Este artículo tiene una motivación que debe ser referida para que quede en un adecuado contexto: un lector de este blog le preguntó al Autor su opinión sobre las máscaras integrales de buceo.
Teniendo una idea provisional sobre el asunto pero no habiendo buceado nunca con una, no era de recibo emitir opinión en esas condiciones. Aun creyéndola fundamentada, probablemente estaría más cercana a un prejuicio que a un juicio con algún criterio.
Por ello, decidió hacer un curso sobre su funcionamiento, quizá adquirir una máscara propia para bucear con ella para, finalmente, poder emitir la opinión solicitada en forma de artículo con algún exigible fundamento.
Esta primera parte se refiere únicamente a la toma de contacto con el artefacto en cuestión, considerándose que pudiera ser útil al lector que está pensando sobre la posibilidad que hacer este tipo de buceo. Probablemente será el primero de una serie de artículos sobre el tema.
Queden claras las limitaciones con las que se ha escrito esta entrada, que se ciñe únicamente a las primeras impresiones.
¿Qué es una máscara integral (full face mask)?
Una máscara integral o full face mask en inglés, es un tipo de máscara que sella toda la cara del buceador en el agua.
Esta definición incluye a las máscaras con tubo o snorkel que permiten respirar aire atmosférico mientras se nada o flota boca abajo en la superficie. Pero ésa es otra guerra.
En este artículo se tratará de las máscaras integrales para buceo autónomo, que llevan incorporadas un regulador a demanda que proporciona al buceador gas respirable .
Las máscaras integrales de buceo se utilizan a menudo en el buceo comercial, pero también se están empezando a utilizar en el buceo recreativo, con modelos expresamente diseñados para éste.
Partes de una máscara integral recreativa
Consta de la siguientes partes generales:
- 1 – Un bastidor plástico en el que se insertan cinchas de goma adaptables a la cabeza del buceador y la máscara de policarbonato. Así mismo se adaptan unas faldillas de silicona flexibles que se adaptan perimetralmente a la cara y aseguran su estanqueidad.
- 2 – Una máscara de policarbonato transparente conformada que hace las veces de visor y soporte, unida al bastidor. A su vez, en ella se insertan el resto de componentes.
- 3 – Un regulador integrado, sujeto con tornillos a la máscara de policarbonato, con purga exterior.
- 4 – Un tornillo que permite adaptar a las circunstancias el esfuerzo del regulador. (En algunos modelos nuevos esto se ha suprimido sustituyéndose por una regulación distinta).
- 5 – Un puerto integrado para la incorporación del sistema de comunicación opcional.
- 6 – Una válvula de salida de gas respirado -con o sin bigotera-, orientable para mejor direccionamiento de las burbujas fuera del campo visual.
- 7 – Una válvula de superficie que, en posición abierta, permite respirar el aire atmosférico sin necesidad de consumir el gas de la botella.
- 8 – Una mascarilla interior de silicona flexible de boca a nariz fijada a la máscara rígida de policarbonato con válvulas que divide el interior de la máscara en dos partes para impedir el paso del CO2 procedente de la respiración buco-nasal al resto de la máscara.
- 9 – Un sistema de obturación de las fosas nasales del buceador, regulable y fijado a la máscara de policarbonato.
De varios de estos componentes trataremos a lo largo del artículo.
Variedad de modelos
Existen muchos modelos de máscaras integrales. No tantos destinados al buceo recreativo, que es lo que tratamos en este blog.
El Autor no está en condiciones de realizar ningún tipo de comparación puesto que no las ha probado todavía. Debe quedar claro que este primer acercamiento se basa en la utilización de un modelo concreto, como es la Ocean Reef modelo Neptune Space.
Las teóricas ventajas
¿Mayor campo de visión?
Pues en el modelo que se pudo probar, sí y no. (Aunque se trata de un modelo ya algo anticuado y se asegura que esto ha mejorado en los modelos más modernos).
Porque respecto de una máscara convencional (en este caso una Oceanic Shadow de carcasa negra, de lo más sencilla que hay), el Autor se situó a distancia constante delante de una gran pared y dibujó sobre ella los límites de visión con ambas máscaras (marcas que tuvo que borrar bajo una fuerte reprimenda del dueño del local, al que sólo faltó ponerle de cara a la pared sosteniendo sendas pilas de libros con cada mano. La ciencia suele ser incomprendida).
