¿Qué es un Spare Air?
Un SpareAir es un conjunto integrado de botella-regulador y optativamente manómetro, de muy pequeña capacidad y muy compacto, que se emplea como fuente de aire de emergencia en varias actividades (buceo recreativo, barcos de recreo, en helicópteros, etc.).
Aspirina, Donut, Martini, Kleenex, Tiritas, etc. son nombres de productos de las primeras empresas que los fabricaron (o de las primeras y las que los generalizaron) y que quedaron como nombres genéricos del producto en el acervo colectivo, independientemente de la marca que lo produzca.
Spare Air es uno de ellos. Existiendo numerosas marcas que fabrican lo mismo o prácticamente lo mismo, es la denominación que se le suele dar a todo tipo de mini botellines con regulador integrado.
El Spare Air original (y el mayoritariamente utilizado) tiene 3 cf (3 pies cúbicos) de capacidad, equivalente a unos 85 litros (los anglosajones no expresan la capacidad de la botella vacía, sino con el volumen de gas que admite ya cargadas a la presión de trabajo para la que están diseñadas, lo cuál tiene sus ventajas y sus inconvenientes). Posteriormente veremos otras capacidades disponibles pero, por el momento, nos centraremos en ésta, que es la más habitual -con mucho-.
Se lleva en su funda adosado generalmente al chaleco, aunque hay quien lo lleva en la pierna, incluso.
En el mundo del buceo, este artefacto se emplea en exclusiva en el ámbito recreativo con monobotella y no deja de ser un intento de redundancia de gas. Deduciremos razonadamente porqué se queda sólo en intento.
¿Para qué dice servir un SpareAir?
Veamos -traducido al español- lo que dice el fabricante original en su web:
Spare Air: el mini tanque SCUBA que salva vidas.
Un paracaidista usa un paracaídas de reserva, un buceador debe tener un sistema de respiración de reserva. Durante 40 años, hemos proporcionado a los buceadores el sistema redundante más pequeño y compacto disponible para emergencias sin aire. El SPARE AIR patentado debe ser una pieza estándar del equipo de buceo SCUBA para el buceador con mentalidad de seguridad. En una emergencia sin aire, ¿por qué confiaría su vida a otra cosa? Lea historias de buzos que están vivos gracias a SPARE AIR. SpareAir.com es el sitio web oficial de Spare Air mini SCUBA tank para buceadores, buceadores, navegantes y cualquier necesidad de aire de emergencia a corto plazo.
Resumiendo, que todo buceador debe llevar una redundancia de aire, que su sistema está probadísimo y que llevan 40 años fabricándolo, que debiera ser parte del equipamiento estándar de todo buceador recreativo, que ha salvado la vida a un montón de gente y que no hay razón para confiar en otra cosa.
¿Qué espera el buceador recreativo que lo adquiere?
Lo que promete el fabricante. Fundamentalmente, que le salve la vida en caso de quedarse sin aire.
El comprador imagina la aterradora vicisitud de quedarse sin aire en la profundidad, no encontrar a su compañero y, entonces, sacar su SpareAir de un bolsillo, ya que ocupa muy poco espacio para, respirando de él, llegar hasta la superficie sano y salvo.
Veremos si este propósito es verosímil o, por el contrario, es un pensamiento desiderativo o con un fundamento cuanto menos dudoso.
¿Para llegar a superficie?
La primera pregunta sería: ¿desde qué profundidad? No olvidemos que el límite de profundidad para el buceo recreativo con monobotella es de 40 m, guste o no (al Autor no le gusta ya que opina que no se debiera pasar de 30 m y que 40 m debiera ser una profundidad vedada al menos para el buceador ocasional tipo, que es mayoría). (A quienes alberguen dudas sobre los límites de profundidad, se recomienda leer el artículo titulado «¿Hasta qué profundidad puedo bajar? LOS LÍMITES DE LAS TITULACIONES DE BUCEO RECREATIVO EN ESPAÑA«).
En ese rango legal recreativo con monobotella, analicemos varios casos suponiendo que no se hace parada de seguridad (para entender y tener criterio sobre su procedencia en caso de emergencia, leer el artículo titulado «EL SENTIDO DE LA PARADA DE SEGURIDAD«), con un SCR o SAC estándar y muy optimista de 30 l/min y una velocidad de ascenso también estándar de 10 m/min:
1– Desde 40 m. Tardaremos 4 minutos en llegar a superficie, siendo la profundidad media 20 m y, por tanto, 3 bar la presión media. Por tanto, 30 l/min x 3 bar x 4 min = 360 l. Con los 85 l del aparatito, únicamente tendríamos casi 1/4 del gas que necesitamos. No llegamos ni de lejos.
