Bucear con dos reguladores instalados en una grifería de dos salidas sobre una única botella es una de las primeras elecciones de muchos buceadores recreativos que desean aumentar su seguridad, muchas veces por estar ya bordeando o transgrediendo los límites del buceo que practican.
Cuando se les pregunta sobre la razón de ello, indefectiblemente aparecen ideas como las de que «dos es mejor que uno», que se lleva «el doble de seguridad», que «si falla un regulador, tengo el otro«, aderezadas con la palabra «redundancia».
Y sin embargo, esta configuración no aparece como estándar prácticamente en ninguna parte.
¿Por qué?
Qué es una grifería de doble salida
Como su propio nombre indica, es la que ofrece dos conexiones independientes con sendos pomos de cierre, teniendo la posibilidad de instalar las primeras etapas de dos reguladores simultáneamente en una misma botella. A cada una de ellas se le conecta una única segunda etapa, de tal manera que se mantienen en el conjunto las dos segundas etapas habituales, sin añadir ninguna más.
Generalmente se conectan los latiguillos de manómetro y traje seco -en su caso- a la situada a la izquierda del buceador (según él mismo mirando al frente con el equipo puesto) y el del dispositivo de flotabilidad (chaleco o ala) al derecho. Pero, en realidad, salvo la configuración Hogarthiana, no existe ningún protocolo estándar para esta configuración, por lo que se podrá encontrar cualquier combinación en las conexiones. Pareciera que el buceo recreativo es alérgico a la estandarización.
Cerrando cada pomo se impide el paso del gas a su correspondiente regulador y a todo lo que a él esté conectado, de tal suerte que si uno de ellos fuera la causa de una pérdida de gas, se cortaría ésta pudiéndose respirar del alternativo.
Pareciera que existe una infinidad de modelos que difieren en su forma: con los pomos hacia arriba; hacia abajo; hacia ambos lados simétricos; asimétricos; por delante; por detrás; … de todos los tamaños, colores, sabores y olores. Una pequeña muestra de esta aparentemente monstruosa variedad digna de la cantina de La Guerra de las Galaxias se ilustra a continuación. Pero en realidad, se reducen a dos tipos: en «Y» y en «H».
Dentro de ambos tipos hay, a su vez, variantes importantes. En la imagen, las griferías señaladas con los números 1, 2, 3 y 7 pertenecerían al grupo de válvulas en «Y»; las numeradas con el 4, 5 y 6 pertenecerían al grupo de válvulas en «H». Se podrá ver cómo entre las pertenecientes al mismo tipo hay diferencias sustanciales. Así mismo existen algunas como la nº 8, que no se incluyen en ninguno de los dos grupos pero que están destinadas a otros propósitos concretos (rebreathers, etc.), por lo que se incluyen solamente a efectos informativos y se diferencian del resto mediante un recuadro.
Dentro de toda esta variedad, muy pocos modelos son mínimamente ergonómicos y aceptables, como luego se verá.
Frecuentemente este tipo de griferías se encuentran en los centros recreativos de los países donde conviven los dos estándares de conexión DIN e INT. Pero no con el propósito principal de instalar dos reguladores simultáneamente. En una de las salidas se instala un núcleo para reguladores INT (los preferidos por los centros de buceo debido a cuestiones de facilidad en la manipulación durante la carga masiva de botellas) y la otra se deja vacía sin núcleo por si algún cliente trae su regulador DIN. Esto evita el incómodo trasiego de núcleos y llaves Allen de última hora. No nos referiremos a esto, sino a la grifería doble utilizada con dos reguladores simultáneamente.
¿Para qué dos reguladores?
La respuesta a esta pregunta será diferente si se trata de buceo recreativo («sin techo») o de buceo técnico («con techo»). Aun siendo éste un blog dedicado al buceo recreativo se contemplarán ambas posibilidades para evidenciar sus diferencias.
Se recordará que la naturaleza del buceo recreativo está asociada indisolublemente a la posibilidad de salir a la superficie inmediata y directamente en cualquier momento de la inmersión. Buceo recreativo es sinónimo de «buceo sin techo», por mucho que algunas legislaciones permitan penetraciones limitadas en cavernas o pecios y ciertas certificadoras incluyan buceo con descompresión en algunos de sus cursos . Esto ha sido ampliamente tratado en varios artículos de este blog.
