Causas y efectos del sobrelastrado
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Sobrelastrado
Causas y efectos del sobrelastrado

La imagen de cabecera de este artículo de un buceador en flotabilidad neutra, del que pende un pesado yunque y sujeto a un gran globo, ilustra perfectamente el problema del exceso de lastre. Sólo con ella, casi se pueden deducir los efectos del sobrelastrado.

El sobrelastrado fue la pauta a seguir en la enseñanza recreativa hasta no hace mucho. Y todavía hay demasiados instructores que lo aplican a sus alumnos, hasta tal punto que hoy sigue siendo sinónimo de mayor seguridad para mucha gente. Esto es un error que se desgranará razonadamente en este artículo.

El concepto de sobrelastrado no es tan simple como parece a primera vista y tiene muchas implicaciones tanto en el equipamiento como en las competencias necesarias del buceador. Mucho más cuanto se progresa en la actividad. Merece la pena dedicarle tiempo.

La mejor situación para bucear sería el ser neutro (tener flotabilidad neutra) sin compensaciones externas en cualquier situación, profundidad y momento de la inmersión. De esa manera, ni siquiera haría falta un chaleco o ala.

En un artículo pasado, se describía una modalidad de buceo llamada «monkey diving» que se realizaba con una simple placa, su arnés y una etapa S80 con un regulador. Sin traje ni compensador de flotabilidad. Independientemente de lo que se pueda pensar sobre esta modalidad, como instrumento pedagógico para experimentar una situación de flotabilidad neutra cuasipermanente es interesante, siempre que se den las condiciones de temperatura para bucear de esta guisa.

Sin embargo es cierto que generalmente la neutralidad absoluta sólo se puede conseguir en un momento de la inmersión, pues el peso del gas que se respira y se va expulsando al exterior hace que siempre se esté algo sobrelastrado hasta que éste se consume. Lo veremos a lo largo del artículo.

Sea como fuere, la neutralidad – o la aproximación a ella – es un claro y muy deseable objetivo en el buceo.

Todo el mundo entiende que la definición de «sobrelastrado» sería «lastre sobrante», es decir, un lastre excesivo al imprescindible. Sin embargo, también casi todo el mundo entiende que esos «kilos sobrantes» lo son de manera absoluta y que afectan al buceador durante toda la inmersión.

Esto no es así necesariamente y aquí viene el primer concepto necesario: ese «lastre sobrante» puede ser superfluo durante toda la inmersión pero también sólo durante una parte de ella – luego veremos cómo -. El sobrelastrado puede ser permanente o contingente dentro de una misma inmersión.

Por tanto, llamaremos sobrelastrado a una situación, que puede ser permanente o eventual en la inmersión, en la que la flotabilidad negativa debida al lastre impide la neutralidad del buceador, siendo necesario compensarla con un cierto volumen de gas que aporte flotabilidad positiva de magnitud equivalente. El globo que compensa al yunque.

Ir sobrelastrado no es gratis. Porque durante en el momento de la inmersión que se considere se tiene que compensar ese exceso de peso (flotabilidad negativa) INÚTIL con un volumen de gas de flotabilidad contraria pero de magnitud equivalente, contenido en el dispositivo de compensación (chaleco o ala) que se lleve. Cuando el buceador experimente desviaciones en su cota de profundidad (voluntaria o involuntariamente), ese volumen aumentará o disminuirá, cosa que no ocurrirá con el lastre, variando y dificultando la flotabilidad del conjunto. Bucear sobrelastrado es más difícil que bucear neutro. Y también se propende más a la pérdida de control.

Efectos del sobrelastrado
Efectos del sobrelastrado

Vamos a ilustrarlo mediante el anterior esquema en el que el yunque representa el sobrelastrado (flotabilidad negativa constante a cualquier profundidad) y el globo rojo la cantidad de gas (obviamente con flotabilidad positiva y variable dependiendo de la profundidad) que necesita el buceador para compensar la negativa de dicho sobrelastre. El buceador formaría parte del conjunto.

En la POSICIÓN 1, nuestro buceador nada en equilibrio. Las flotabilidades del yunque y del globo (negativa y positiva son de igual magnitud y se compensan). El buceador tiene flotabilidad neutra en este momento (inestable puesto que cualquier desviación en la cota de profundidad le desequilibrará hacia arriba o hacia abajo al expandirse o contraerse el globo).

