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Recientemente han empezado a aparecer en distintas publicaciones reseñas sobre un nuevo adaptador plástico de monobotella (en inglés «single tank adapter«), para su uso con ala, fabricado por una conocida empresa de material de buceo.

Lamentablemente, el lector de habla hispana está acostumbrado a que revistas -y ahora vídeos- dedicados a cualquier actividad o sector (da igual que trate sobre bicicletas, coches o buceo) generalmente sean auténticos catálogos publicitarios en los que la crítica objetiva de productos ni está, ni se la espera. Sin querer juzgar a nadie en particular, lo cierto es que es inevitable pensar que «poderoso caballero es Don Dinero» (de los fabricantes que, a través de la publicidad, financian las mismas revistas o canales que «analizan» sus productos). En el mundo anglosajón frecuentemente es muy distinto.

Pero vamos a aprovechar para analizar el objeto presentado, de manera general.

El conjunto botella-ala-placa-arnés

Quizá el lector utilice un chaleco o jacket convencional y no esté muy tanto del uso de una ala recreativa por lo que, antes de entrar en materia, se tratará de explicar brevemente su montaje.

El buceador se pone un arnés alrededor del torso (provisto de argollas para enganchar y al que se le pueden añadir accesorios como bolsillos, cuchillos, etc.) con una placa a la espalda de diferentes formas según el modelo -generalmente metálica, aunque también existe de fibra de carbono-, sobre la que se fija una ala con dos tornillos. Al conjunto se le une la botella mediante una o dos cinchas que la rodean y que se introducen por ranuras al efecto (también llamadas «colisos», más exactamente) dispuestas tanto en el ala, como en la placa.

Las ventajas e inconvenientes de este sistema respecto del chaleco o jacket convencional se analizarán en un próximo artículo. La siguiente fotografía ilustra el conjunto.

¿Qué es un adaptador de monobotella?

Como se dice, las cinchas que sujetan la botella se pueden introducir a través de las ranuras existentes tanto en el ala como en la placa, de tal forma que al tensarlas y cerrarlas, todo debe hacer un conjunto inseparable.

Sin embargo, hay quien considera que el conjunto no es lo suficientemente «compacto» o «estable» y añade una pieza más llamada adaptador.

Un adaptador de monobotella es una pieza rígida intermedia entre la botella y el conjunto ala-placa-arnés. Suele presentar un perfil en forma de U más o menos abierto con agujeros y ranuras o colisos. Suele medir unos 35 cm de longitud. En la siguiente foto se puede ver un modelo convencional.

Adaptador tipo

Dicha pieza se sujeta generalmente con tornillería a la placa metálica, con el ala entre las dos, aprovechando los tornillos de fijación entre la placa y el ala. Posteriormente se atraviesa dicho adaptador con una o -generalmente- dos cinchas de las convencionales para sujetar a él la botella. Así tendremos un conjunto arnés-placa-ala-adaptador-botella.

Las cinchas que sujetan la botella se introducirán por las ranuras o colisos del adaptador (hay también quien los introduce por los del ala y la placa, da igual).

De esta forma, los dos conjuntos arnés-placa-ala y adaptador con cinchas-botella quedarán unidos por los dos tornillos dispuestos entre adaptador y placa, a través de sendos agujeros al efecto del ala.

La distancia entre dichos agujeros tanto en la placa y ala como en el adaptador, está normalizada siendo siempre la misma (11″ = 279,4 mm). Por ello, el lector en principio no debiera preocuparse respecto de la compatibilidad entre piezas de distintas marcas. Pero se dice «en principio» porque en el mundo real suele haber pequeñas diferencias de fabricación de milímetros (quizá por los redondeos en la conversión desde el absurdo Sistema Imperial anglosajón al Sistema Internacional), que a veces hacen necesario el uso de la lima. (O hacen conveniente transformar el agujero inferior en un coliso de un par de cm de largo, de tal manera que en su longitud se asuman las pequeñas diferencias de fabricación de lo que se inserta en ellos. También hay recomendables placas y adaptadores con coliso ya hecho y agujero, en vez de dos agujeros, como el que se puede ver a la izquierda de la imagen anterior).

Comoquiera que la botella se «hinca» en los bordes del adaptador o descansa sobre él -dependiendo del modelo-, éste la mantiene sujeta en posición fija. Y como el adaptador está atornillado a la placa, todo hace un conjunto rígido que no se debe mover, que es de lo que se trata.