Así las cosas, los resultados están condicionados a la diferente construcción de ambos artefactos: la Oceanic convencional tiene un único vidrio plano sobre silicona negra ofreciendo un campo de visión limitado por ésta. Por el contrario, la pantalla de la máscara integral Ocean Reef consiste en un policarbonato conformado en molde que presenta un frontal plano en continuidad con laterales transparentes de curvas variadas.
Además de esta diferente construcción, hay que significar que la distancia a los ojos del vidrio plano de la máscara convencional es significativamente menor que la máscara integral, influyendo éstas en el campo de visión.
Con estas premisas, el Autor midió la máxima amplitudes vertical y horizontal de ambas máscaras, resultando algo que no parecía previsible.
La máxima dimensión horizontal del campo visual de la máscara convencional resultó ser un 30% mayor que la del campo de la parte plana de la máscara completa. Pero si se considera el campo total -incluyendo los laterales transparentes que ofrecen una visión deformada-, entonces la dimensión horizontal de la máscara integral fue un 20% mayor.
Respecto de la máxima dimensión vertical, ocurre algo parecido: la de la máscara convencional resultó ser ligeramente mayor que la parte plana del visor de la máscara integral y ligeramente menor contando las zonas perimetrales que rodean a ésta última. Diferencias no demasiado relevantes en todo caso.
Dado que las dimensiones de las zonas planas de ambas máscaras son muy similares, las diferencias deben ser atribuidas a la distinta distancia a los ojos (mayor en la integral). La presión acercaría las pantallas planas a los ojos, pero las de las dos máscaras, por lo que se desprecia el efecto.
(También habría que considerar el efecto difractivo del agua, pero no se disponía de medios para hacerlo. En futuros artículos se abordará esta cuestión de manera más exacta. Sirvan estos párrafos como aproximación inicial suficiente).
Cuestión muy distinta era la sensación. Porque, al no existir en la máscara integral utilizada, piezas del bastidor separadoras entre la zona plana y la conformada que la rodea, ni aristas definidas entre planos -como ocurre en algunas máscaras convencionales- en el agua no hay una nítida diferencia entre la zona plana y la perimetral conformada, ofreciendo una aparente continuidad que da una sensación de amplitud visual muy apreciable. El buceador tiene la sensación de un campo visual de prácticamente 180 grados, aunque en las zona más alejadas del centro, las formas se encuentren algo deformadas.
¿Mejor para la fotografía submarina?
Por lo dicho en el anterior apartado, no se puede afirmar que la máscara integral probada presente alguna ventaja significativa para la fotografía subacuática respecto de una convencional.
Ante manifestaciones contrarias, el Autor sólo puede pensar en una suerte de efecto placebo por la luminosidad en el interior de la máscara integral. Pero no encuentra argumento objetivo que puedan apoyar dichas manifestaciones.
¿No se empaña?
Pues, sorprendentemente, no. Mientras la máscara convencional estaba repleta de vaho al realizar las primeras inmersiones en una piscina climatizada -a pesar de estar convenientemente escupida-, la máscara integral no tuvo el más mínimo empañamiento sin necesidad de babas ni antiempañantes.
Ello se debe a la circulación de aire en los dos compartimentos en que el volumen interior de la máscara está dividido por una «submáscara» interior de silicona flexible que abarca desde la barbilla hasta la nariz, separando esta zona de la de ojos y frente.
Está mascarilla flexible contiene válvulas antirretorno que hacen que el volumen superior en frente y ojos no vuelva a la zona de la nariz para ser respirado de nuevo, de tal manera que no pueda haber acumulación de CO2 y alejar el fantasma de la hipercapnia.
¿Mayor seguridad?
La máscara integral no se desprende en caso de que el buceador pierda el conocimiento, convulsione por hiperoxia o cualquier situación similar, al contrario que un regulador convencional (respecto de llevar el regulador convencional con un collarín tenso -como algunos sugieren- el Autor duda mucho de su efectividad real al relajarse completamente los músculos de boca y mandíbula).
La maniobra de rescate de buzo inconsciente, que se enseña en los cursos avanzados y técnicos, se simplifica así de manera muy notable.