Pero nuestro buceador no es un experto en el control de la flotabilidad. Y por ello se desvía un poco e inadvertidamente de la cota de profundidad a la que nada (POSICIÓN 2). Por eso, porque se encuentre un obstáculo o por cualquier otra circunstancia. Permaneciendo constante la flotabilidad negativa del yunque (porque lo son su volumen y peso), el gas que lleva para contrarrestarla se expandirá y, por tanto, aumentará su flotabilidad positiva desnivelando el equilibrio que había, e impulsando al buceador hacia arriba.

Si el buceador tiene la suficiente habilidad, expulsará lo antes posible el volumen de gas sobrante hasta llegar al mismo que tenía cuando estaba en equilibrio. Pero como la cosa no es fácil y se tardan años en hacer estas cosas razonablemente bien, lo más probable es que se pase de frenada y expulse más gas del imprescindible llegando a la POSICIÓN 3.

En esta nueva situación, se encontrará con que el gas de su globo ahora no es del todo suficiente para contrarrestar a su pesado yunque que sigue ahí, teniendo que insuflar gas de su botella al globo para llegar al volumen que necesita para volver la equilibrio (POSICIÓN 4).

Si lo hace a la primera, estupendo. Habrá gastado gas pero volverá a ser neutro. Pero lo normal al principio es que tenga que repetir el proceso haciendo una suerte de trayectoria de yo-yo, y accionando mucho más frecuentemente de lo deseable la válvula del chaleco, ajustando continuamente el volumen de gas, con el consiguiente gasto ya que los pulmones no compensarán muchas veces la variación de ese volumen de gas en el chaleco o ala.

Cuanto más sobrelastre lleve y más cerca de la superficie esté, peor, porque el globo será mayor y el gradiente de presiones (variación porcentual de presión por unidad de longitud), será más desfavorable. ¡Atención novatos sobrelastrados!

Todo esto no sería necesario si el yunque no existiera, ¿verdad? Pues es la primera consecuencia de bucear sobrelastrado: es más difícil y se consume más gas.

Por cierto, este consumo adicional es mucho más importante que los poquísimos litros que mucha gente intenta ahorrar soplando por la tráquea del ala o chaleco de compensación o respirando en superficie con el snorkel.

A veces podemos controlar el CAMBIO de cota con la respiración, si éste es pequeño, pero no se debe hacer depender de ella el poder mantenerse a una cota determinada por la sencilla razón de que habrá que estar allí el tiempo que se requiera, respirando normalmente y no forzadamente ni en apnea. Como ejemplo se mencionará a compañeros infralastrados que permanecen en la última parada sin aire en los pulmones porque si no, se van hacia la superficie. Se reconocen fácilmente puesto que suelen tener la cara de color azulado.

Dado que el volumen pulmonar medio está entre 5 a 6 litros, si se piensa que se va a tener una capacidad de compensación equivalente o aproximada a 5-6 litros o kg, se estaría muy equivocado porque un pulmón humano podrá contener ese volumen en su interior, pero es una cantidad mucho menor la disponible para este propósito, es decir, la que se inhala y exhala durante la respiración.

Al volumen de aire inspirado o exhalado en cada respiración normal se denomina «Volumen corriente» y en un adulto sano es de unos 6 ml/kg (unos 500 ml aproximadamente), es decir, equivale a medio litro, o sea medio kilo de fuerza ascensional.
Al volumen máximo de aire que se puede exhalar muy forzadamente y al límite, después de una respiración normal, se le llama «Volumen de reserva espiratorio» y normalmente es de unos 1.200 ml.

Así que una exhalación forzada pero sin que se nos salga el pulmón por la boca debe andar por los 1.000 cc, como mucho, es decir, 1 kg de fuerza ascensional que podremos compensar. PERO tendremos que mantenerla todo el tiempo mientras tengamos que estar compensando la fuerza ascensional de la diferencia de gas. No es ninguna solución a muchos de los cambios de volumen del gas innecesario en el chaleco que implica un sobrelastrado.

Más fácil será «hacerse un globo», en la jerga. Esta idea CONTRAINTUITIVA de que estando sobrelastrado se es más propenso a los «globos» se justifica en situaciones como las descritas que evidencian que si el gas que compensa el sobrelastrado es mucho y se expande a la menor variación de cota ascendente, la posibilidad de que un novato -y no tan novato- se descontrole, aumenta considerablemente. Si ese gas no fuera necesario, ese descontrol no se produciría obviamente. Por tanto, el sobrelastrado aumenta el riesgo de ascensos incontrolados, sobre todo a poca profundidad. En esa situación ¿dónde está el aumento de seguridad que propugnan algunos?