Por el contrario, en el buceo técnico, practicado bajo techos sólidos como cuevas o pecios y «virtuales» por realizarse a gran profundidad o con obligaciones descompresivas relevantes y obligatorias, no se puede contemplar como opción a priori la posibilidad de salir inmediatamente a superficie, teniendo que resolver el problema que se presentase dentro del agua.
Así pues y empezando por el final, es obvio que en el buceo técnico o «con techo» es imprescindible contar como mínimo con una fuente de gas alternativa que respalde un eventual fallo catastrófico en la primera, de la naturaleza que sea. Pero en este caso no basta solamente un segundo regulador (primera etapa), sino que se necesita un segundo conjunto botella-regulador. Recuérdese que no se puede subir a superficie inmediatamente.
En el caso del buceo recreativo, la redundancia no es imprescindible puesto que, como se dice, siempre debe existir el ascenso de emergencia a superficie como opción viable. De hecho, dicha redundancia no se contempla en los estándares habituales. Una única botella y un único regulador (primera etapa más dos segundas etapas estando ésta más destinada al compañero que al propio buceador) sin redundancia es lo recogido en la totalidad de certificadoras del planeta.
Y, en tal caso, ¿qué seguridad añadiría una única botella con dos salidas y dos primeras etapas? Y si la añadiera, ¿por qué no es entonces el estándar?
Premisa inicial: para cerrar primero hay que llegar
Son dos los problemas previos que presenta este tipo de configuración: el primero es poder llegar a manipular la grifería y el segundo es hacerlo en un determinado tiempo.
Para quien dude, llevar una grifería doble que no se sea capaz de manipular no vale para absolutamente nada. Todo lo contrario: el hecho en sí mismo de portar dos reguladores que no se puedan aislar y cerrar es incluso más desfavorable que llevar uno sólo, como a lo largo del artículo se verá.
Por tanto, poder manipular las válvulas es asunto crucial. Y aquí nos encontramos con varias posibles dificultades:
¿Cómo y quién tiene que poder cerrar las válvulas?
Ésta no es una pregunta retórica como pudiera parecer, aunque la contestación correcta aparezca evidente: el propio buceador y lo antes posible.
Pero no siempre es así y no por imposibilidad física de hacerlo. A modo de ejemplo, quien esto escribe ha coincidido buceando varias veces con cuerpos de seguridad del Estado español, equipados indefectiblemente con una única botella provista de una grifería de dos salidas en «Y invertida» como la de la imagen y dos reguladores independientes.
Ya que obviamente esa válvula no puede ser accionada directa e inmediatamente por el propio buceador, siempre surge la duda de si los militares asumen que para hacerlo se han de quitar el equipo necesariamente para volvérselo a poner una vez resuelto el problema o por el contrario si existe algún procedimiento establecido para que su sargento venga a cerrarles el pomo, quizá instancia mediante.
Pero todo puede ser siempre empeorado. Véase un ejemplo de las cosas que uno se encuentra a veces por ahí, para colmo a veces avaladas por algunas de las más importantes certificadoras generalistas, como es este caso que el lector podrá comprobar pulsando en este enlace:
Sea como fuere, las posibilidades de accionamiento de los pomos y válvulas de la grifería se reducen a tres:
– Los manipula el propio buceador inmediatamente sin necesidad de quitarse el equipo.
– Los manipula el propio buceador después de quitarse el equipo.
– Los tiene que manipular un compañero.
Empezando por la última, si se asume que tiene que ser un compañero el que manipule la válvula, además de excluir directamente la posibilidad de que la emergencia ocurra estando solo, alejado de él o en un entorno estrecho o complicado, el sistema pierde casi todo su sentido.
En caso de fallo catastrófico, el compañero será el que tenga que venir a resolver la situación -con un mínimo de gas suficiente para ascender ambos, por definición – y el abortar la inmersión será imperativo puesto que ello implica cerrar un grifo anulando una de las etapas y algo más.
