmersión hasta tal punto que se pone a bailar. ¡Qué diferencia con los agobios habituales! ¿No le hubiera gustado al lector que su primera inmersión del curso de OWD hubiera sido así?
Corolario
El Autor opina que este sistema de buceo es más que puro divertimento -para el que guste de divertirse así-. Es un procedimiento de iniciación extraordinario, lamentablemente de aplicación muy limitada por no poder hacerlo en cualquier sitio del mundo, sino sólo en aguas cálidas al tener que prescindir de protección térmica.
Da la impresión de que este aspecto formativo y de introducción no ha sido lo suficientemente valorado en general, quizá porque la enseñanza básica recreativa al uso está determinada por agencias internacionales cuyos procedimientos son estándares que deben poder ser aplicados en cualquier parte del globo y no sólo en los trópicos.
Sin embargo, sería muy deseable considerarlo en aquellos lugares donde sea posible.
Practicarlo como procedimiento de iniciación y enseñanza. Y no tanto como medio para «hacer el mono».
Yo quiero. Mi primera inmersion no fue asi, ni de lejos.