Poniendo un ejemplo, un buceador novato que lleve 4 kg de sobrelastre con sus correspondientes 4 litros en el globo rojo (no de lastre total, sino de exceso sobre el que sería lógico y no es tan infrecuente) durante una simple variación de 3 m de profundidad desde 18 m supondrá un aumento de volumen de lo que lleve de más en el dispositivo de flotabilidad de (2,8 ATA / 2,5 ATA) * 4 litros = unos 4,5 kg de flotabilidad positiva que se unirán a la de los litros que lleve en el chaleco debido a su lastrado correcto. Como no encuentre con rapidez la válvula del chaleco o no se ponga en la posición adecuada para vaciarlo, el «globo» es imparable.

En el anterior vídeo se puede apreciar cómo un instructor, – divemaster o lo que sea – es incapaz de parar a su alumno, al que el volumen del gas de su chaleco empuja hacia la superficie al expandirse cuando sorteaba un obstáculo. Debido a la posición de éste y a la cada vez más aceleradamente intensa flotabilidad positiva que adquiere, no puede vaciarle el chaleco y lo tiene que dejar ir.

¿Estaba aquél sobrelastrado? Aunque no se puede ver lo que lleva, diríase que sí porque tal cantidad de gas con un traje de manga corta tropical no tiene sentido si no es para compensar un exceso de lastre. En cualquier caso, valga el ejemplo para ilustrar lo que ocurre.

El sobrelastrado recreativo casi con total seguridad se llevará en el cinturón o en el chaleco a nivel de la cintura. Ello provocará inevitablemente el nefando efecto de un momento de fuerza aplicado sobre el centro de gravedad del buceador que le llevará hacia la posición vertical y que deberá ser compensado aleteando, siendo el ángulo al nadar más vertical que si no se llevara.

Esto, a su vez, tiene otras dos consecuencias indeseadas, como son una mayor ineficiencia en el aleteo (con más esfuerzo para el mismo resultado ya que parte de la energía desarrollada muscularmente en la patada no se emplea en avanzar, sino en mantener la posición), lo que a su vez producirá un nivel mayor de CO2 y lo que ello conlleva, además de un mayor consumo de oxígeno, es decir, de gas.

Cuanto mejor se sabe bucear, mejor se controla, pero nunca es lo ideal ni se debe admitir. Y en el caso de principiantes, puede ser desastroso si el sobrelastrado es notable, como suele ser más habitual de lo deseable. Basta ir a cualquier inmersión recreativa de cualquier centro y observar las frecuentes posiciones de nado a modo «hippocampus» .

Mal trim



Como se afirmó argumentadamente en el artículo anterior, el lastre debe ser cuantificado en la situación más desfavorable, esto es, en situación de ser neutro en el último metro y con la botella prácticamente vacía.

También se afirmó que existen elementos del equipamiento del buceador que tienen una flotabilidad variable durante la inmersión. Especialmente, dos:

  • el conjunto botella y su gas contenido, en el que varía su flotabilidad puesto que lo hace el peso del gas al ser consumido y expulsado hacia el ambiente aunque no lo haga el volumen de dicho conjunto (la propia botella metálica). Varía su peso, pero no su volumen;
  • el traje de neopreno que, al contrario que el anterior, varía su flotabilidad al modificarse su volumen cuando se comprime a profundidad, manteniendo su peso constante. Varía su volumen, pero no su peso.

Esto quiere decir que hay una parte de la inmersión, – que es la que se desarrolla normalmente al principio de ésta y en la que se alcanza la máxima profundidad -, en la que el traje de neopreno estará muy comprimido y, por tanto, disminuirá mucho su flotabilidad positiva. Pero … seguimos llevando el lastre que necesitaremos al finalizar la inmersión.

Para empeorar la cosa, en ese tramo de la inmersión en el que se bucea a la mayor profundidad al principio de la inmersión, todavía no se ha consumido casi nada del gas y su peso es todavía considerable. Así que al lastre que sobra por la compresión del traje se une el peso del gas que se porta. Es el momento de mayor flotabilidad negativa de toda la inmersión (lo cual también tiene sus consecuencias, que se verán en otros artículos).

