Con sus alegrías, digo … alergias, la primavera llegó al hemisferio norte y los buceadores se disponen impacientemente a iniciar una nueva temporada de buceo.
Después de una inmersión es frecuente que algún compañero no demasiado avezado todavía pregunte sobre la posibilidad de comprar tal o cual componente para su equipo a fin de resolver algo de su buceo con lo que no se ha sentido satisfecho o para emular a alguien con más destrezas que él.
Después de inquirir sobre los motivos de la incomodidad o del problema que origina el deseo del nuevo complemento, raramente la respuesta acaba en el consejo solicitado, sino en otro muy distinto al esperado. El lector averiguará el porqué en este artículo no solamente destinado a novatos, sino a todo tipo de buceadores .
Resolver deficiencias propias comprando equipo
Es comportamiento frecuente ante un problema o carencia técnica pensar inmediatamente qué cacharro o aditamento nos pueda ayudar a superarlo o nos lo resuelva directamente.
La compra de equipo como solución no es un fenómeno exclusivo del buceo. Por ilustrarlo con un ejemplo ajeno, quien haya jugado al tenis habrá escuchado muchísimas veces las habituales excusas de «perdí porque jugué con un cordaje malo«. La porquería de golpe de revés que exhibe el protagonista parece no influir. Tiene que ser forzosamente culpa del cordaje de la raqueta y cambiándolo el resultado necesariamente será otro. Y si no es el cordaje serán las zapatillas, la propia raqueta, su equilibrado, el peso de la bola o cualquier otra cosa. No hace falta imaginar el nuevo resultado.
En el buceo frecuentemente ocurre lo mismo. Un caso típico es ver a compañeros con mala horizontalidad (trim) o mala flotabilidad que piensan que cambiando su chaleco por un ala, mágicamente llegarán a adquirir una posición sublime.
Pero esto no sólo afecta a los buceadores noveles. El Autor conoce algunos compañeros con miles de inmersiones pero formación mejorable, que han llegado hasta el rebreather pasando por el sidemount y todo tipo de continuas mutaciones en la configuración de sus equipos, en una impenitente aspiración de mejora pero sin abordar el verdadero problema: una adecuada formación. (Como el lector podrá imaginar, el resultado no puede ser otro que una pérdida de tiempo y dinero aderezada de frustración, cuando no una utilización indebida de un equipo para el que no se está preparado).
¿Por qué se pretende resolver la falta de destrezas propias comprando equipo y no con más formación, más instrucción y más práctica dirigida?
Quizá la respuesta resida en que ello significa más esfuerzo, más tiempo y, sobre todo, una cierta exposición a verse en el espejo como realmente se es. En resumen, un mayor coste personal en comparación con la facilidad de ir a una tienda y comprar al instante aquello que creemos que resolverá nuestras deficiencias sin necesidad de nada más que pagar unos euros, dólares o rupias.
De repetirse este comportamiento, finalmente todo ello resultará en un sumatorio de todo tipo de archiperres acumulados durante el tiempo que llevemos buceando y probablemente en una configuración inútil o prescindible, que no se comprende, que no se sabe utilizar y, por supuesto, no mejorando absolutamente nada de nuestro buceo.
Por ello, quien esto escribe repite constantemente un principio que para él es un axioma:
PRIMERO LA FORMACIÓN Y DESPUÉS EL MATERIAL.
La falta de formación como alimento del mercado
Por desgracia o fortuna, vivimos en un mundo en el que el crecimiento constante es la base del sistema económico. Por ello, para sobrevivir los fabricantes deben lanzar continuamente novedades al mercado que deberán ser consumidas por los usuarios. Aquí nace la mercadotecnia como herramienta para generar deseos y necesidades que no existían con objeto de que se produzca una compra que muchas veces no es necesaria.
Pero ¿qué es necesario y qué no? Volvemos una y otra vez a lo mismo: esto lo determina el criterio que sólo se consigue con verdadera formación.