Como veremos, en gran parte de los casos el tiempo que pueda tardar el compañero en llegar y ayudar implica que sólo quizá se consiga impedir la fuga total del gas, pero más que probablemente quedará el buceador sin el suficiente para ascender normalmente y menos para proseguir la inmersión – aunque sea parcialmente – siendo la donación inevitable. Y entonces, ¿para qué se necesita anular el regulador? Aparte de la comodidad de no estar unido al compañero, en términos de seguridad ¿cuál es la diferencia respecto a que el compañero done y se ascienda con él teniendo ambos un solo regulador como ocurre con la configuración habitual?
Si se asume que el buceador ha de quitarse el equipo para poder accionarla, nos encontramos con otros dos problemas:
– Como regla general, el buceador NUNCA ha de desprenderse de su equipo, es decir, de lo que le mantiene con vida. (Por prudencia intelectual, se matizará que CASI nunca, puesto que puede haber alguna circunstancia muy excepcional – como enredarse en una red – que lo requiera por no haber otra solución). Y, además de no deber, existen muchas ocasiones en que el buceador no está entrenado para hacerlo con seguridad (en el azul sin fondo) o ni siquiera se puede (pasos estrechos, etc.) y menos en entornos cerrados, lo cual restringe a bucear sólo en aguas abiertas.
Los ejercicios de quitarse y volverse a poner el equipo que todavía algunas certificadoras hacen practicar a sus alumnos (de rodillas en el fondo y lastrados cuan submarinos nucleares) no estarían mal si se hicieran en otras condiciones y sabiendo que no deben ser más que un último y excepcional recurso. Pero enseñar esta maniobra como solución habitual y recurrente es algo pretérito y afortunadamente ya superado (como tantas otras maniobras carentes de sentido procedentes del ámbito militar).
Así pues, necesitar desprenderse del soporte vital es en sí ya un error -además, innecesario como a continuación se verá-.
– Pero, además, plantea un problema adicional: ¿cuánto tiempo se tarda en ello? y ¿se dispone de ese tiempo? Esto se contestará también a lo largo del artículo.
Obviamente, la opción más sensata es que el propio buceador pueda accionar los pomos por sí mismo, de manera inmediata y sin tener que quitarse su equipo o depender de su compañero. (Aunque cabe pensar que no debe ser tan obvio ya que la inmensa mayoría de las griferías que existen parecen hechas a propósito para que no se pueda). Pero ello también plantea algún condicionante:
– Hay que llegar con cada mano a los pomos. Y para ello lo primero es que la botella debe estar en una posición que no se suele ver en el ámbito recreativo, esto es, muy alta respecto de la cadera. Al buceador de la imagen adjunta, su grifería debiera estarle prácticamente rozando la nuca. Si no, no se pueden alcanzar los pomos.
El Autor se sorprende a veces de ver a buceadores con este tipo de griferías dobles que llevan la botella baja, a la manera «recreativa». Y piensa siempre que, bien no han intentado nunca cerrar un grifo y no son conscientes de que no pueden llegar, bien no les importa tener que quitarse su equipo para accionarla, o bien han renunciado a hacerlo y dependen de su compañero.
– Otro requisito es que, además de llegar, también hay que saber y haber practicado la maniobra. En una emergencia no se puede perder tiempo pensando hacia dónde hay que girar un pomo para cerrarlo (y se llama la atención del lector que los pomos giran en sentidos opuestos respecto del eje longitudinal del buceador, por lo que no es algo tan evidente ni fácil). Tiene que estar automatizado mediante la memoria muscular. Y ello requiere práctica.
– A este respecto, también se advierte sobre el estado de las griferías. El accionamiento por uno mismo exige que el pomo pueda girar sin dificultad, suavemente. Y esto muchas veces no ocurre en griferías pertenecientes a centros recreativos que inevitablemente pasan por docenas de manos y, lo que es peor, de algunas manazas que las aprietan como si fuera lo último que fueran a hacer en la vida.
Por ello, en estos casos se recomienda al comienzo de la inmersión pararse en los primeros metros y comprobar si se llega a la grifería y si ésta no ofrece obstáculo alguno para ser accionada en caso de necesidad. No se puede esperar a que surja una emergencia para darse cuenta de que no se es capaz de cerrar un grifo, por la razón que sea.