2– Desde 30 m: Aplicando los mismos cálculos tendríamos 2,5 bar de presión media (15 m); 3 min. Por tanto: 2,5 x 3 x 30 = 225 l. Tendríamos 1/3 del gas que necesitamos. No llegamos.
3 – Desde 20 m: 2 bar (10 m) x 2 min x 30 l/min = 120 l. Tendríamos 2/3 del gas necesario. Tampoco llegamos.
4 – Desde 15 m: 1,75 bar x 1,5 min x 30 l/min = 78 l. Llegamos justos.
5 – Desde 10 m: 1,5 bar x 1 min x 30 l/min = 45 l. Llegamos holgados.
Si se considerara hacer la parada estándar de 3 minutos a 5 metros, habría que sumar a los anteriores consumos 135 litros (1,5 bar x 30 l/min x 3 min = 135 l). En tal caso, no habría gas ni para hacer toda la parada solamente, por lo que hay que descartarla en cualquiera de los casos. Y queda descartada cualquier operación de lanzamiento de boya deco, cuestión importante en cualquier ascenso en un lugar inesperado.
Es decir, si el propósito del Spare Air clásico fuera poder tener gas para llegar a superficie a la velocidad máxima de ascenso, aunque fuera sin parada de seguridad, no se debiera bucear con él a más de 15 m de profundidad. Realmente esto, que es totalmente insuficiente incluso para el buceador recreativo tipo y para el límite legal establecido para el buceo recreativo con monobotella, da un idea de las limitaciones en cuanto a capacidad de gas del aparato.
«Ya. Pero no se trata de subir respetando velocidades, sino de sobrevivir«, espetará el lector.
La respuesta de quien esto escribe sería que, efectivamente siempre es mejor acabar en un hospital hecho polvo que ahogarse, pero que llevar algo para, en el mejor de los casos, acabar en una cámara hiperbárica, ya sería lamentable. Puestos a llevar algo, ¿no sería preferible que lo que llevamos nos permitiera ascender llegando a la superficie de manera segura?
La realidad
Como se explicó detalladamente en el anterior artículo titulado «Todas las setas se comen … pero algunas, sólo una vez: EL FALLO CATASTRÓFICO«, los incidentes casi siempre no son como nos los imaginábamos o queremos creer que son.
En dicho artículo se describe la realidad de cualquier accidente, que empieza por una fase de desconcierto, sigue por determinados intentos de resolver la situación, de buscar al compañero y otras acciones que se desarrollan generalmente en un estado de angustia y total falta de aire que consumen un tiempo apreciable y vital.
En ese contexto, veamos para cuánto tiempo da el Spare Air con las premisas (muy poco conservadoras, a juicio del Autor) con el SCR estándar de 30 l/min.
1 – A 40 m de profundidad, el consumo sería de 30 l/min multiplicado por la presión ambiente, es decir, 30 l/min x 5 atm = 150 litros/min. Por ello, todo del gas del Spare Air (85 litros) daría escasamente para algo más de 30 segundos antes de agotarse completamente. Probablemente el buceador que previamente hubiera confiado que el aparato le llevaría hasta la superficie se encontraría con la muy angustiosa sorpresa a ver cómo se queda sin ningún recurso tan rápidamente, teniendo todavía 40 metros de agua por encima hasta llegar a la superficie.
2 – A 30 m, siguiendo el mismo procedimiento, el Spare Air daría para poco más de 40 s.
3 – A 20 m, proporcionaría aire para algo menos de un minuto.
4 – A 15 m, el gas daría para estar poco mas de un minuto escaso.
En otras palabras, si se considera que ante una eventualidad como mínimo se pierde un minuto en enterarnos de lo que ocurre y buscar una solución o al compañero, el gas que contiene el aparato analizado no llega ni para éso por debajo de 15 m de profundidad. No hablemos ya de subir a superficie y menos de paradas de seguridad o de desplegar boyas deco, como se ha dicho anteriormente.
¿Sirve para llegar al compañero?
Hay quien opina que el artefacto sirve para dar unas pocas bocanadas a veces necesarias hasta llegar hasta el compañero.