Otra cosa a tener en cuenta es que, en estas cuestiones en particular y en el pensamiento humano en general, la emoción antecede a la razón. Se decide emocionalmente y sólo después se reviste la decisión con los argumentos racionales que la apoyan, prescindiendo de los que la refutan. Darse cuenta de esto es bastante desmoralizante si se cree en la capacidad de raciocinio humana pero hay que temerse que es la realidad.
Sin necesidad de haber caído en las garras de la oniomanía, toda compra produce una reacción en los circuitos cerebrales del placer, regidos por la hormona dopamina y la serotonina. Así pues, a la pretensión de resolver nuestras carencias yendo a un tienda o comprando por Internet, habrá que sumar que la propia compra tiene un potencial de satisfacción placentera a través de los mismos circuitos que el chocolate o el sexo ─ sea esto lo que fuere ─.
Por este motivo, el buceador novato echará el ojo a aquel chaleco de color camuflaje que le gustó tanto y luego preguntará, … preguntará, … y volverá a preguntar hasta encontrar a alguien que se lo recomiende para finalmente comprárselo y cumplir su imaginario de navy seal invadiendo algún país. Esto es una cuestión muy humana y no se trata de denostarla, sino de conocerla. Ni siquiera sabiendo que esto ocurre seremos capaces de dominar nuestros sesgos, pero saberlo algo ayuda.
Pero lo que aquí se propone es exactamente lo contrario: adquirir conocimiento y que éste sea la base de la decisión de compra, dejando las emociones a un lado, en la medida de lo posible y de momento.
Las defensas
Cualquier defensa ante todo lo relatado pasa necesariamente por el CRITERIO. Esta condición necesaria se va adquiriendo con una formación adecuada (no con los habituales cursos en los que se acaba sugiriendo una compra o vendiendo directamente material), por lo que volvemos al principio: primero la formación y luego el material.
Pero en todo caso se deberían considerar los siguientes conceptos que ofrecen una cierta protección contra el deseo de comprar:
Minimalismo
Parafraseando indebidamente a Albert Einstein (1), en el buceo se podría decir que
Todo debe ser tan simple como sea posible, pero no más simple de lo que la seguridad exige.
El buceo recreativo «sin techo» no exige un equipamiento complicado. Todo lo contrario. Ésa es una de sus comodidades y ventajas respecto de otros tipos de buceo. Sin embargo, se pueden observar a buceadores con tal cantidad de aditamentos inútiles que resulta sorprendente.
Enganches para fijar dispositivos retráctiles que a su vez tienen un enganche para la linterna de buceo y aun otro enganche adicional para mantener el conjunto compacto (como el de la imagen adjunta); dispositivos en las aletas que teóricamente simplifican el ponérselas y quitárselas, complejos, de plástico y que se rompen cada dos por tres (¿alguien que haya probado unos muelles ha vuelto alguna vez a utilizar estas cosas?); anillas que no sirven absolutamente para nada; dispositivos de retención de segundas etapas totalmente prescindibles, carretes extravagantes para la boya deco; espejos para no mirar hacia atrás; clips para latiguillos; dispositivos de retención magnéticos; etc.
(A quien esto escribe le recuerdan estas cosas al lamentable espectáculo estético que ofrece la gente que pone un tapetito debajo de una taza de café con su platito para no manchar el mantel de plástico imitando hilo portugués que cubre la mesa, que para colmo es de formica o melamina imitando madera).
Nada de esto va a favor ni de la funcionalidad al ser totalmente prescindibles y menos de la seguridad, ya que cuantas más cosas, mayor es la probabilidad de lío, enganches y fallos. Sólo sirve para alimentar a la industria de componentes de buceo. Y llegamos a otro axioma:
una correcta simplicidad va a favor de la seguridad
El término correcto significa que la simplicidad se determina una vez analizadas las condiciones de seguridad requeridas. Y esta determinación no consiste en sobredimensionar todo «por si acaso», lo que puede conducir a soluciones diabólicas ya analizas en este blog tipo «spare air» o similares, por ejemplo. La seguridad debe ser la consecuencia de un análisis muy consciente de las características de la inmersión. Y si no se tiene criterio para ello todavía, déjese el lector llevar por la gente que sí sabe y ha pensado estas cosas de manera sólida, es decir, durante su formación.