El adaptador suele ser casi siempre metálico. Las diferencias entre distintos modelos estriban en si están más o menos abiertas sus bocas, más o menos agujereados, su peso, etc., pero esencialmente son lo mismo. Últimamente han aparecido modelos de plástico como el mencionado al principio del artículo, de los cuales hablaremos luego.

Distintos materiales y «par galvánico»

Las placas habitualmente son de acero inoxidable y hacen de lastre fijo. Para viajes, han proliferado tanto las placas de acero de superficie reducida, como las placas de aluminio. En los últimos tiempos, también hay disponibles (a un precio considerable) placas de fibra de carbono.

En consonancia con los materiales de las placas, se han ido realizando adaptadores de los mismos materiales, de tal suerte que en la actualidad se pueden encontrar en el mercado adaptadores de distintas formas de acero inoxidable, de aluminio, de plástico e, incluso, de fibra de carbono.

Empezando por el final, los adaptadores de fibra de carbono presentan la ventaja del ínfimo peso y escasa flotabilidad positiva -puesto que su volumen es muy reducido- y el inconveniente del precio. El Autor también alberga dudas respecto a su duración a largo plazo en las zonas de roce con los tornillos metálicos necesarios para fijarlos a las placas. Son demasiado nuevas para haber experiencia al respecto y emitir una opinión definitiva.

Los adaptadores de plástico son auténticos mamotretos cuyo volumen es desproporcionado para la función que pretenden cumplir. Como se dice al principio del artículos, una conocidísima empresa de buceo ha empezado a comercializar este tipo de adaptadores de los que el Autor sospecha sin pruebas de su excesiva flotabilidad positiva y escasa durabilidad. Realmente todo ese volumen puede ser sustituido por un simple y barato perfil metálico en «U», pero parece que hay que alimentar el mercado con novedades sin fin.

Adaptador de monobotella plástico

También se han desarrollado adaptadores de aluminio, especialmente para disminuir el peso del equipaje en los aviones.

Llegados este punto, es preciso mencionar que no es conveniente mezclar distintos materiales en placa y adaptador. El avezado lector se frotará las manos pensando que ha pillado en un desliz a este torpe Autor, ya que la tela del ala separa el material de la placa y el del adaptador, pero no es realmente así, puesto que los tornillos que los unen suelen ser de acero inoxidable y estos sí están en contacto con ambos elementos.

Y ¿qué problema puede haber en poner en contacto elementos de diferente metal? Pues que se produce entre ellos un par galvánico, es decir, una corriente eléctrica que se produce cuando se ponen en contacto metales distintos en presencia de un electrólito (en nuestro caso el agua salada). Ambos metales tienen una diferencia de potencial, por lo que se forma una pila galvánica en la que el ánodo o potencial más negativo (el aluminio) se corroe mientras que el cátodo o potencial menos negativo (el acero inox) no sufre corrosión.

Es el mismo efecto que produce corrosión en los barcos con casco de aluminio (hasta tal punto que en muy poco tiempo pueden quedar inservibles si están amarrados cerca de barcos de acero y no tienen «ánodos de sacrificio» de magnesio o zinc que desvíen hacia ellos la corriente deshaciéndolos poco a poco, en vez de deteriorarse el casco al que están adheridos y protegen.

En otras palabras, a la larga se producen corrosiones en los elementos de aluminio. Esto no tiene una gran importancia para el buceador recreativo individual por el número de inmersiones que realiza al año y por tanto, el tiempo en que sus dos elementos de metales diferentes se hayan sumergidos juntos en agua salada. Pero sí puede ser algo a considerar en el caso de equipos de alquiler de un centro. De todas formas, el lector debe saber que esto ocurre, aunque no le afecte.

El lector también podría argumentar que, en el caso de utilizar aluminio en alguno de los dos elementos -o en ambos- se podría utilizar tornillería también de aluminio. Esto es cierto, pero tuercas y tornillos de aluminio de métrica (M8) son mucho más difíciles de encontrar que los de acero inox y sus roscas son mucho menos resistentes. Realmente, al buceador habitual no le merece la pena complicarse la vida con estas cosas.

¿Una o dos cinchas?

La inmensa mayoría de los adaptadores y también de las alas están pensados para atar la botella con DOS cinchas.

Ello se puede comprobar fácilmente observando cómo prácticamente todas las alas (véanse como ejemplo las imágenes de este artículo) presentan dos filas de ranuras.