No es preciso decir que esta suposición parte de un evidente error de procedimiento previo como es ir separado del compañero.
No porque sea lo habitual en el buceo recreativo exime de ser un error el tener que llevar un artefacto para cuando nos saltemos los procedimientos de seguridad. No nos lo saltemos y no hará falta llevar un cacharro más. Una segunda fuente de gas es algo completamente distinto ya que no está destinada a resolver el problema de la distancia al compañero única y presuntamente, sino que es una auténtica redundancia que nos hace independientes de él, en el peor de los casos.
Pero, aunque aquél fuera su propósito, recordemos que a 40 m proporcionaría 30 segundos de tiempo; a 30 m, 40 s; a 20 m, 50 s.
También recordemos que buceo recreativo únicamente se puede respirar aire o Nitrox y que por debajo de 30 m probablemente se tenga un nivel de narcosis apreciable, por lo que los tiempos de reacción ante cualquier eventualidad serán mucho más extensos de lo que serían en superficie.
El lector deberá ponerse en situación y juzgar si estos tiempos son suficientes para encontrar a un compañero que anda por no se sabe dónde fuera de su visión, quizá incluso en el mismo océano. Y si le parece razonable comprar y llevar un cacharro que sólo sirve para intentar resolver malamente el incumplimento del protocolo al que debiera atenerse.
¿Suficiente para unas pocas bocanadas que permitan un escape libre?
Si ése fuera el propósito, muy escuálido sería. Veamos:
- A 40 m con un consumo estándar de 30 l/min permitiría respirar 75/(5 x 30) = 0,5 min. Tendríamos gas para 30 segundos. No parece que sirva para gran cosa.
- A 30 m y de igual manera, permitiría respirar 75/(4 x 30) = 37 s. Tendríamos gas para 37 segundos. Tampoco parece que sirva para gran cosa.
- A 20 m permitiría respirar 75/(3 x 30) = 0,8 min. Tendríamos gas para 50 segundos. Teniendo en cuenta que tenemos dos minutos hasta superficie sin paradas, serviría para hacer un escape libre dando unas bocanadas. Pero … ¿hacer un escape libre respirando de éso es seguro? Lo veremos a continuación.
- A 15 m permitiría respirar 75/(2,5 x 30) = 1 min. Tendríamos gas para 1 min hasta superficie. Aunque ascenderíamos sin parada y a una velocidad superior a la máxima de 10 m/min, sólo a esa somera profundidad podríamos subir de manera que nos aproximáramos algo a la seguridad.
Pero, hechas estas consideraciones, hay que pensar si es posible realizar un escape libre respirando por el camino y, en caso de poderse hacer, si es seguro.
A juicio del Autor, es irreal dividir el escape libre en tramos porque, por definición, en esa situación el buceador se desprende de todo el lastre que puede y «tira con todo lo que tiene» a superficie sin controlar absolutamente nada. El gas contenido en su chaleco o ala se expandirá rápidamente acelerando su velocidad cada vez más. En esas condiciones es casi imposible que el buceador medio pare a ninguna profundidad intermedia y menos si se tiene sensación de ahogo.
El lector pensará con buen juicio que se puede realizar el ascenso con el Spare Air en la boca, dando bocanadas ocasionalmente. Pero, ¿es deseable inhalar cuando se está experimentando descontroladamente unos cambios de presión relativa tan importantes en tan poco tiempo? Si la teoría del escape libre dice que, por mucha sensación de ahogo que se sufra, se debe ir exhalando continuamente para contrarrestar el aumento de volumen del aire que se tenga en los pulmones al disminuir la presión tan deprisa, no parece lo más aconsejable inhalar nada en ese proceso de velocidad descontrolada, sino todo lo contrario para intentar evitar la sobre-expansión pulmonar.
Por ello, parece que el artefacto analizado únicamente tendría la utilidad de intentar subir controladamente respirando de él hasta una cota en que se nos acabara su suministro de gas que ofrece para, a partir de ella, iniciar un escape libre obviamente más corto.
La evolución
Al menos para el buceo, la insuficiencia del Spare Air es tan palmaria, que el propio fabricante ha comercializado un modelo con el doble de capacidad, es decir, con 6 cf (170 litros ). El lector fácilmente aplicará los cálculos anteriores a este nuevo volumen y llegará a sus propias conclusiones. El Autor no entrará a analizarlas, por las razones que se expresarán en el corolario de este artículo.