El modelo de válvula
Salvo que se sea una estrella del contorsionismo circense, ninguna de las griferías presentadas en las imágenes anteriores es razonablemente manipulable por el propio buceador sin quitarse el equipo, salvo una de ellas. Desde este punto de vista, el único modelo que tiene algún sentido es la valvulería en «H» recta (véase la siguiente imagen) siempre que sea accesible, esto es, que se sitúe en la espalda de tal forma que el buceador llegue a ella y su manipulación sea posible, completa e inmediata.
Si el lector albergara alguna duda, se le invita a probar él mismo cualquier otro modelo del indicado, a ver si puede llegar siquiera a tocar los pomos con la punta de los dedos.
Análisis de fallos con una doble grifería
¿Siempre dos es mejor que uno?
Esta idea de que siempre dos es mejor que uno, totalmente natural e intuitiva es, sin embargo, equivocada -parcialmente, al menos-. Pero prácticamente nadie se para a pensar sobre los escenarios y supuestos de fallo de manera concreta, como se hará en el presente artículo.
Por ello, iniciaremos este análisis contestando una cuestión teórica planteada al principio: en el caso de que no se pudiera manipular nada ¿por que es más seguro llevar una única primera etapa que llevar dos?
La respuesta es que un fallo interior de una primera etapa es un evento muchísimo más improbable que el estallido de la tórica dispuesta entre la etapa y la botella (en el propio regulador si es DIN y en el núcleo de la grifería si es INT). Aunque ambos fallos vaciarían la botella de igual manera, al llevar dos primeras etapas, lo que se está haciendo es añadir una solución a algo muy improbable a cambio de duplicar la posibilidad de un fallo relativamente frecuente, con un balance negativo para la seguridad.
Esto se plantea como aclaración sin efectos prácticos ya que, obviamente, si se instala una grifería doble es para poder cerrar ambos reguladores, pero ilustra que las ideas «de sentido común», muchas veces no funcionan.
Las causas y los tiempos de los fallos
Muy recientemente han sido publicados en este blog dos artículos perteneciente a una misma serie titulada «Quedarse sin aire, la pesadilla del buceador«: 1ª Parte – LA PÉRDIDA TOTAL DEL GAS y 2ª Parte – EL CORTE SÚBITO DEL GAS.
En ellos se analizaron pormenorizadamente los escenarios de fallos de material, de protocolos y humanos que pueden dar lugar a una pérdida total del gas en minutos -e, incluso, en segundos-, o bien un corte del mismo instantáneo y sin previo aviso. Muchos de ellos se cuantificaron en el tiempo. No vamos a ponerlos en tela de juicio ni repetir aquí los argumentos expuestos, recomendándose su lectura antes de proseguir, si no se ha hecho.
Se reproduce a continuación uno de los cuadros de los citados artículos, que resumía los cómputos de tiempo basados en las pruebas publicadas, respecto de las situaciones que cabría esperar y las distintas capacidades de las botellas.
Parece procedente poner encima de la mesa algunos de esos fallos suponiendo que se llevase una grifería de salida doble adecuada y que se supiera utilizar, para obtener conclusiones.
– Fallo en el latiguillo de alta presión.
Como ya se argumentó en la primera parte de la serie de artículos citados y en contra de lo que se suele pensar, esto no supone un fallo que en general se pueda considerar catastrófico. En nuestro caso, cerrando el regulador correspondiente (típicamente el izquierdo), se corta el flujo al manómetro y asunto arreglado. El problema es que también el buceador se habrá quedado sin una de sus segundas etapas (típicamente el octopus por estar conectado a la misma etapa que el manómetro, generalmente), por lo que será imperativo abortar la inmersión y ascender lo antes posible, aunque en este caso sin agobios puesto que habrá tiempo de sobra, aunque el compañero no haya aparecido.
La diferencia respecto de llevar un único regulador es casi ninguna porque, incluso si se estuviera solo, en el peor de los casos y si se ha respetado el Gas Mínimo, igualmente el tiempo de vaciado de la botella será más que suficiente para ascender con seguridad.