Por ello, ese lastre en ese momento es inútil, pero hay que seguir buceando con él hasta que al acabar la inmersión se vuelva a la superficie, el traje se vuelva a expandir y el lastre cumpla la función para la que se lleva.

En otras palabras, buceando con neopreno y si nos hemos lastrado correctamente, el lastre que compensará el volumen del traje al final de la inmersión sobrará en gran medida durante toda la duración de la misma, excepto al final del ascenso. Ése es el problema, porque llevar ese peso con flotabilidad negativa a cuestas tiene sus efectos desfavorables, como se ha visto anteriormente. Pero no todo es malo, porque también a profundidad es donde el gradiente de presiones (variación de presión por unidad de distancia) es menor.

Es cierto que muchas veces no se logra vaciar completamente el chaleco o el ala, o no se tiene la flotabilidad (destreza) necesaria para mantenerse a muy poca profundidad sin estar agarrado a algo fijo, especialmente cuando se empieza en la actividad. Por ello y en estos casos, parece lógico llevar algún kilo de más que compense esta deficiencia técnica.

Pero una cosa es añadir a lo necesario un kilo o kilo y medio y otra añadir un peso adicional considerable «por si acaso» o «por seguridad», consecuencia generalmente de haber sido sobrelastrado fuertemente en el curso básico y habiendo adquirido el buceador la impresión de que ello es por su seguridad.

Hay que señalar también que, como se ha dicho al principio del artículo, el lastrado debe ajustarse en las condiciones más desfavorables, esto es, sin apenas gas en la botella y en el último metro antes de la superficie. Recordemos por enésima vez que los últimos metros son los más críticos en toda la inmersión en términos de gradiente o variación de presión por unidad de distancia a la superficie.

Este escenario se puede dar en el caso de una mala gestión del propio gas o de llegar donando al compañero el cual, si ha tenido algún susto y se ha quedado sin aire, llegará respirando a modo de locomotora del Transiberiano. También esos últimos metros hay que subirlos muy lentamente (recomendable a no más de 3 m / min y si se puede más despacio, mejor).

El buceo está repleto – diríase que fundamentado – en la prevención de circunstancias que a veces no se dan nunca, pero que hay que tener en cuenta. Hay que ponerse el cinturón de seguridad cada vez que se suba uno a un automóvil aunque nunca se haya tenido un accidente o nunca se vaya a tener. Por ello y por muy excepcional que pueda ser, este escenario ha de ser contemplado y no sólo por cuestiones de coherencia conceptual, sino también porque todas las setas se comen, pero alguna sólo una vez. Esto se trató extensamente en el artículo titulado «EL SENTIDO DE LA PARADA DE SEGURIDAD«.

Pero no siendo lo habitual, generalmente se llegará a superficie con gas en la botella y, por tanto, con algún kilo de más respecto de un lastrado realizado de manera mencionada. Ése ya es un peso adicional que debiera hacer innecesario lastrase de más por si acaso. Nótese que ese peso adicional no se tiene en los últimos metros si se realiza la cuantificación del lastrado que se suele aconsejar, es decir, en la última parada y con 50 bar de gas en la botella.

De cualquier manera y aun siendo cauteloso, el buceador novel debiera ir suprimiendo estos porsiacasos de los porsiacasos según va adquiriendo dominio en la actividad.

El sobrelastrado intencional puede tener sentido en ocasiones muy específicas. Tan específicas que al Autor sólo se le ocurre una: un bautizo de buceo a muy poca profundidad en el que se practican pegados al fondo las maniobras de respiración y vaciado de máscara, previas a la inmersión de prueba. (Sólo debiera ser admisible ponerse de rodillas en el fondo en esa situación concreta). Pero, una vez que comienza el nado, ese sobrelastrado debiera desaparecer por las razones de dificultad y riesgo anteriormente comentadas. Y por mala praxis pedagógica.

¿Por qué se solía lastrar a los novatos como si hubiera que fondear el barco con ellos? La respuesta que quien esto escribe daría sería: o porque no hay tiempo o por ignorancia. Aunque afortunadamente esta práctica va disminuyendo, todavía no pocos instructores lastran a sus alumnos en demasía.