Pero hay más. Recientemente se han comercializado botellines con reguladores más o menos integrados pero dotados de manómetro y segunda etapa con latiguillo, acercándose a lo que es una etapa o pony.
Dichos modelos son generalmente de 6 cf (170 l) de capacidad. ¿Por qué este cambio en el regulador? Probablemente por comodidad y seguridad de uso.
Pero el Autor opina que para ese viaje no hacen falta esas alforjas porque le falta lo fundamental: suficiente gas para poder ascender en condiciones. Y, ya puestos, ¿por que no llevar un pony de verdad con gas suficiente?
¿Con o sin manómetro incorporado?
Se venden Spare Air sin un pequeño manómetro incorporado que supone un costo adicional. A juicio del Autor, es un disparate comprarlo sin él, ya que éste no deja de ser un dispositivo que permite comprobar la presión al menos antes de iniciar la inmersión.
Y esto de las comprobaciones, como se ha afirmado pormenorizadamente en el artículo «EQUIPAMIENTO Y COMPROBACIÓN DEL MATERIAL – Segunda parte: MONTANDO EL EQUIPO» es esencial. Y si algunas son especialmente importantes son las que afectan a los elementos últimos de seguridad, que son los que, si se necesitan, no pueden fallar. El octopus (al que frecuentemente se destina el regulador más viejo y barato) sería otro ejemplo de esto.
Es necesario decir que el mini-manómetro incorporado en la botella no sirve para nada más que para dicha comprobación previa, puesto que después, el aparatito se inserta en su funda de la que no saldrá hasta que se esté en una emergencia real y, en esa situación, nadie se puede poner a comprobar si hay más o menos gas, sino que se lo pone en la boca y se va disparado hacia la superficie, haya lo que haya dentro.
Porque una pequeña fuga puede producir que el buceador se encuentre con el juguetito vacío en el peor momento posible. Si alguien piensa que esto no es posible, el Autor tiene que confesar que muy al principio (cuando los mamuts poblaban la Tierra) de su trayectoria en esto del buceo -y en su entonces total ignorancia porque nadie nace enseñado- llevaba un Spare Air que por poco le mata la única vez que lo necesitó ya que se encontró con que estaba vacío. Una pequeña fuga por una tórica defectuosa había hecho que se escapara inadvertidamente la totalidad del gas que se había llenado por transvase el día anterior. Como evidencian estas líneas, se sobrevivió al evento por estar cerca de la superficie. La experiencia fue tal que no se llegó a cambiar la tórica defectuosa porque el juguete acabó en un contenedor de basura. No se vendió ni se regaló a un enemigo (a los amigos no se les regalan manzanas envenenadas). Se tiró a la basura directamente.
No piense el lector que este incidente provocó odio ciego hacia el producto que se analiza, sino que hizo reflexionar sobre él, reflexión que se fue concretando con la acumulación de conocimientos a lo largo del tiempo. Y, aunque la conclusión inicial era que el problema quizá -y sólo, quizá- no hubiera sucedido con un modelo con manómetro, se acabó sustanciando la opinión que se expone en el presente artículo.
Rayano en el surrealismo
Últimamente se ha comercializado un tipo de Spare Air que mezcla el botellín y su regulador integrado con una especie de segunda etapa que se conecta mediante un selector de una manera bastante curiosa y absurda nada menos que con el snorkel o tubo de respiración. El invento lleva un collarín como el que se emplea en la configuración hogarthiana para el regulador de emergencia.
La «genialidad» consiste en integrar la segunda fuente de gas con el snorkel poniendo a ambos en la posición del regulador de emergencia. El inventor debe pensar que así el buceador no tiene que decidir si llevarse una cosa u otra a la boca, tarea que debe entender que no está al alcance del buceador medio y que debe ser mucho más complicada que manipular el selector sin equivocarse para no llevarse un trago de agua o ahogarse.
La artificiosidad e innecesariedad de este tipo de engendros es bastante obvia y ponen de relieve hasta qué punto los fabricantes son capaces de imaginar complicaciones con tal de hacerse un nuevo hueco en el mercado y vender.
Todo esto se expone al lector únicamente cómo exhibición del absurdo, ya que al Autor le pone literalmente enfermo tener que mencionar estas cosas destinadas a un público novel e incauto que, a falta de formación, ve y compra cachivaches que cree le salvarán la vida y que prontamente acaban en el fondo de un trastero.