– Fallo en el latiguillo de baja presión.
Después de reponerse del susto y de orientarse en medio de un jacuzzi de burbujas, tal como se describió en el artículo correspondiente, el buceador podrá cerrar la válvula del regulador afectado, respirando sin problema del alternativo. Aunque esto implica necesariamente abortar la inmersión y ascender lo antes posible, pudiérase pensar que este asunto también quedaría resuelto, pero puede no ser así.
Porque, como se ha visto, en el caso de que el fallo ocurriera en el momento más desfavorable de la inmersión (a la máxima profundidad y justo antes de iniciar el ascenso con sólo el Gas Mínimo), se dispondría de entre 23 y 41 segundos antes del vaciado total de la botella, según la capacidad de ésta. Pongamos unos 30 segundos si se tratara de una botella de 15 litros.
En ese tiempo hay que reponerse del susto, darse cuenta de lo que pasa, averiguar qué regulador hay que cerrar y realizar completamente la maniobra para cerrarlo. Si el buceador está MUY bien entrenado, llegará justito. Y con lo que le quede de gas, tendrá que ascender.
Y todo esto bajo la premisa de que se es capaz de cerrar el grifo directamente y por uno mismo, sin necesidad de quitarse el equipo. Porque ¿cuánto se tarda en desprenderse del equipo propio? ¿15-20 segundos? Sumando ese tiempo el buceador se habrá quedado sin gas muy probablemente.
No parece una solución muy deseable puesto que no libra de un ascenso de emergencia, siendo la alternativa única la donación del compañero. Pero, entonces, ¿qué ventaja reporta llevar dos reguladores con una única botella si vamos tan justos que al final nos tiene que donar el compañero? Al igual que en el supuesto anterior, a efectos de seguridad, casi ninguna. Casi.
El lector quizá esté pensando que el incidente no tiene por qué producirse en el peor escenario. Efectivamente, ello depende mucho de cuándo se produzca el evento pero resístase el lector a hacerse trampas al solitario pensando que los fallos se dan en los momentos favorables, que se tarda menos en desequiparse, etc. porque las cosas no suceden cuando y como más convienen. Desde el punto de vista del análisis de seguridad, hay que considerar únicamente las situaciones más desfavorables por lo que hay que concluir que el tiempo es muy escaso para que el doble regulador resulte una ventaja sólida en estos supuestos.
– Flujo continuo incontrolable en una segunda etapa.
Éste sería un caso paralelo al anterior pero dependiente de la profundidad, si se consideran las pruebas realizadas en las que se basan los artículos mencionados. Suponiendo entonces al buceador en las condiciones más desfavorables y a 30 m de profundidad, éste tendría entre 42 y 76 segundos antes de que su botella quedara vacía, dependiendo de la capacidad de ésta.
Se aplica el mismo razonamiento que en el párrafo anterior, coligiendo que en este caso se dispondría de más tiempo para resolver el problema, es decir, habría una mejora cuantitativa, pero no cualitativa ya que la donación del compañero parece inevitable para poder realizar un ascenso desde esa profundidad respetando la velocidad máxima de 9-10 m/min e, incluso, haciendo la parada recomendada. En consecuencia, se llegaría a la misma conclusión.
– Disco de sobre-presión o fallo de la tórica de la botella.
Si fallara una grifería que dispusiera de disco de sobre-presión en la única botella que se porta, da igual que se lleve conectadas a ella un regulador, dos o siete. La botella se vaciará indefectiblemente sin que este sistema de doble grifería del que tratamos tenga influencia ni efecto paliativo alguno.
En este caso por tanto, no habría ninguna diferencia respecto de llevar un único regulador. Al contrario que llevar una segunda botella.
Respecto del estallido de la junta intermedia entre regulador y botella, como se dijo en los artículos referidos, es muy difícil evaluar su efecto y su tiempo de vaciado. Pero, respecto de lo que aquí importa, por la misma razón no habría ninguna diferencia entre llevar una grifería con un único regulador o una doble con dos reguladores. Ninguna, con una excepción en contra de la seguridad: en vez de llevar una tórica, se llevan dos, por lo que la posibilidad de este tipo de fallos aumenta.