Es habitual encontrar a gente de complexión normal -e, incluso, delgada- y trajes no demasiado gruesos, con 8, 10 o incluso 12 kg. Algunas veces, más. La respuestas que se suelen escuchar a los instructores a los que se pregunta el porqué de este peso, a todas luces excesivo, servirán para ilustrar este tema. Son las siguientes:

– Si no se les sobrelastra, no pueden bajar.
Teniendo en cuenta que ya se baja sobrelastrado por definición debido al peso del gas de la botella llena, el nerviosismo, falta de confianza, temor e, incluso, miedo hace que se adopte una postura defensiva que impide vaciar los pulmones adecuadamente, amén de realizar movimientos y aleteos frecuentemente imperceptibles que tienden a mantener al individuo en superficie.
El resolver esto a base de más peso no resuelve el problema de base y crea un muy mal hábito.

– Es más improbable que hagan un «globo».
Es todo lo contrario. El gas que permanentemente hay que llevar en el chaleco para contrarrestar el exceso de peso innecesario hace más probable un descontrol porque hay más volumen de gas que se expande en caso de fallo en la flotabilidad.

– Van más estables y seguros.
Tampoco. Es todo lo contrario. Por las mismas razones que las expuestas anteriormente, se tiende a hacer el yo-yo, hinchando y deshinchando el chaleco ya que los pulmones no son capaces de contrarrestar los volúmenes de gas del dispositivo de flotabilidad necesarios para contrarrestar la flotabilidad negativa del sobrelastre.

– El sobrelastrado no es malo y no sobra.
Es más difícil bucear bien sobrelastrado por las razones ya dichas. Y tiene desventajas adicionales: peor posición de nado al concentrarse el peso en la cintura, aumento del consumo, etc.

– Es mejor sobrelastrar en exceso e ir ajustando posterior y paulatinamente.
Se puede comprender, pero hasta cierto punto. Un actitud conservadora de algún kilo de más es razonable pero después de dedicarle tiempo y atención a determinar el lastre correcto.

Aunque hay instructores que lo hacen, otros prefieren sobrelastrar a la gente sin más. Y como no le van a decir al alumno que ello es porque no tiene tiempo de lastrarle bien, éste entiende que es por su seguridad, acabando en costumbre que permanece con él mucho tiempo, hasta que algún compañero caritativo le saca a base de collejas de su error.

Se debiera prestar tiempo preferente a este asunto en los cursos básicos, (quizá un tiempo del que no se dispone en un curso al uso de unos poquísimos días).

– En el ascenso el novato no sabe vaciar bien el chaleco y le vienen bien varios kilos de más.
Se puede compartir, pero hasta cierto punto. Si bien es cierto que un vaciado completo de un chaleco puede ser complicado al principio para un novato porque no controla la posición de su cuerpo, un sobrelastrado obliga a llevar más gas en el chaleco y, si es dificultosa su evacuación, amplificará el problema en el ascenso.

La conclusión es que la neutralidad debe ser un objetivo importante a conseguir y que no hay que habituarse ni conformarse con ningún sobrelastrado innecesario. Hay que dedicar todo el tiempo que sea necesario a enseñarlo específicamente y a conseguirlo.

Ésa es quizá la principal causa: en un limitadísimo curso de tres o cuatro días parece que no hay el tiempo necesario para lastrar correctamente al alumno. O eso dicen muchos instructores porque quien esto escribe destinaría a este propósito mucho tiempo que se emplea en cuestiones más secundarias o, incluso, dudosas.

El uso de un traje de neopreno supone en sí mismo un sobrelastrado a profundidad ya que, como se ha dicho anteriormente, el peso necesario para contrarrestar su flotabilidad cuando está expandido cerca de la superficie, sobrará en el fondo cuando se encuentre comprimido. Y cuanto mayor espesor tenga el traje, más lastre requerirá y peor será. Bucear con neopreno tiene ese inconveniente.

Pero, aparte del inevitable peaje a pagar por el uso de trajes de neopreno de cierto espesor, el sobrelastrado puede ser intencionado. Esto último es lo que hay que desterrar de la enseñanza básica al uso y del buceo recreativo en general.

Ya va siendo hora de soltar ese lastre en todos los sentidos.

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2 thoughts on “

El lastre es para subir, no para bajar

Segunda parte:

CAUSAS Y EFECTOS DEL SOBRELASTRADO

  1. hola es la primera vez que estoy en el blog. yo soy buzo industrial con 30 años de experiencia. me gustó mucho el artículo es muy profesional muy técnico y muy bien explicado, leeré más sus artículos los felicito!

  2. Hola
    Está genial el artículo,muy bien explicado
    y…. si!!! totalmente de acuerdo,ya va siendo hora de soltar lastre en todos los sentidos,así si!!!
    Muchas gracias

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