¿A partir de qué capacidad empieza a tener sentido?
Si el lector ha leído las anteriores entradas dedicadas al cálculo del Gas Mínimo, podrá fácilmente conocer el gas necesario para ascender de manera controlada y segura -incluso haciendo la parada de seguridad- desde una profundidad dada. Pero, aun siendo muy conveniente su lectura -sosegada y con papel y lápiz-, para que no tenga que repasarlo, vamos a hacer el cálculo, que es muy sencillo y cortito.
Como quiera que el límite de profundidad para el buceo recreativo es de 40 m, tomaremos esa distancia, así como un par de minutos de fondo adicionales (en los que estaríamos enterándonos de lo que pasa o buscando al esquivo compañero antes de no encontrarle y decidir subir). Consideraremos una velocidad de ascenso de 10 m/min hasta -5 m y de 3 m/min desde 5 m hasta superficie y un consumo en estrés estándar SCR de 30 l/min. En otras palabras, los límites habituales en cualquier ascenso recreativo.
En los dos minutos adicionales en que estaríamos en el fondo intentando sin éxito enterarnos de algo, librarnos del susto y encontrar alguna alternativa, consumiremos 30 l/min x 5 atm x 2 min = 300 litros.
Durante el ascenso hasta la parada que durará 3,5 min (35 m a 10 m/min) y se realizará a una profundidad media de 35 m /2 = 17,5 m (2,75 atm), consumiremos 30 l/min x 2,75 atm x 3,5 min = 290 litros.
Para la parada de 3 min a 5 m (1,5 atm), consumiremos 30 l/min x 1,5 atm x 3 min = 135 litros.
Desde la parada hasta superficie (5 m a 3m/min = 1,7 min) a una prof. media de 2,5 m (1,25 atm) consumiremos 30 l/min x 1,25 atm x 1,7 min = 65 litros.
Es decir, necesitaríamos razonablemente 300 + 290 + 135 + 65 = 790 litros para subir en las mismas condiciones de seguridad que en cualquier otra inmersión convencional.
Suponiendo que la carga de la botella/botellín está a los habituales 200 bar, ello significaría que necesitaríamos una capacidad de botella de 790 l / 200 = 4 litros.
Es decir, que si quisiéramos tener algo que verdaderamente nos sirviera para realizar un ascenso desde nuestra mayor profundidad autorizada y en las mismas condiciones de seguridad que en cualquier otra, nuestro Spare Air debería ser de 4 litros. Muy lejos de lo que se comercializa que, a lo sumo, llega a 1 litro en los modelos más grandes.
Si el lector no bucea a esa profundidad, sino que se ha impuesto otro límite, puede calcular la capacidad necesaria para esa profundidad concreta muy fácilmente y de manera similar, llegando a sus propias conclusiones.
¿Por qué no se fabrican es Spare Air más grandes?
La respuesta es obvia, pero la conclusión tiene su interés.
No se fabrican de mayor tamaño por qué la característica que los define y su mayor ventaja es precisamente que no ocupen espacio por ello si se fabricarán de la capacidad necesaria competirían con los tradicionales ponis y, tanto su nicho de mercado como su razón de ser, desaparecerían.
De hecho, los modelos de mayor capacidad se venden menos puesto que empiezan a resultar mucho más incómodos.
Y aquí llegamos a la interesante: se comercializa y vende como churros algo de una dudosísima seguridad pero qué es fácil y cómodo de llevar. Esta anteposición de la comodidad a la seguridad nos debiera hacer reflexionar.
Problemas adicionales
Independiente de las certificaciones para su uso, que muchas marcas que se venden en Europa no cumplen, los Spare Air, hasta que no se demuestre lo contrario, son cilindros y reguladores de buceo que se cargan a 200 bar. Y ¿la ley no exige que TODOS los recipientes de alta presión pasen por una serie de revisiones anuales y quinquenales?
¿Alguien ha visto llevar a revisión alguna vez un Spare Air? El Autor no tiene noticia de que tal prodigio de haya visto en ninguna parte. Y, entonces, ¿qué pasa si uno de ellos estalla al cargarlo? -por ejemplo-.
Mucha gente cree que por ser un dispositivo pequeño, es inofensivo. Pero cargar algo con una presión de 200 bar es un asunto muy serio y potencialmente muy destructivo, aunque sea pequeño.