Incluso esto puede empeorar todavía más si se utiliza un tipo de grifería doble pensada para que el buceador lleve la suya propia y la acople a la botella de alquiler, si ésta no la tuviera (véase la siguiente imagen).
En este caso, no hay una tórica que pueda fallar, ni dos, … sino tres. Y, para ser rigurosos, el modelo de la imagen por su construcción suma al menos dos juntas intermedias más, si bien éstas tienen otras características y distintas potenciales patologías y efectos.
– Corte súbito de gas derivado de una obstrucción en la botella o en un regulador.
En este improbable caso, si la obstrucción se produce en el cuello de la botella, da igual lo que haya detrás -uno o dos reguladores-.
Si la obstrucción se produjera en solo uno de los dos reguladores, llevar otro alternativo sí es una mejora evidente de seguridad, puesto que aunque haya que abortar la inmersión, el corte de gas no dejará inmediatamente sin suministro al buceador.
Este incidente exigiría también abortar la inmersión y, si bien no se hace imprescindible la actuación inmediata del compañero, su presencia es necesaria habida cuenta de que si una primera etapa fallara por congelación o por obstrucción (los fallos mecánicos son excepcionalísimos), la probabilidad de que a continuación falle la otra primera etapa alternativa por la misma causa, es alta.
Este supuesto es casi el único caso en el que la existencia de un segundo regulador ofrece ventajas, al menos inmediatas. Sin embargo, habría de realizarse un razonamiento parecido al del principio del epígrafe: ¿añadimos un elemento que nos libraría de un muy improbable problema pero que implica un punto de fallo adicional más probable que nos la vaciaría irremediablemente?
– Corte súbito de gas derivado de una obstrucción en un latiguillo defectuoso
Como se vio en los artículos mencionados de referencia, existió un problema de cristalización en los revestimientos polímeros interiores de un tipo de latiguillos muy extendido. Se conocen varios casos pero el problema quedó lejos de ser general.
Dicho problema parece resuelto en la actualidad pero, en el muy raro caso de producirse una obstrucción por desprendimiento de escamas de dicho revestimiento u otro motivo, la probabilidad de que ocurriera simultáneamente en dos latiguillos distintos es prácticamente igual a cero, da igual que estén conectados a una misma primera etapa o a dos diferentes. Por ello, contar con dos primeras etapas no ofrece ninguna ventaja en este caso, aun siendo extremadamente raro.
Conclusiones
Como se ha podido comprobar, la existencia de dos reguladores en una misma botella:
- Presenta ventajas de seguridad indiscutibles en supuestos extremadamente raros como un fallo u obstrucción en la primera etapa o en el caso más probable de entrada en flujo incontrolable de una de las segundas etapas (aunque eso también se puede resolver con una válvula de corte barata y sencilla, sin necesidad de adquirir otra primera etapa).
- Supone también mejoras en otros más frecuentes pero que quedan menoscabadas, -cuando no anuladas- por el tiempo necesario para ponerlas en práctica antes de vaciarse la única botella de que se dispone, como el estallido de un latiguillo de baja presión, de un disco de sobre-presión de la botella o en el caso de fallo de la tórica entre grifo y regulador.
- En otros casos, su existencia es irrelevante, sin suponer mejora ni peora alguna, como el improbable caso de una obstrucción en la propia botella o la obstrucción de un latiguillo defectuoso.
- Pero así mismo el sistema produce desventajas porque aumenta los puntos de fallo haciendo más probables otros incidentes como en el caso de fallo de la tórica entre grifo y regulador, en detrimento de la seguridad.
Todos los fallos analizados son resolubles con una segunda fuente COMPLETA de gas (botella más regulador), sin urgencias, sin requerir compañeros auxiliadores ni necesitar el ascenso de emergencia.
Corolario
Por lo que se ha mostrado a lo largo del artículo y a juicio del Autor, llevar una única botella con grifería doble y dos reguladores tiene solo algo de mejora en la seguridad y mucho de placebo.