Todo ello representa sin duda una seguridad adicional muy a considerar. En buceo técnico parece lo ideal para descompresiones largas con una presión parcial de oxígeno puro alta, protegiendo de los desastrosos efectos de una posible hiperoxia.
¿Mayor protección térmica?
Sin ninguna duda, la máscara integral protege todas las zonas de la cara que quedan expuestas cuando se utilizan máscaras convencionales. De hecho, combinando la máscara integral con capuchas -y más si sus bordes están terminados en goma que refuerce la zona perimetral de la cara en contacto con la máscara-, toda la cabeza queda protegida. Ello puede ser muy importante en aguas frías, contaminadas o en inmersiones muy largas. Pero hay otras opciones con máscaras convencionales.
¿Más cómoda?
Responder esta pregunta exige haberse adaptado al uso de ambas posibilidades (convencional e integral). Por lo dicho al principio del artículo, esto no se ha producido todavía en el caso de la máscara integral, por lo que lo que se dirá a continuación debe ser tomado con las correspondientes cautelas.
Los tetones de goma interiores que permiten la obturación de las fosas nasales para lograr la ecualización de los oídos fue una incomodidad pues su posición forzada para realizar su función producía presión en el labio superior o, para evitarlo, tener que mover la mandíbula para recolocar levemente la máscara. Es de esperar que una mayor y mejor adaptación elimine este pequeño problema pero, preguntados compañeros con más experiencia que quien esto escribe, la respuesta fue variada: hubo quien afirmó que esa molestia desaparecía y hubo quién sostenía que un cierto incomodo permanece aunque uno se acaba acostumbrando. Pondremos esta cuestión en cuarentena a la espera de un mayor número de inmersiones.
En cualquier caso, la sensación obtenida es que en la zona superior de la cara la diferencia no es a favor de la máscara integral. Sin embargo en la zona de la boca es mucho más cómoda por no tener que sujetar el regulador con la mandíbula, evitando la consiguiente tensión que, en el caso de realizar inmersiones muy continuadas o largas, puede provocar una gran incomodidad (de ahí el éxito de boquillas ergonómicas).
Quedaría por ver si las máscaras integrales que ofrecen una forma más parecida a las máscaras convencionales (con la posibilidad de pinzar la nariz desde el exterior), compensan esta aparente incomodidad.
Posibilidad de bucear con gafas correctoras
En el interior del volumen de la máscara integral rígida es posible llevar unas gafas «de ver» para quien las necesite. Eso sí, con una montura específica para el modelo de máscara en cuestión que puede ser complementada con patillas desmontables para su uso en superficie. Hay quien les adaptan cristales rojos para filtrar el azul y mejorar la visión bajo el agua.
Para quien adolezca de este problema y no lo pueda solucionar convenientemente con las adaptaciones posibles en una máscara convencional, es una muy buena opción.
Posibilidad de comunicación verbal con el compañero
La máscara integral permite la implementación de unos dispositivos inalámbricos de comunicación que permiten que los compañeros hablen entre sí. Incluso existen dispositivos que permiten la comunicación con el barco de apoyo.
Lo primero que habría que considerar para saber si esto es una ventaja o un inconveniente sería la calidad de la conversación del compañero ya que para muchos -Autor incluido- una de las ventajas del buceo es que no hay que oír a nadie. Es una de las pocas actividades colectivas que le libran a uno de tener que escuchar a pesados. Pasarse toda la inmersión soportando las excelencias del pulpo que el compañero ha encontrado debe ser para abandonar la actividad o darle un uso inadecuado al cuchillo.
Pero la realidad es que esto en determinadas circunstancias puede ser una ventaja innegable, que obviamente no permite la máscara convencional.
Cada lector deberá valorarla en su caso.
Solución a problemas infrecuentes
Problemas fisiológicos en la zona bucal tales como de malformaciones en la cavidad oral que impiden el uso de una boquilla de regulador convencional, pueden ser resueltos con una máscara integral.
La ecualización de los oídos
¿Cómo se puede pinzar la nariz si toda la cara está en el interior de la máscara integral rígida? ¿Hay que renunciar a la maniobra de Valsalva y compensar mediante bostezo, deglución o desplazamiento mandibular hacia afuera?