Además, no sólo se llenan las botellitas con compresores o por trasvase de botellas más grandes, sino que los propios fabricantes venden unas bombas de pie parecidas a las de bicicleta para ello.
La bomba de mano que el Autor ha podido analizar viene con un filtro de aire reemplazable que dice asegurar la calidad del aire de buceo. Sin embargo, en las instrucciones no se brindan detalles sobre la frecuencia con la que se debe cambiar el filtro de aire, cómo se compra un filtro de reemplazo o cuánto cuesta el filtro. Tampoco se pudo ver ninguna mención sobre la lubricación de la bomba manual. ¿Qué aceite se utiliza con la bomba manual y con qué frecuencia se debe lubricar? No se sabe.
Algunos fabricantes recomiendan no bombear aire en el aparato durante más de 5 minutos seguidos. (El Autor duda que alguien que no sea un deportista de élite pueda hacerlo). Luego, se debe dejar que la bomba se enfríe durante 15 minutos después de cada carga de 5 minutos. Al comienzo de cada período de enfriamiento, se debe abrir el tornillo de purga para que el calor y la humedad puedan escapar.
Incluso algunos fabricantes recomiendan que la presión de llenado sea de 50 a 100 bares para facilitar el uso y optimizar la vida útil de la bomba. (Esto es ya lo último que quedaba por ver). Si el aparatito no da para mucho, resulta que para no dañar la bomba hay que cargarlo con la mitad o la cuarta parte, que no dan ni para ir a 6 m.
Todo esto no destila ningún aroma a seguridad, precisamente. Y hablamos de algo que mucha gente lleva para que le salve la vida.
Las alternativas
La primera a considerar es obviamente no bucear a una profundidad y en unas condiciones que hagan del escape libre un ascenso «a vida o muerte».
En opinión del Autor, 30 m es ya una profundidad considerable para el buceador recreativo tipo, debiendo considerar dicho buceador recreativo no ir más allá, aunque la ley se lo permita.
La segunda es no apartarse demasiado del compañero.
Puestos a ir separados «cada uno a la suya», como es habitual en el buceo recreativo al uso, al menos no estaría mal desarrollar la costumbre de permanecer más cerca y atento del compañero cuanta más profundidad se alcanzara.
Pero la medida definitiva sería llevar una segunda fuente de gas de verdad.
Llevar un pony de aluminio S40 o una botella de acero de 5 litros, que significan 1000 ó 1200 l, no es tan complicado. Ello sí permite hacer un ascenso holgado y en condiciones desde 40 m, según el cálculo anterior.
El lector argüirá que esto es más incómodo y voluminoso. Pero, aunque así fuera (que no tiene por qué habiendo enganches que hacen que llevar una botella pequeña sea casi imperceptible), ¿qué se prefiere? ¿llevar algo cómodo que no funcione o algo un poco más incómodo que funcione? Respóndase a sí mismo cada uno y óbrese en consecuencia.
Sin embargo, una verdadera etapa es un engorro para los centros recreativos. Comprarlas -con sus correspondientes reguladores-, mantenerlo todo y la logística que implica lleva a que nunca se implantarán en el buceo recreativo, exigencia que, además, no consta el la ley. De esta manera, un buceador recreativo tiene generalmente problemas en muchos centros para alquilar una redundancia de aire. Por el contrario, un Spare Air es un complemento personal que cada buceador puede adquirir y lleva fácilmente en su bolsa. De ahí su éxito.
Corolario
Un Spare Air pretende ser una suerte de redundancia de gas. Pero ya se ha visto las enormes limitaciones del sistema, por lo que no cabe aplicarle tal consideración, por lo que resulta en la práctica muy engañosa.
Como hemos visto, el aparato más utilizado de 3 pies cúbicos (85 litros) empieza a tener algo de sentido si no se supera una profundidad de 10-12 m. Pero cualquier buceador medio no se restringe a estas cotas someras normalmente y, llevándolo más abajo, tampoco es un prodigio de capacidad aunque se utilice el modelo de 6 pies cúbicos o de 1 litro (cuyo rango máximo serían quizá los 15-17 m).