Cierto es que se podría utilizar sólo una de las filas con una única cincha, pero si la intención hubiera sido un sistema de cincha única, la fila de ranuras se hubiera colocado en el centro del ala, como es lógico. Y no es así.

Y ¿por qué dos y no una? Pues precisamente para evitar el giro de la botella longitudinalmente sobre el plano de la placa y, de paso, para poder fijarla suficientemente sin depender del consabido adaptador.

Los modelos mencionados de adaptadores de plástico disponen de una gran superficie o «cama» sobre la que descansa la botella (similar a las piezas existentes en muchos chalecos convencionales). Dichos modelos ofrecen la posibilidad de utilizar una única cincha. Pero para ese viaje no hace falta tanta alforja: cómprese mejor un «chaleco de alas mixto» recreativo que ya resuelve con piezas similares esto y obténgase lo mismo desde el principio.

Sin embargo, cambiar una cincha por una pieza de plástico no parece un buen negocio habida cuenta de que la cincha es más sencilla, barata y aporta una mayor seguridad puesto que no es descartable la apertura de una hebilla. (De hecho, cuando era un novato el que esto escribe, recibió un botellazo en la cabeza procedente de alguien que descendía por el cabo detrás y pegado a él y al que se le desprendió la botella por enganchar el cierre en el propio cabo y abrírsele la única cincha que llevaba. Y como «la letra con sangre entra», dos cinchas con hebillas orientadas en distintos sentidos han sido regla desde entonces. Hay que aprender de los errores, sobre todo de los ajenos cuando la sangre es de uno).

Ventajas e inconvenientes

La única ventaja que tiene la utilización de estos accesorios es que fija totalmente la botella al conjunto de ala-placa-arnés.

El primer inconveniente, a tenor de los dicho en el anterior párrafo, es que añadimos una pieza más al equipo. Esto en el ámbito recreativo no es algo que parezca importar mucho, pero en el técnico a algunos nos saca de quicio.

Por otro lado y dependiendo de la geometría del adaptador, la botella quedará separada del cuerpo unos centímetros más respecto a la posición que tendría no llevándolo. Pareciera que esos centímetros no tienen relevancia, pero se nota una mayor inestabilidad al principio, pues aumenta el momento de rotación que el peso y flotabilidad de la botella ejercen sobre el eje del cuerpo, al aumentar la distancia respecto de aquél. Aunque a todo se acostumbra uno. Es por ello que, si el lector desea utilizar este tipo de piezas, se le recomienda que compre una lo más aplastada posible, huyendo de las de sección casi cuadrada.

Las alternativas

Ala con rulos

Ala para monobotella con rulos adaptadores

Hay alas que tienen incorporadas unas protuberancias o «rulos» en la zona de las ranuras de las cinchas. Dichos rulos está conformados con el mismo material -Cordura- con que se hacen las cinchas, y son sensiblemente rígidas. Pueden ser completas o partidas como las de la foto anterior. Tienen por objeto fijar un poco la posición de la botella respecto del ala, dificultando que la primera gire respecto de la segunda. Y, sin llegar a obtenerse una compacidad como la que permiten los adaptadores rígidos, cumplen razonablemente su función.

Por el mismo precio, el lector que quiera adquirir una ala para monobotella, haría bien en no elegirla por su bonito color y fijarse en estos detalles que a lo mejor le ahorran más piezas, más dinero y, por ende, más complejidad innecesaria.

Adaptador de tela con rulos

Adaptador con rulos de tela

Digamos que, con relación al ala «con rulos», este adaptador son rulos postizos. Tiene la ventaja de que no eleva o separa casi la botella respecto del conjunto ala-placa y la desventaja de su menor rigidez y acople. El Autor preferiría siempre uno metálico de perfil lo más bajo posible a este apósito.

Placa con pliegues

Placa con pliegues para monobotella

Hacer unos pliegues adicionales a la placa de tal manera que sirvan para encajar la botella es una vieja idea de quien esto escribe. No la llegó a desarrollar tanto por la enorme pereza que atesora, como por las razones que se dirán en el corolario al final de este artículo. Como todas las ideas geniales y únicas que se le ocurren al Autor, algunos millones de personas más las han pensado antes y varias las han desarrollado. Una vez más, la molicie le ha librado de perder el tiempo.

Valga esta fotografía para mostrar lo que se describe, aunque sea difícil encontrarlo comercialmente.