No. Se pueden obturar las fosas nasales apoyando la nariz sobre unos tetones al efecto cuya posición dentro de la máscara, en altura, profundidad y separación, pueden ser regulados mediante una pieza fijada mediante tornillo, unos extensores plásticos en los que se insertan los tetones de silicona propiamente dichos que, al ser excéntricos, modifican la separación entre ellos al ser girados.
Existen otros sistemas similares.
Esta adaptación es premiosa y cuesta un cierto tiempo llegar a la posición óptima. El Autor reconoce que no lo logró totalmente en los primeros días. Cuestión de tiempo, en cualquier caso.
Respiración y consumo
Al poderse realizar a través de nariz y boca, la respiración con una máscara integral es distinta a la de un regulador convencional por el que sólo se respira por la boca.
Después de tantos años utilizando reguladores convencionales, poder respirar por boca y nariz resulta extraño y agradable.
El Autor no pudo cuantificar en sus inmersiones de prueba debido a que se pasó todo el tiempo haciendo ejercicios de cambio de máscara integral a convencional y viceversa, lo cual alteraría el cómputo. Pero la sensación fue que el consumo era superior, posiblemente porque la respiración por boca y nariz propendía a una mayor facilidad y, por tanto, profundidad y frecuencia.
Compañeros con más experiencia afirmaban que el exceso de consumo se va atenuando con la adaptación, pero ello no ha podido ser contrastado por el Autor todavía.
También es de reseñar que la proximidad de los tetones de ecualización a la nariz producía una vibración en la entrada de gas algo incómoda. Quizá por una inadecuada regulación del esfuerzo del regulador o por una posición incorrecta de los tetones (demasiado próximos a la nariz), cabe esperar que este efecto desaparezca con una mejor adaptación a la máscara.
La válvula de superficie
Como se ha dicho en la descripción de los componentes, este tipo de máscaras suelen llevar una válvula cuyo objeto es que el buceador pueda respirar del aire atmosférico en superficie sin «gastar» el gas de la botella.
En un anterior artículo titulado «La seducción de lo innecesario: ¿LLEVAR TUBO o «SNORKEL»?» ya se argumentó razonadamente que en estos casos la cantidad de gas de la botella que se ahorra no suele ser relevante en absoluto.
Por ello, cabría pensar que la existencia de esta válvula no es tan importante y que aporta un punto de fallo que sí puede afectar a la seguridad. ¿Qué pasa si el buceador olvida cerrarla y se sumerge? Lo esperable es la inundación inmediata de la máscara.
El Autor hizo dicha comprobación resultando que no entró una sola gota de agua en la máscara. Quizá porque exista presión positiva o por otra razón pero el caso es que sorprendentemente esto no fue ningún problema.
Inadecuación a protocolos existentes
Esto representará un inconveniente -o no- en función de que el buceador siga unos protocolos determinados o, por el contrario, no tenga ningún protocolo definido, en cuyo caso podrá obviar este apartado.
El Autor sigue protocolos DIR – GUE que no contemplan el buceo con máscara integral, al menos por el momento. La inmovilidad en ciertos aspectos del sistema ya ha sido analizada en un artículo anterior titulado «Cómo estropear una buena idea: El DIR (y la madre que lo parió)«. No se insistirá aquí en este asunto.
Sin embargo el uso de la máscara integral plantea de entrada la imposibilidad de donar la fuente de gas de la cual se está respirando. Esto podría representar una incompatibilidad de entrada pero el Autor se pregunta sobre la fundamentación de esta necesidad en este caso concreto.
Donar el regulador del que se está respirando tiene dos razones: el buceador que se ha quedado sin gas se dirige a donde sabe que está su gas salvador y además constata que funciona porque su compañero está respirando de él. No se pone a buscar nada.
Como también se ha manifestado en otros artículos anteriores, Internet está repleto de vídeos de buceadores que, quedándose sin aire, arrancan literalmente de la boca los reguladores de sus compañeros, a veces con tal violencia, que parece se llevaran algún diente con ellos.
Y entonces la pregunta que se suscita sería: ¿el buceador que se queda sin aire arrancaría una máscara integral a su compañero? Preguntados instructores con bastante experiencia en este tipo de máscaras, la respuesta es negativa. Y es lógico puesto que alguien sin experiencia en máscaras integrales difícilmente puede ver en una de ellas una fuente salvadora. Lógicamente tenderá a buscar un regulador. Tampoco hace falta tener que imaginar mucho porque lo mismo pasa en el caso de los recicladores o rebreathers.