Todo lo dicho respecto del buceo recreativo cobra muchísima más importancia en el buceo técnico, en donde la simplicidad necesariamente debe ser un objetivo prioritario a conseguir por mucho que se empeñen los buceadores de la vieja escuela o los formados con mentalidad recreativa. Por ello, acostumbrarse a considerar la simplicidad como una meta desde que se comienza a bucear, no sobra.
Querido lector: por mucho que apetezca comprarlos, ¡huya de los gadgets como de la peste!
Contra la agregación, holismo
En una anterior entrada llamada «el DIR (y la madre que lo parió)» se analizaba y definía el concepto de sistema holístico. La palabreja «holismo» hace referencia al entendimiento de un sistema como diferente a la simple suma de sus partes. Y ello lleva a la consideración de que todo el sistema cambia cualitativamente ─ además de cuantitativamente ─ cuando lo hace cualquiera de sus componentes.
Como en aquel artículo se decía, el concepto holístico es una diana que traza el camino a recorrer pero a la que nunca se llega. Sin embargo es importante entender que este modelo es un criterio a adoptar, así como que el holismo no implica necesariamente minimalismo.
Por decirlo de otra manera, es un concepto que se opone a la habitual agregación sin ton ni son de componentes, que es lo que la mayor parte de la gente hace. El problema es que hay que ENTENDER el porqué de cada componente, de su posición y encuadrarlo dentro de unos determinados protocolos. Es un concepto avanzado que requiere contar con formación.
La barrera del dinero
Aunque para bucear se necesita en general un determinado nivel económico, pudiérase pensar que una evidente defensa para no gastarse el dinero en innecesaridades es simplemente no tenerlo o que éste sea escaso. Sin embargo, muchas veces parece que la escasez sólo se trasforma en la satisfacción de comprar cosas baratas, no de abstenerse de comprar.
Lo caro no es el precio del equipo que finalmente uno necesita. Lo caro son todas las cosas innecesarias que uno se compra antes de saber el equipo que realmente necesita.
El Autor sospecha que este principio es universal y que se puede aplicar prácticamente a cualquier disciplina imaginable.
Obviamente, la manera más eficiente de reducir este ruinoso proceso es saber qué equipo necesita uno cuanto antes, esto es, adquiriendo la mayor formación lo antes posible. Y llegamos a otra consecuencia: el conocimiento derivado de una adecuada formación ahorra muchas compras innecesarias y, por ende, mucho dinero.
Una buena formación SIEMPRE es rentable.
Corolario: la liberación
Asumámoslo: casi con toda seguridad nos vamos a equivocar, sobre todo al principio hasta que desarrollaremos un criterio sólido de elección que únicamente se puede adquirir mediante la formación.
Por tanto la recomendación que el Autor puede dar al lector es el principio mencionado en el artículo: primero la formación y solamente después, el material.
Cuando alguien ha llegado a comprender el porqué de cada elemento de su equipamiento y los ha integrado perfectamente con los protocolos que emplea … se difumina el deseo de comprar una y otra vez. Sencillamente porque no hace falta. La compra a partir de ese momento se limitará a la reposición de elementos gastados o rotos. O elementos necesarios para hacer otros tipos de buceo.
Esta actitud se puede observar en quienes adoptan conscientemente posturas fuertemente minimalistas y permanecen en ellas para siempre o bien quienes adoptan la configuración hogarthiana en el seno de un sistema DIR, holística y también minimalista pero proyectada hacia un futuro de mayor complejidad. (Próximamente dedicaremos un artículo en este blog destinado a explicar los porqués de esta última configuración).