Placa con resaltes incorporados

Placa con rulos incorporados para monobotella

Existen placas como la de la foto anterior que llevan incorporadas una protuberancias a modo de rulos fijos y rígidos (los señalados con flechas rojas), que cumplen la misma función de estos, si bien la tela del ala se interpone entre ellos y la botella.

Y, aunque no existen muchos modelos de placas comercializadas que dispongan de ellos, si se dispone de una placa de acero inox, es muy fácil incorporárselos soldando unas varillas del mismo material (soldadura inox, por supuesto). En el caso de placas de aluminio es algo más complicado porque requiere una soldadura más especializada.

Cuando no hay más remedio

Alas con y sin ranuras para cinchas

En la imagen se pueden ver dos modelos de la misma marca, uno con agujeros y ranuras para las cinchas de la botella y otro sólo con agujeros.

Obviamente, el primero puede ir con o sin adaptador, pues las ranuras permiten prescindir de él. El segundo lo necesita necesariamente al no tenerlas y no poder pasar las cinchas a su través hasta llegar a la placa.

El Autor no se explica las razones de fabricar dos modelos distintos cuando uno de ellos cumple ambas funciones. Y se explica todavía menos que alguien pueda comprar el que exige necesariamente adaptador.

Sea como fuere, si alguien tuviera el poco ojo de haber comprado un ala sin ranuras, el adaptador sería inevitable.

Declaración insistente de principios

Como se ha dicho en otros artículos, se insiste en que debiera estar claro para todo buceador que en todo tipo de buceo conviene MUCHO seguir un principio de simplicidad y economía. Es decir, llevar únicamente lo que se necesita y, cuanto menos, mejor. Este principio guiará lo a a continuación se va a exponer.

Corolario

Al párrafo de «Alternativas», le falta la principal: NO LLEVAR NADA.

Realmente, aun considerando que todos los adaptadores y rulos mencionados añaden fijeza a la posición de la botella, el Autor nunca los ha echado de menos. Cierto es que prescindiendo de ellos se vuelve importante la correcta colocación inicial –presentación de la botella- y la fijación con fuerza de las dos cinchas.

Por ello, la recomendación en todo caso sería llevar alas con rulos incorporados o placas con protuberancias integradas como las descritas. Por la sencilla razón de que no molestan y ayudan -aunque no sean imprescindibles-, sin añadir nuevos elementos ya que forman parte integrante de los ya se llevan.

Se va a aprovechar la circunstancia para ilustrar una idea que recurrentemente es expresada en los artículos dedicados las distintas líneas de formación existentes actualmente en el buceo.

En ellos se dice que una de las diferencias más importantes es la distinta mentalidad que el alumno adquiere.

Esto de los adaptadores sería un buen ejemplo: el buceador con mentalidad recreativa (que no tiene necesariamente porqué ser un buceador recreativo sino que también hay buceadores técnicos con mentalidad recreativa) no le importa sumar nuevos artefactos a su equipo. Se diría que incluso se encuentra más «protegido» por la creencia de que llevar más equipo implica tener más recursos y, por ende, más seguridad. Por el contrario, el buceador con mentalidad técnica es muy cuidadoso a la hora de sumar un nuevo componente a su equipo puesto que lo que lleva está muy supeditado a sus protocolos y formación. Tiene que estar muy convencido de su necesidad. Y como quiera que además su sistema suele estar estandarizado, añadir un componente le supone algo peor que un dolor de muelas.

En el ámbito técnico se repite frecuentemente el conocido -y algo maleducado- acrónimo en inglés KISS («Keep It Simple, Stupid!«), pero esto resulta incomprensible decirlo en el recreativo.

Así pues desde este punto de vista se puede entender que este tipo de artilugios de dudosa o más que dudosa necesidad sean adquiridos en el ámbito recreativo o, mejor pudiéramos decir, en el ámbito de la mentalidad recreativa.

La adición de una complejidad que se revela innecesaria como la que suponen los adaptadores separados con sus correspondientes tornillos para conseguir mayor fijeza de la botella, parece innecesaria para quien esto escribe.

Sin embargo, para gustos los colores. Sirva este artículo para que, como siempre, el lector se informe de las posibilidades disponibles así como de sus ventajas e inconvenientes, haga sus probaturas y decida lo que mejor estime. Pero con conocimiento de causa. No es otro el objetivo de este blog.

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