Esto, a juicio del autor, altera necesidad de donar el regulador del que se respira. Cuestión distinta será determinar dónde se lleva y cómo se dona el regulador de emergencia. A bote pronto parece que el mejor sitio sería llevarlo en un collarín pero del que fuera inmediata y fácilmente desprendible para su donación (lo cual contradice el uso habitual del collarín, que debe impedir su separación del regulador que porta).
Para aquellos que utilicen latiguillo largo, también parece razonable que, en este caso, el suministro de la máscara fuera mediante el latiguillo corto de respaldo, mientras que el secundario fuera en este caso el regulador con latiguillo largo para que, una vez donado, hiciera su función (que también ha sido explicada en artículos anteriores).
La posibilidad de instalar conectores rápidos a la máscara integral y también a una segunda etapa separada que se puede llevar de respaldo en un bolsillo permite poder de prescindir de la primera en cualquier momento de la inmersión si fuera necesario, volviendo a la configuración hogarthiana clásica. Máscara y dos segundas etapas también son una posibilidad.
El lector deberá valorar su caso concreto al no haber protocolos determinados.
¿Qué hacer ante un problema?
Ante cualquier mal funcionamiento del regulador de la máscara o cualquier otro problema no queda más que quitársela para sustituirla por el regulador de emergencia y una máscara convencional que es necesario llevar siempre como respaldo. Está maniobra de sustitución no es nada difícil, pero hay que practicarla.
La maniobra inversa, es decir, la sustitución de la máscara convencional y el regulador por la máscara integral de nuevo tampoco reviste excesivos problemas aunque la evacuación de agua de la máscara es un poco más complicada. Pero nada que no se pueda controlar con unas horas de entrenamiento previo.
Las maniobras empezaron a funcionar al Autor cuando se dio cuenta de la importancia de establecer y seguir siempre un orden determinado. De esta manera, a falta de protocolos establecidos, el Autor procedió de la siguiente forma:
Sustitución de la máscara integral por máscara y regulador convencionales.
- 1 – Purga del regulador secundario o de respaldo para comprobar que efectivamente funciona antes de empezar la maniobra.
- 2 – Preparación de la máscara de respaldo sacándola del bolsillo o enganche y enhebrándola en el brazo izquierdo.
- 3 – Tomar aire para la pequeña apnea necesaria para la maniobra.
- 4 – Quitarse la máscara de la cara empleando una o dos manos según el procedimiento de desenganche de cada modelo.
- 5 – Llevarse inmediatamente el regulador secundario a la boca y volver a respirar.
- 6 – Tomar la máscara de respaldo del brazo izquierdo y colocarla en la cara vaciándola.
- 7 – Abrir totalmente los ajustes de goma para la cabeza de la máscara integral con objeto de que ya estén abiertos si se precisa ponérsela otra vez.
- 8 – Estibar la máscara mediante un mosquetón a enganchar en una de las anillas del chaleco o ala.
Fin de la maniobra.
Sustitución de máscara y regulador convencionales por la máscara integral.
- 1 – Desestibado o desenganche de la máscara integral con la mano derecha. Purga de la máscara manteniéndola orientada hacia abajo para que no entren flujo continuo para asegurarse de que el regulador integrado funciona antes de empezar la maniobra.
- 2 – Comprobación de que las correas de ajuste están totalmente abiertas. En caso contrario, abrirlas,
- 3 – Enhebrado de la máscara integral en el brazo derecho.
- 4 – Quitarse la máscara convencional enhebrándola en el brazo izquierdo.
- 5 – Presentación de la máscara integral en la cara apartando las correas pero sin quitarse el regulador de emergencia del que se está respirando todavía.
- 6 – Tomar aire para la pequeña apnea requerida para el cambio.
- 7 – Quitarse el regulador de emergencia.
- 8 – Colocación de la máscara integral en la cara todavía sin correas pero presionándola contra la cara.
- 9 – Exhalación profunda para evacuar el agua de la máscara manteniéndola fija en la cara con la mano.