De hecho, el Autor opina que es una posición interesada y negligente no advertir de sus enormes limitaciones a los potenciales compradores, que lo adquieren creyendo que su efectividad se mantiene en todo el rango de profundidades del buceo recreativo, sobre todo cuando su mercado es fundamentalmente el de buceadores ocasionales que no tienen formación ni herramientas para cuantificar todo esto ni formarse un criterio. ¡Cuantas veces se ha cruzado quien esto escribe con buceadores con monobotella y un Spare Air en sus chalecos a 40 m o, incluso, más!
Pero es que algunos fabricantes ofrecen auténtica publicidad engañosa (además de inculta y disparatada). Por ejemplo, una plataforma mundial ofrece lo siguiente:
S***O Equipo de Oxígeno para Bucear Bombona Oxigeno Portatil
Mini Botella de Buceo de 1 litro con Capacidad de 15-20 Minutos Buceo De Oxígeno del Mini Tanque.
(…)
El tanque de buceo S***O tiene una capacidad de 1L y se puede usar para 340 respiraciones bajo el agua a plena capacidad. Se puede utilizar durante 15-20 minutos de tiempo de inmersión.
En caso de reclamación, el fabricante seguramente argumentará que los datos se obtuvieron buceando en una bañera y que todo buceador debe tener la capacidad de contrastar la información. Pero ¿realmente la tiene con la enseñanza al uso? No parece viendo tanto buceador recreativo con ella a profundidad.
En cualquier caso, si el lector decide -a pesar de todo lo dicho en este artículo-, comprar uno de estos aparatos, se le aconseja fuertemente adquirir el modelo de mayor capacidad posible y cuantificar el límite de profundidad a partir del cual considere que le aporta alguna seguridad.
La postura del Autor es: o se bucea dentro de los límites y respetando los protocolos (sobre todo la proximidad constante al compañero), o se lleva redundancia de verdad.
Pero estas cosas que parece que son algo y no son casi nada, no. No hacen más que confundir al novato y hacerle creer que va seguro por llevarlo. Y, lo que es peor, de alguna manera puede animarle a saltarse la seguridad, ya que cree tener recursos para ello si las cosas van mal.
¿Es mejor tenerlo que no tenerlo en alguna circunstancia concreta? Posiblemente. Pero llevar algo de una eficacia tan exigua introduciendo una complejidad innecesaria, no es lo mejor ni debe ser la postura de ningún buceador.
Uno de los principios que deberían ser inculcados a fuego en todo buceador que empieza, sería: bucear con gas de sobra. Con holgura. Sin racanear nada por una presunta comodidad que nos puede ocasionar un problema grave. Otro debiera ser no comprar estas cosas a modo de amuleto.
además de todo lo dicho, con lo que concuerdo totalmente, yo añadiría lo que en economía se denomina «Riesgo moral». Que es el motivo por el que los seguros con franquicia son más baratos. Si tienes la sensación de que aunque seas descuidado con el coche, si lo rascas te saldrá grátis, es razonable pensar que no te importará mucho acercarte a la columna del garaje. Si tienes una franquicia, no pasará eso.
Con este engendro puede pasar algo parecido, una falsa sensación de seguridad que te lleve a no respetar los protocolos que SI te pueden salvar la vida (sistema de compañeros, redundancia en fuentes de gas, etc)
En definitiva, se puede dar la paradoja de que sea más fácil tener un accidente que acabe con tu vida si llevas ese trasto que si no lo llevas.
Gracias por el artículo.
Hola, no encuentro a nadie que comente la utilidad para pesca submarina en apnea, que es para lo que lo quiero yo. En caso de quedarme enganchado a 10, 15, 20 m. poder tener una bocanada o dos de aire para controlar la situación y poder emerger con relativa tranquilidad soltando el aire. Creo que en ese contexto sí que es un buen salvavidas.
Saludos.
Hola.
Bueno … quizá debieras frecuentar blogs sobre apnea, no sobre buceo autónomo como éste.
En cualquier caso es interesante tu comentario. Y no estoy seguro del uso que se le daría porque deben ser fuerte la tentación de utilizarlo no para situaciones de emergencia, sino para prolongar el tiempo de fondo.
Y en tal caso, se plantea un problema adicional: la pesca con botella (sea cual sea su tamaño) está prohibida en muchos países, entre ellos España.
Un saludo.
G.
Muy experto has de ser para que en una situación de emergencia a 15-20 metros le des un par de bocanadas “al chisme” y asciendas con tranquilidad sin peligro de lesión pulmonar o descompresiva….