En cualquiera de los dos casos, las ganas de entrar en una tienda de buceo desaparecerán.
(1) – Albert Einstein nunca dijo la frase «Todo debe hacerse tan simple como sea posible, pero no más simple«, aunque parece que deriva de una conferencia en la que dijo algo similar de una manera más compleja: «No se puede negar que el objetivo supremo de toda teoría es hacer que los elementos básicos irreducibles sean tan simples y tan escasos como sea posible sin tener que renunciar a la representación adecuada de un solo dato de experiencia«.
Hola. Siempre agradecida contigo por este blog, principalmente porque llevo poco tiempo buceando y, luego de hacer las dos formaciones mas «importantes» a las que tenemos acceso los aprendices de buceo recreativo (OWD y AOWD), quedé con muchas carencias técnicas básicas y en mi búsqueda para compensar ese vacío en la formación, encontré respuestas en este blog. Pero como bien sabemos, una cosa es leer y otra muy distinta aprender la práctica. Al principio sentí mucho alivio al darme cuenta de que no era una sensación mía sino un hecho, que falta información en los cursos, y no es poca. Quiero aclarar que he tenido excelentes instructores, al menos un par de ellos, pero también es cierto que se tienen que ceñir a lo que el programa tiene preparado en cada curso. Tengo que decir que mientras más te leo más frustrada me siento porque estoy tan de acuerdo en todo lo que planteas en este y otros artículos, sin embargo, al menos yo, no encuentro cómo complementar la formación sin necesidad de hacer la de de buceo técnico. No estoy interesada en una formación tan profunda, estoy interesada en dominar lo necesario para disfrutar de mis inmersiones de forma segura ¿Es mucho pedir? Cuando planteo esto en los centros de buceo, las respuestas que obtengo es que tengo que bucear, bucear y bucear, con lo cual no estoy de acuerdo ya que la sucesión de inmersiones solo me han llevado a repetir los mismos errores una y otra vez. No busco soluciones mágicas en el equipo porque reconozco que soy yo la que no domina lo básico con apenas 35 inmersiones en mi haber. Alguna sugerencia en cuanto a formación para esta aprendiz de buceo recreativo? ¡Gracias de antemano!
Hola.
En primer lugar y aunque no sea la causa directa, siento que la lectura del blog te cause algún tipo de frustración.
En esta época en donde tan mal se tolera la frustración te diré que por el contrario creo que es una fuerza impulsora importante. O por lo menos lo ha sido siempre para mí.
En cuanto a tu consulta te he de decir que creo que sobrevaloras la dificultad de la formación de iniciación técnica que se propone en el artículo. Realmente enseñan cosas extremadamente básicas aunque inalcanzables desde un punto de vista recreativo si no es bajo la dirección de alguien competente.
En todo caso y admitiendo que no quieras realizarlos, lo que puedes hacer es buscar a algún instructor técnico o algún club donde haya gente con formación técnica que te acoja y te prepare como si fueras a hacer el curso que tanto reparo te da.
Esta formación inicial no deja de ser una preparación intermedia pero quizá sea lo que buscas.
Y también quizá, una vez que la conozcas, te animes a dar el siguiente paso.
La dificultad estriba en encontrar a ese instructor o ese club que te acojan.
Yo conozco y recomiendo a algunos amigos instructores en las zonas en donde vivo. Si lo consideras oportuno mándame un privado indicándome en qué zona vives tú y quizá te pueda echar una mano -o quizá no-.
Un cordial saludo.
G
Excelente. Ya te he escrito al privado. Exactamente como lo sugieres, no es tu blog el que produce frustración sino la realidad que «tu pluma» plasma en él y mi creencia de que no habían opciones. Leyendo tu respuesta ya me has dado dos (opciones) y es más que suficiente. Agradecida por ello. Buenos días!