- 10 – Inhalación de aire para proseguir con la maniobra una vez vaciada la máscara.
- 11 – Ajuste de las correas con una mano manteniendo la máscara presionada sobre la cara con la otra.
- 12 – Estiba de la máscara de respaldo en su bolsillo o enganche.
Fin de la maniobra.
La descripción se ha querido pormenorizada, por lo que quizá parezca al lector más complicada de lo que realmente es. En cualquier caso, conviene practicar ambas maniobras en aguas confinadas antes de lanzarse al mar. O hacer un cursito de iniciación, dado que muchas certificadoras recreativas lo ofrecen.
Debido a esto, debe entenderse al ver algunos vídeos de Internet que presentan a buceadores norteamericanos muy novatos en sus probablemente primeras inmersiones provistos de máscaras integrales, que no pueden quitárselas en ningún caso y que la única alternativa ante un problema serio es el ascenso a superficie.
Coste de adquisición
El costo de una máscara integral para buceo recreativo respecto de una convencional es de 10 a 1 e, incluso, de 20 a 1 . Y dependiendo de la máscara, mucho más. Ello sin sistemas de comunicación ni accesorios varios.
Como decía Machado -parafraseando a Quevedo-, «cualquier necio confunde valor con precio«. A partir de esta máxima se podrá valorar si merece la pena adquirir una máscara integral o, por el contrario, entramos en el terreno del capricho.
Por tanto, atendiendo al valor, si se considera que sus ventajas son necesarias, la adquisición tiene todo el sentido independientemente el precio. Si no, se deberá valorar la comodidad que aporta.
Cierto es que se puede no disponer del dinero necesario pero, generalizando, al final casi todo acaba siendo un problema de prioridades.
Corolario
La gran pregunta: ¿hace falta una máscara integral para bucear?
Pues depende. En algunos entornos sí parece necesaria (aguas frías o contaminadas), cuando se requiera comunicación verbal con el compañero, con el barco de apoyo o en los casos señalados a lo largo del artículo (gafas, malformaciones, etc.).
A partir de esas situaciones, la máscara integral no parece hacer ninguna falta en rigor, pero es una cuestión de preferencias personales.
Esta es una primera toma de contacto con la máscara integral. Pero el Autor recomendaría en cualquier caso al lector que probara una durante dos o tres días y obtuviese sus propias conclusiones. Merece la pena.
Agradecimientos
El Autor agradece la inestimable ayuda y sagaz supervisión de su admirado amigo Ramón Verdaguer, representante de la marca Ocean Reef en España que además le ha otorgado los correspondientes permisos para utilizar fotos pertenecientes a sus catálogos y manuales.
Así mismo, a Javier Basteiro y otros compañeros e instructores de Dive Madrid por su infinita paciencia y amabilidad hacia las interminables preguntas de quien esto escribe.
Finalmente es necesario agradecer al lector que planteó la cuestión por ser acicate para que el Autor aprenda algo más -que probablemente nunca se hubiera planteado-, uno de los pocos e indiscutibles placeres de su miserable vida.
Gracias José, excelente artículo. Espero con ganas el resto de la serie.
Saludos
Estimado Coronel: Como instructor de máscaras Full Face, en general y de la marca utilizada en este articulo, en particular y a pesar de que las fuentes mencionadas en los agradecimientos son, sin duda muy adecuadas (tanto el maestro Verdaguer como mi buen amigo Basteiro) quiero decir que algunas de las incógnitas que aún planteas por las pocas horas de uso aún, tienen efectivamente respuesta positiva y satisfactoria en todos los casos. En la escuela (Zona CERO Sub) disponemos en todo caso de los elementos necesarios para seguir con tus averiguaciones, como son varios de los modelos de la mencionada marca, los intercomunicadores con dispositivos de reducción de eco para entornos confinados (como una piscina) y la propia piscina privada de nuestras instalaciones.