Pero lo importante es tener claro que este sistema no supone ninguna alteración en los requerimientos que exige el buceo con un solo regulador ya que no se eliminan ni la necesidad de la proximidad permanente de un compañero auxiliador ni la de tener siempre la necesidad de un escape libre. Ambas cosas siguen siendo imprescindibles por lo que este sistema no puede ser calificado como un estándar alternativo. Y, por tanto, tampoco posibilita extender los límites del buceo recreativo con monobotella y un único regulador.
Consecuentemente:
– si el lector quiere bucear dentro de los límites recreativos con doble grifería porque ello le hace feliz, hágalo porque su seguridad no será peor en general, pero no pierda de vista que tampoco será mucho mejor ni le permitirá hacer cosas distintas.
– Si decide transgredir levemente dichos límites del buceo «sin techo» (incluyendo bajar a más de 30 m o meterse en cavernas) o quiere una mejora cualitativa y relevante, utilice una segunda fuente de gas completa, esto es, una segunda botella de capacidad suficiente con regulador independiente y evite la grifería doble. (Huyendo siempre de juguetes suicidas tipo Spare Air, de los cuales ya se trató razonadamente en el artículo titulado «SPARE AIR & SUCEDÁNEOS«).
– Si piensa en hacer buceo con obligaciones descompresivas o a meterse en agujeros serios, utilice dos botellas al estilo del montaje en lateral o un bibotella, PREVIA FORMACIÓN, por supuesto.
– Finalmente, si el lector duda o no quiere complicaciones, no se preocupe: siga buceando dentro de los límites recreativos con su botella y su regulador único, como siempre. Y preferentemente, como los camaleones: con un ojo mirando al paisaje y el otro puesto en su compañero. Sin saltarse los límites del buceo «sin techo», es un sistema demostradamente seguro.
Pero en ningún caso piense que llevar una doble grifería en su botella le iguala o acerca a llevar un pony auxiliar, una segunda botella en montaje lateral y menos un bibotella con aislador porque todos ellos cuenten con dos reguladores.
Una sola botella con doble regulador no es un bibotella con menos gas.
Hola! Soy un nuevo lector que ha descubierto recientemente el blog. ¡Enhorabuena a J. Coronel «Gualdrapa» por este artículo tan interesante!
Únicamente querría romper una lanza en favor de mis queridos buceadores militares, que, pobres míos, salen un poco malparados.
Excepto los buceadores de la Guardia Civil, la inmensa mayoría pasan por la Escuela Militar de Buceo, sita en Cartagena. Allí doy fe de que las griferías dobles en monobotella son ley, pero no arbitrariamente, pues también puedo asegurar que se aprende, práctica y domina el «V-drill», ejercicio enfocado al manejo hábil de los grifos en inmersión, independientemente del tipo de doble grifo que lleven. Sí es cierto que sus grifos suelen ir suaves, normalmente, y el alumno rápidamente aprende a colocar su botella de manera correcta para llegar a los grifos gracias al mencionado ejercicio.
Me parece importante recalcar que la posición de referencia de la botella debe tomarse en inmersión y en posición de buceo. La gravedad sobre la botella del buceador saltando en posición vertical desde una embarcación pudiera distorsionar mucho cualquier apreciación.
Quitarse y ponerse el equipo en inmersión es una maniobra necesaria en algunos tipos de intervención subacuática militar en los que no entraré en detalle. De lo que no tengo duda es de que es una práctica que, aunque aparentemente de poca utilidad en buceo recreativo, es fantástico para que el alumno coja soltura con su flotabilidad y gane habilidad con su equipo, incluso planteado como un juego o desafío. Efectivamente el ejercicio debe realizarse en flotabilidad neutra y posición de buceo en lugar de arrodillado en el fondo, como ya aconsejan muchas certificadoras civiles recreativas.
Un caluroso saludo y muchísimo ánimo!!
Hola y bienvenido al blog.
Si acabas de aterrizar en él, te invito a leer el resto de los artículos también.