Pero si quería aportarte algunas consideraciones que has dejado planteadas en el artículo:
Respecto a la comodidad:
Es un concepto subjetivo y por tanto no creo que puedas evaluarlo de otra manera ni sumando horas de uso; yo mismo no tengo claro que la máscara, en sí misma, sea más cómoda que una máscara convencional, pero sí tengo claro que es suficientemente cómoda para ser usada de manera habitual o en las circunstancias especiales que mencionas a lo largo de tu artículo, y mucho más cómoda si al concepto subjetivo añades los aspectos de seguridad, comunicación, empañamiento etc. que también forman parte de esa comodidad y aportan cosas que solo la integral pueden resolver. En todo caso te anuncio que la precisión en el ajuste de los tetones de ecualización, que efectivamente influyen de forma notable en esa sensación, no es en absoluto fácil ni inmediata, pero sí puedo decirte que se termina logrando y que ajustados de forma correcta no molestan en absoluto durante la inmersión, ya que la maniobra de ecualización debe acompañarse de una aproximación manual a la cara, de la máscara, presionando desde el exterior sobre ella, y que es esa maniobra la que debe situar los tetones en su sitio, regresando a un lugar lo suficientemente distante de la cara al terminar la maniobra, con lo que que no debería ser causa de incomodidad. Otra cosa es, sin embargo, que sea fácil realizar la ecualización de esta manera, en comparación con una máscara convencional, porque no lo es, especialmente para aquellos que de forma natural más sufren con la compensación en circunstancias normales. Hay que asumir esta característica en el balance final.
Respecto de las gafas correctoras:
Solo añadirte que yo soy un usuario de éstas, como lo soy de gafas graduadas convencionales y el efecto sobre la visión es el mismo, pero en este caso a favor de la convencional hay que decir que el campo de visión no se ve afectado por la graduación y si se se ve afectado – y mucho – en la integral, por la presencia del marco, especialmente en aquellas distancias cortas como la necesaria para ver la instrumentación. Sin embargo, aquellos que usan lentillas como mecanismo corrector, encontrarán más cómodo el uso de una integral en la que, por definición, la entrada de agua y los vaciados por empañamiento y otras circunstancias similares desaparecen.
Respecto a la comunicación verbal y al consumo:
Solo añadir, como sin duda habrás comprobado ya, que el mecanismo es bidireccional, pero por turnos, lo que implica aviso, espera, pulsado del intercomunicador y acompasamiento con la respiración propia y del compañero, para aumentar la calidad de la conversación (es también una especialidad específica de las agencias formadoras, la comunicación), por lo que tu tan temida pérdida de la notable ventaja del silencio ante cualquier pulpo dura una inmersión de novedad, a lo sumo; después aprendes a darle un uso moderado y eficaz (a veces ninguno) pero manteniendo la posibilidad de hacerlo, en todo caso, cuando quieras. Es sin duda una de sus mejores cualidades. Por otro lado, y enlazo aquí con tu apartado del consumo, es precisamente el uso de la voz el que dispara dichos consumos respecto al buceo con máscara convencional, así como las maniobras de vaciado o de cualquier otro tipo practicadas con la máscara, cuyo volumen interior es de medio litro, que sí puede llegar a impactar en la tasa de consumo final. La vibración de los tetones ha de ser corregida con el regulador de esfuerzo inspiratorio para cada profundidad e incluso posición de navegación (trimado).
Respecto a la válvula de superficie:
Solo añadir que la eficacia o ventaja de usar dispositivos de aire atmosférico no es tanto por el ahorro en los consumos, que efectivamente es insignificante e intrascendente, como sobre todo en relación con el esfuerzo inspiratorio que se produce a un bar (en superficie) tanto a través de una segunda etapa convencional como a través de la integrada y especialmente en esta última, donde la sensación de fatiga aparece rápido (así como el único empañamiento que se puede producir en estas máscaras) si se respira del circuito en superficie.
En el resto de asuntos tratados puedo tener alguna visión complementaria o alguna variación de opinión, pero no son trascendentes para el contenido de tu análisis. Un saludo
Marín Ynestrillas.- Instructor Trainer SSI.- Zona CERO Sub
Muchas gracias por el comentario, extenso e interesantísimo. ¡Así da gusto, sí señor …!
Como escribo frecuentemente, el conocimiento siempre es provisional. E intervenciones como ésta contribuyen a su perfección.
Muchas gracias de nuevo.
G.
Increiblemente útil esta publicación con relación al
tema de la salud de los ojos. Por lo general se acostumbran a omitir estas cosas y no nos cuidamos
lo que deberíamos, lo que eventualmente tiene consecuencias en nuestra salud