Soy el primero que desearía que los cuerpos de seguridad tuvieran un material adecuado, especialmente porque no cuesta más. Quizá sea un problema de quienes redactan los pliegos de condiciones para la adquisición de material. Pero obviamente no es un problema de los propios militares que SUFREN esa situación porque es totalmente imposible hacer un «V-drill» o simplemente llegar a las válvulas con una grifería en «Y» invertida como las que suelen portar. Si no lo has probado, te invito a hacerlo.
Tienes razón en la crítica a la foto del buceador en vertical. Aunque lo que intentaba evidenciar era lo bajo que llevaba la botella, es en horizontal nadando como importa a los efectos de la maniobra. La he cambiado por otra más realista en una posición habitual en el buceo recreativo. Gracias por la objeción.
Respecto de quitarse el equipo, entiendo que en el ejército pueda haber circunstancias que lo aconsejen aunque tampoco me extrañaría que fueran evitables. En el ámbito militar es un ejercicio parecido al escape libre que se practicaba desde siempre y que impregnó al recreativo. Pero en éste último carece de sentido.
Gracias por tu amable crítica y recibe un saludo esperando que te siga interesando el blog.
G.
Sin duda daré buena cuenta del resto de entradas al blog, poco a poco.
Comparto tu deseo de que nuestras FAS y FCSE tengan material decente. Efectivamente la adquisición de material por parte de la Administración, en general, es un proceso muy engorroso y no siempre los Pliegos de Prescipciones Técnicas son redactados con el mimo que debieran.
Respecto al «V-drill» con la perniciosa grifería en Y invertida, puedo asegurar que no es para tanto. La posición de la mano difiere un poco del típico «valvuleo» con el bibotella, pero no es imposible. No sólo lo he probado sino que personalmente lo demuestro y mis alumnos dominan la técnica en flotabilidad neutra antes de egresar como Buceador Elemental. El buceo militar está cambiando bastante en el último lustro, ¡mis esfuerzos son para que cambien para bien!
El ejercicio de abandono y recogida del equipo fue sustituido por un ejercicio de habilidad: quitarse y ponerse el equipo en flotabilidad neutra a profundidad constante. Solamente los buceadores que, por sus necesidades operativas, no por solventar una emergencia, requieren abandonar el equipo, practican el antiguo procedimiento.
Quitarse y ponerse el equipo, incluso de rodillas (no le digáis a nadie que yo he dicho esto… jeje), permite al buceador ajustar su botella al chaleco o liberar un latiguillo en inmersión. Es por esto que continúa siendo un ejercicio valioso en las principales certificadoras recreativas. No todo es abrir y cerrar grifos y, ¡los militares no tenemos la culpa de todos los males subacuáticos!
Además, este ejercicio en flotabilidad neutra, como apunté en mi comentario anterior, confiere una propiocepción, soltura y habilidad del propio buceaor, su lastre y equipo importantes. Intento practicarlo siempre con mis alumnos recreativos en los cursos de flotabilidad.
Un fortísimo abrazo y ¡¡buen tiempo de fondo!!
Soy adicto a este blog y admirador del que lo publica, si bien tiene razón en casi todo, también hay espacio para la critica constructiva. El articulo es bueno y el tema de la seguridad es siempre interesante. En mi opinión la mas importante medida de seguridad es el Compañero de Buceo, cuando se tiene la sensación de que ante cualquier problema el compañero tardara en acudir, «perdona pero estas buceando mas solo que la una». De esto te das cuenta cuando cambias ese compañero de toda la vida (ese con el que has aprendido y experimentado juntos), te haces instructor y buceas con un alumno, vas a un vida abordo con desconocidos y al final del crucero siguen siendo eso, desconocidos, un ligue (muy escaso de recursos acuáticos, no de esos otros «recursos» ) que te la llevas a bucear para impresionarla y «mayor gloria», etc.
Un gran abrazo, ya estoy esperando el siguiente articulo!!!!!!!!!
Soy practicamente un novato, pero los razonamientos me parecen excelentes.
Gracias
Ese cabo Cañaveral… ése si que tiene fallos catastróficos…. Don Benito, instructor mío, y de muchos antiguos del buceo militar.
Y las pirañas Urosa ,Pato, Bernardo que DEP, que buenas enseñanza.
Increíble blog.
Sigue asi